DUA LIPA

Lo que descubrimos dentro de La Dua, la taquería de Dua Lipa en la CDMX

Taquería La Dua promete ser una extensión de los 3 conciertos que ofrecerá la británica en el Estadio GNP

La euforia por la cantante británica llegó
Taquería La Dua.La euforia por la cantante británica llegóCréditos: Omar Mendiola
Escrito en YO SOI TU el

Desde que la Taquería Los Caramelos anunció su colaboración con Dua Lipa para acompañar los tres conciertos que la cantante ofrecerá en el Estadio GNP Seguros, la ciudad entró en un estado peculiar de emoción colectiva. No era la primera vez que la música coqueteaba con la gastronomía —ahí estaban las ya míticas tortas de Linkin Park como precedente—, pero algo en esta alianza parecía despertar un fervor distinto, casi generacional. La promesa de un espacio donde los tacos y el pop británico dialogaran sonaba tan improbable como irresistible.

Lo cierto es que, pese al entusiasmo, nadie sabía realmente qué esperar. La dinámica había sido un misterio bien guardado: ¿cómo serían los tacos?, ¿qué tan grande sería el espacio?, ¿habría objetos coleccionables?, ¿cómo se traduciría el sello norteño del chef Bernardo Bukantz —moreliano de nacimiento y obsesivo del street food— en un concepto pensado para una estrella mundial? Los rumores crecían casi tan rápido como las filas que pronto ocuparían la avenida Michoacán.

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Los tres tacos que te ofrece La Dua | Omar Mendiola

Al llegar a La Dua, como bautizaron al pequeño espacio pop-up, la primera imagen que recibe al visitante es una figura de cartón tamaño real de la cantante. Dua Lipa, inmóvil pero luminosa, posa al lado de la entrada como si fuera ella misma quien da la bienvenida. Algunos se detienen para tomarse la foto obligada; otros, ansiosos, siguen de largo.

El ritual continúa con la presentación del código QR que confirma el registro: un empleado lo escanea con precisión casi militar y, sin decir palabra, estampa un sello en el brazo del asistente. Ese pequeño gesto de tinta funciona como un pasaporte para la experiencia.

La fila sobre la avenida Michoacán avanza con ritmo intermitente. Hay risas, conversaciones, fans vestidos con looks inspirados en los videoclips de Dua y curiosos que simplemente pasaban y decidieron irse al camellón a observar el ritual de los afortunados que lograron obtener uno de los 800 boletos.

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La taquería esta ubicada en la avenida Michoacán | Omar Mendiola

Cuando finalmente se cruza la última barrera humana, un trabajador de Los Caramelos entrega una bolsa de papel kraft, ligera pero simbólica. Dentro vienen tres objetos inesperados: una cajita de mentas, un pequeño calendario y un gorro de taquero de papel. El souvenir perfecto para documentar el absurdo (y encantador) del momento: un accesorio típico del oficio mexicano convertido en pieza pop.

La experiencia en La Dua comienza antes de probar un solo bocado. Todo arranca con el desembolso obligatorio del Paquete La Dua, esos $249 pesos que funcionan como boleto de entrada al pequeño ritual: tres tacos mínimos, un consomé y una bebida que promete refrescar la espera. Porque sí, aquí se paga primero y luego se aguarda.

Mientras uno aguarda a que se desocupe un espacio —cualquier espacio— para poder arrimarse y comer de pie, aparece un mesero amable que, sin prisa, pero sin pausa, pregunta por la bebida. Es el primer gesto humano en medio del gentío. Cinco, quizá siete minutos después, llega la caja: un envase de papel estilo ochentero que despierta nostalgia inmediata. Dentro, los tres tacos que caben en la palma de la mano, tan pequeños como la paciencia de quienes esperan detrás. El consomé, anunciado como refill, se sirve en vasos diminutos; un detalle que mueve a risa o resignación, según el ánimo del comensal.

Taquería La Dua | Omar Mendiola

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En una esquina, un carrito funciona como estación de guarniciones. Tres tipos de salsas —ninguna extraordinaria, aunque cada una intenta tener personalidad propia—, además de cebolla, cilantro y limones que completan el ritual taquero. Todo está ahí, dispuesto como en cualquier taquería capitalina, pero con el brillo mediático que convierte lo común en destino.

Y entonces ocurre lo inevitable: uno se reconoce dentro del paisaje clásico de las taquerías de la Ciudad de México. Comer de pie sobre una mesa de metal, hombro con hombro, pidiendo permiso al desconocido de al lado para alcanzar una servilleta o compartir una anécdota rápida.

Por supuesto que los comentarios no pueden faltar: gente acudiendo a La Dua en su hora de comida, grupos de amigos, parejas, seres solitarios, hasta incluso foráneos, como el caso de América y Dante, dos sonorenses que decidieron aventurarse a la CDMX y llegar a este mítico lugar: “No sabía qué esperar”, admite la joven.

La pareja de amigos viajó desde el norte del país para asistir al segundo concierto que ofrecerá Dua Lipa en la CDMX y, por supuesto, hicieron su parada obligatoria en la taquería temática de la intérprete de “New Rules”.

“No sabía qué esperar, me lo imaginaba diferente; llegué cuando ya estaba la gente y me emocioné mucho más. Están muy padres los souvenirs, están buenos los tacos, las margaritas están un poco fuertes, pero igual está muy bueno todo”, comentó Dante.

Por su parte, América respaldó lo dicho por su amigo, destacando el servicio de meseros; sin embargo, criticó que el espacio era reducido. “Estábamos muy pegados con la mesa de atrás, pero, como estás un ratito, no más comes y te vas”.

Nada es extraordinario dentro de la taquería La Dua. Desde afuera, uno pensaría que el lugar tendría al menos una pared tapizada con fotografías de la cantante, playeras con su nombre, llaveros brillantes o algún tipo de merch que confirme el fenómeno pop que la rodea. Pero al cruzar, la escena cambia: la realidad es otra, más cruda, más cotidiana, más simple, más chilanga.

EONM