La Ciudad de México tiene más de 1,000 edificios llenos de historias y leyendas que provienen de distintas épocas; en las cuatro paredes han albergado innumerables sucesos históricos y personajes que han cambiado al país de toda manera posible, marcando un antes y un después.
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Sin embargo, ninguno de estos lugares es tan enigmático y majestuoso como lo es esta cantina localizada en el centro de la Ciudad de México, donde se ha escrito la historia de la música popular mexicana y en sus asientos han estado importantes cantantes, actores y políticos de diversas generaciones. A punto de cumplir 100 años, te contamos su historia.
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¿Cuál es la historia detrás de la cantina mexicana favorita de Chavela Vargas?
Se trata de El Salón Tenampa, cantina que nació en 1925 en la Plaza Garibaldi de la Ciudad de México, cuando Juan I. Hernández Ibarra, un empresario originario de Jalisco, abrió un establecimiento para traer el sabor tapatío a la capital mexicana. En sus inicios, servía comida y bebidas típicas, pero pronto se volvió un referente del mariachi.
A lo largo de los años, El Salón Tenampa se consolidó como el lugar predilecto del mariachi en la ciudad. Fue durante la década de los 30, que los músicos se reunían en la plaza para ofrecer una que otra canción a los clientes. Su fama creció con la llegada de bohemios, compositores y artistas que lo convirtieron en su punto de encuentro.
Uno de los momentos icónicos en la historia de la cantina fue la presencia del cantautor José Alfredo Jiménez, quien solía frecuentar el negocio y escribía canciones en sus mesas. Algunas leyendas aseguran que en este salón surgieron éxitos como “Ella” y “El rey”. Sus visitas reforzaron la tradición del mariachi como parte del folklor nacional.
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Fue durante las décadas de los 40 y 50 que El Salón Tenampa vivió su época dorada. Actores y cantantes importantes de la llamada época de oro del cine mexicano, como Pedro Infante y Jorge Negrete, no solamente filmaban sus películas ahí, sino que pasaban noches de fiesta en la cantina. Esto contribuyó a su mitificación y lo convirtió en un destino turístico obligado.
Con el pasar de las décadas, esta cantina ha sabido mantenerse vigente. Ha sido testigo de la evolución de la música ranchera y ha acogido a generaciones de músicos y clientes. Algo llamativo es su decoración, con murales y fotografías de grandes figuras del mariachi de la música mexicana, que refuerza su aura nostálgica y tradicional.
La Plaza Garibaldi, donde se encuentra El Salón Tenampa, también ha cambiado. A pesar de que enfrentó problemas de seguridad, vandalismo y deterioro, varias remodelaciones se hicieron con el propósito de revitalizarla. Aún así, el negocio sigue atrayendo a amantes de la música ranchera y turistas en busca de la esencia mexicana.
Hoy, con casi un siglo de historia, El Salón Tenampa es más que un bar o un restaurante: es un símbolo cultural de México. Su legado sigue vivo en cada canción que se entona en sus mesas, en cada brindis con tequila y en la emoción de quienes visitan este histórico rincón de la Ciudad de México
