Las cantinas de la CDMX son espacios con más de un siglo de historia donde conviven tradición, sabor y convivencia. Surgieron como lugares exclusivos para hombres, pero con el tiempo se transformaron en puntos de encuentro abiertos, donde la cerveza fría, la botana y la charla son protagonistas del ritual chilango.
En estos salones con azulejos, barras de madera y tarros escarchados, se han tejido crónicas políticas, amistades eternas y sobremesas que duran horas. Más que bares, las cantinas representan la memoria viva de la ciudad: son refugios populares donde la comida sencilla y el trato cálido siguen venciendo al paso del tiempo.
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¿Cuál es la historia de la cantina de CDMX con casi 100 de historia?
Se trata de El Salón Corona, un emblemático establecimiento que fue fundado en 1928 por José Iglesias (conocido como don Pepe); comenzó siendo una taquería de guisados en la planta baja de la histórica Casa Borda, una mansión novohispana del siglo XVIII ubicada en Bolívar 24, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Con el tiempo, la oferta gastronómica del restaurante evolucionó para incluir cervezas de barril, consolidándose como un punto de encuentro social y culinario para artistas, periodistas, oficinistas y vecinos por igual, esparciéndose en varios puntos clave de la capital mexicana.
El edificio, originalmente un espacio residencial con biblioteca, comedores, capillas y más, fue fragmentado a finales del siglo XIX en varios locales; uno de ellos se convirtió en Salón Corona, cuyos muros aún preservan testimonios de episodios tan memorables como el Mundial de Fútbol de 1986: una icónica foto del penal fallado por Hugo Sánchez cuelga en su interior.
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La cantina antigua que se volvió una franquicia
Varios sitios web especializados en gastronomía internacional han señalado al recinto como “una cervecería casi mítica” ubicada en una vieja casona del siglo XVIII, ideal para aquellos comensales que buscan tertulias, risas y pláticas bohemias en un entorno tradicional. No es un espacio para música ambiente, sino para conversaciones animadas, creando un atomósfera vibrante y auténtico.
La oferta gastronómica de El Salón Corona es sencilla pero reconfortante: tacos y tortas de guisados, ceviche, caldo de camarón, quesadillas y más, siempre acompañados de cerveza en caña, tarro o bola. También destacan platillos con pescados y mariscos, como tacos de camarón empanizado o filete de pescado.
Sin embargo, El Salón Corona también ha sufrido momentos trágicos; su sucursal de Filomeno Mata fue víctima de una explosión ocurrida en junio de 2024, causada por una acumulación de gas. A pesar de que no hubo lesionados, el negocio demostró el compromiso por mantener viva la tradición del lugar.
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El Salón Corona se ha vuelto un punto de identidad para el Centro Histórico: un testimonio de que las tradiciones no están peleadas con la evolución. Representa una cantina que supo crecer sin perder el piso, y que honra sus raíces sin volverse caricatura.
EONM
