DIVERSIDAD SEXUAL

"Salí dos veces del closet": Andrea Yusett, hombre trans desde hace 9 años

Yusett tiene su pareja, una mujer cisgénero, con quien mantiene una relación amorosa desde hace 12 años

Hombre Transgénero.Créditos: Christian González
Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- El busto y glúteos reducidos, abundante barba y la voz más gruesa, son algunos de los cambios físicos que ha tenido Andrea Yusett Zárate Vidal quien, hace como nueve años, decidió comenzar un cambio de su aspecto de mujer a la de un varón por medio de un tratamiento hormonal y otros procedimientos médicos.

Pese a que desde antes estaba convencida de que su cuerpo era una cosa y su ser otra, transcurrieron muchos años para determinar lo que en realidad es: una persona transgénero.

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A los 24 años de edad, cuando cursaba la mitad de la maestría y le explicaban sobre los temas de transgénero, transexualidad y travestismo, se da cuenta de que en realidad era él y no ella, como biológicamente había nacido.

“Se me vino un mundo de recuerdos, y nunca fue como el sentirme niño, pero tampoco encajaba en el sentido de ser niña; no me gustaban los vestidos, me sentaba siempre con las piernas abiertas (como acostumbra un varón); ya se veía ahí que era diferente”, relata, entre risas, a La Silla Rota.

(Foto: Especial)

Los retos

A sus 33 años cumplidos, Andrea Yusett, quien no vio necesario cambiarse el nombre de pila, se dice un hombre pleno, sin embargo, recuerda que, para llegar hasta esta instancia, tuvo que sortear algunos obstáculos o tabúes que rodeaban a su familia, a sus seres queridos y a sus compañeros y compañeras de escuela.

Para el originario de Tuxtla Gutiérrez hubo prácticamente dos “salidas del clóset”: la primera, dice, lo que tenía que enfrentar ante su padre, madre y sus hermanas, al confesarles, a los 17 años de edad, que era lesbiana.

“En esta primera salida del clóset de quien menos recibí apoyo y de quien pensaba que recibiría más apoyo, fue mi mamá, quien me hizo la ley del hielo un año, a pesar de vivir en la misma casa”, relata Andrea Yusett, quien confiesa que, por el contrario, su papá sí lo entendió.

Pero lo más complicado fue confesarles que no sólo era lesbiana, sino que, años más tarde, quería modificar su cuerpo. En esta “segunda salida del clóset”, su mismo padre rechazó el cambio, sobre todo por la preocupación de que su hija se “metiera” hormonas, en el aspecto de un posible deterioro de la salud.

Poco a poco, confiesa, la situación se ha normalizado; en mera pandemia, su mamá cambió y a Andrea la empezó a nombrar como hijo, “aunque aún está en ese proceso de aceptación, cada quien a su ritmo”, refiere el entrevistado.

(Foto: ESpecial)

Redes de apoyo

Si en ocasiones había sufrido por lo que vivía con sus seres más cercanos, todo lo superó con algunas redes de apoyo, incluidas sus dos hermanas, ambas menores que él.

Sin duda, Andrea Yusett refiere que su pareja, una mujer cisgénero con quien mantiene una relación amorosa desde hace 12 años, ha sido importante, pues ha palpado de mejor manera este proceso, incluida la mastectomía que se realizó hace como un mes, “pues primero me conoció como mujer y ahora como vato (risas)”.

Incluso, ella y él vivieron el duelo, es decir “despedir a Andrea y recibir o darle la bienvenida a Yus”. A pesar de sentirse respaldado, en su caminar vivió algunos momentos desagradables, como lo ocurrido hace algunos años en un baño del aeropuerto en la Ciudad de México.

Aunque en ese instante su aspecto era más de mujer, no obstante el corte de cabello similar al de un varón, una policía le advierte que no podía estar en ese sitio con el argumento de que “el sanitario de los hombres estaba del otro lado”. Molesto, Andrea se levantó la playera para enseñarle sus senos para hacerla ver que era mujer.

“Acá la pregunta es: a todas las mujeres que se cortan el cabello, o que no tienen muchos pechos, ¿les vas a hacer lo mismo? A pesar de que no sean de preferencia les, sino hetero… En mi caso, también lo tomo de quien viene”.

Otra cuestión que le ha ayudado a no sentirse mal cuando ocurren situaciones de ese tipo, es su profesión de terapeuta, aunque se desempeña en otros campos como la docencia, el activismo, entre otros.

(Foto: Especial)

Adiós a la menstruación

Con el proceso de aplicarse las hormonas, uno de los primeros cambios que notó Andrea en su cuerpo fue el cese de la menstruación, y el reajuste de grasa corporal.

“Antes tenía mucha cintura, pompas, cadera y pechos, o sea, estaba muy marcada en eso, y le decía a mi pareja: ‘Odio estos huecos’, y ella me decía, ‘cintura’, pero para mí eran huecos”.

Lo que le parece, hasta la fecha, increíble, fue la aparición de vello en varias partes de su cuerpo, como en los brazos y la cara (barba).

Un proceso costoso

Pero el cambio de su apariencia no ha sido fácil, al menos en la parte económica. De su propia bolsa, ha salido para cada uno de los pasos que ha decidido dar entorno a su imagen.

Uno de ellos, de los primeros que recomiendan los especialistas, es el del chequeo hormonal, cuyos costos rebasan los 5 mil pesos.

Sin embargo, él está consciente de que no ha dejado de insistir en la parte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al cual tiene acceso; aunque reconoce que, gracias a otras personas “trans”, ya se da el tratamiento hormonal gratuito en esa dependencia.

“También ya se ha hecho la extracción de los testículos (orquiectomía), se lo hicieron a una amiga, aunque obviamente con un montón de luchas, pero ya se empieza a superar ese burocratismo”, explica el entrevistado, quien desde que tiene uso de razón practica deportes como el futbol o baloncesto, hasta la fecha.

(Foto: Christian González)

Otros"muros" que vencer 

Para Andrea Yusett, quien desde que era niña también es aficionada a los videojuegos y no las muñecas, aún no pasa por su mente hacer una modificación en su credencial de elector, pues para él implica mucho gasto económico y de tiempo.

Lo que menos desea, dice, es conflictuarse en ese tema. Sin embargo, advierte que han tenido capacitaciones con el Instituto Nacional Electoral (INE) para que el trato hacia alguien de la diversidad sea de respeto y con profesionalismo. “Porque aún no hemos tenido la Ley de Identidad de Género, al menos en Chiapas”.

Basado en la experiencia de otros amigos y amigas que han hecho las modificaciones en esa identificación, comenta que cuando retornan a tierras chiapanecas buscan que, por lo menos, les resguarden sus actas de nacimiento. “Pero en este estado el personal (del INE) no sabe cómo hacerlo”.

Ante este panorama, Andrea Yusett espera que, en un futuro no lejano, se le dé apertura a la Ley de Identidad de Género en la geografía chiapaneca, tanto para la parte educativa y de salud.

“Ésta daría pauta a quienes hagan su cambio de identidad, para que puedan llegar y tomar este sector de salud más seguros y seguras, pero como no hay un cambio de identidad, pues cuando llegas a consulta con tu carnet azul como en mi caso, y te dicen, ‘¿dónde está la paciente Andrea?’, y pues soy yo, pero con barba”.