Las cafeterías en la Ciudad de México tienen una rica historia que se remonta al siglo XVIII, cuando se introdujo el café como bebida popular en el Virreinato de la Nueva España. En aquella época, las primeras casas de café comenzaron a surgir como lugares exclusivos frecuentados por la élite y los intelectuales. Que además servían como puntos de reunión para discutir ideas políticas, literarias y artísticas.
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Posteriormente, las cafeterías se fueron transformando hasta tener un papel importante en la vida cultural de la capital mexicana, convirtiéndose en sitios emblemáticos, albergando una gran cantidad de historias y siendo testigos de los cambios culturales y políticos que sucedieron en el país.
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En las últimas décadas, las cafeterías de la CDMX han evolucionado con el auge del café de especialidad y la tendencia global hacia lo artesanal. Actualmente podemos encontrar una gran variedad de establecimientos con diversas temáticas, desde lo vintage y antiguo hasta animes, gatos y películas. Sin embargo, uno de estos negocios ha logrado destacar del resto por estar abierto las 24 horas del día. Aquí están los detalles.
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¿Cuál es la historia detrás del café de CDMX que abre las 24 horas del día?
Considerado como uno de los cafés más antiguos de la Ciudad de México, podemos encontrar en la emblemática calle 5 de mayo, en el Centro Histórico de la capital, la cafetería La Pagoda, un negocio cuya historia se remonta a mediados del siglo XX y que, desde entonces, ha gozado de un éxito sin precedentes.
Originalmente, el establecimiento funcionaba bajo el nombre de Café París en la calle de Gante, ofreciendo una mezcla de gastronomía china y mexicana, característica de los llamados "cafés de chinos" que proliferaron en la ciudad entre las décadas de 1930 y 1940. Sin embargo, para 1990, los propietarios de la Cafetería El Popular adquirieron el negocio con el propósito de tener una sucursal en la zona.
Gracias a la popularidad y la calidad de las bebidas fue como este establecimiento se distinguió de las demás, provocando que fuera rebautizado como La Pagoda, en alusión a las construcciones orientales destinadas a la restauración espiritual, reflejando su objetivo de ofrecer un espacio para revitalizarse a través de la buena comida.
A lo largo de los años, La Pagoda se diferenció por su servicio ininterrumpido, operando las 24 horas del día, lo que la convirtió en un punto de encuentro popular para diversos públicos, desde noctámbulos en busca de un "after" culinario hasta trabajadores y turistas que recorrían el centro de la ciudad a cualquier hora.
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El menú de La Pagoda ofrece una amplia variedad de platillos que fusionan la cocina mexicana con influencias chinas. Además, su panadería es reconocida por la frescura y calidad de sus productos, como los bísquets, tacos de piña y el chuz, un pan relleno de crema pastelera y espolvoreado con azúcar glas, que suelen acompañarse con el tradicional café con leche.
El café ha sido frecuentado por personalidades de distintos ámbitos, incluyendo políticos como Vicente Fox y Rosario Robles, intelectuales como Carlos Monsiváis y artistas como Lalo España, quienes han encontrado en este espacio un lugar acogedor para disfrutar de la gastronomía local.
Durante su historia, La Pagoda ha sabido adaptarse a las necesidades de sus clientes, ofreciendo paquetes económicos que se sirven a cualquier hora del día. Además, el café ha incorporado delicias de temporada, como el pan de muerto, la rosca de reyes y un panqué de granos y semillas durante la época navideña, enriqueciendo su oferta gastronómica.
A pesar de los desafíos enfrentados, La Pagoda sigue siendo un símbolo de la rica tradición de las cafeterías en la Ciudad de México, representando la fusión cultural y la evolución de los espacios gastronómicos en el corazón de la capital. Su legado perdura en la memoria de quienes han disfrutado de sus platillos y en la historia culinaria de la ciudad. Su horario de atención es de todo el día.