Los churros llegaron para quedarse; esta preparación procedente de España se convirtió en uno de los alimentos más importantes del país. No importa su origen, esta dulce preparación ha conquistado el paladar de varias generaciones por muchos años, además de volverse todo un referente en la gastronomía mexicana.
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De acuerdo con varios investigadores, los churros comenzaron a ser uno de los platillos favoritos de nuestros antepasados, debido a su fácil preparación y al ser una excelente opción para los campesinos que paseaban a sus ovejas churras (de ahí el nombre). Con el pasar de los años, la receta se mantiene exacta, pero ahora pueden ir rellenos de mermelada, cajeta o chocolate.
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En la actualidad, los churros se volvieron los alimentos ideales para consumirlos a cualquier hora y en cualquier sitio, ya sea con un café o un chocolate caliente, hasta incluso ser esa botana necesaria cuando tenemos muchos pendientes y no nos da tiempo de comer. Los puedes encontrar en cualquier sitio, ya sea desde las tradicionales churrerías, en carritos o con la emblemática persona que carga con una cesta y va gritando la famosa frase "¡Churros!".
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¿Cuál es la historia detrás de la churrería más vieja de la Ciudad de México?
En un pequeño local en el corazón de la Ciudad de México se encuentra El Moro, considerado por muchos como la churrería más antigua de la capital y el ejemplo perfecto de cómo el talento, la perseverancia y las tradiciones pueden convertir un negocio de alimentos en una de las cadenas más importantes del país.
De acuerdo con su historia, El Moro nació cuando Francisco Iriarte fue forzado a migrar a México en 1930, esto debido a la guerra civil que sucedía en España. Una vez que llegó a tierras aztecas, el joven español comenzó a vender churros en el Zócalo de la capital con la ayuda de un pequeño carrito.
Poco a poco su fama y reconocimiento fueron creciendo hasta que finalmente, con los recursos necesarios, abrió un pequeño local en la avenida San Juan de Letrán (hoy Eje Central Lázaro Cárdenas), donde a modo de homenaje y nostalgia decidió llamarlo El Moro (ya que en el país europeo así es conocido a las personas que se dedican a hacer los churros).
Gracias a los churros y su delicioso sabor, el local fue gozando de bastante popularidad, llegando a ser recurrido por miles de capitalinos, quienes hacían largas filas con tal de disfrutar de este postre, cuya receta se mantiene intacta. De hecho, celebridades de diferentes ámbitos como Cantinflas, Tin Tan, Octavio Paz o Carlos Fuentes fueron vistas degustando de los churros.
Aunque Francisco Iriarte murió hace varios años, El Moro se sigue consolidando como una referencia gastronómica y cultural del país, esto gracias a José, Santiago e Ignacio, hermanos del fundador, quienes migraron a México para poder continuar con este negocio 100% familiar.
Poco a poco se han abierto sucursales alrededor de la capital mexicana de este negocio, brindando la oportunidad a diferentes generaciones, turistas y amantes de la comida, de no solamente poder disfrutar de los churros, sino también de otras especialidades que El Moro ofrece a sus clientes, desde cafés artesanales hasta atoles de varios sabores.
Actualmente, la dirección general de El Moro recae en Santiago Iriarte, uno de los nietos de Francisco que no solamente se dedica a expandir el negocio familiar a otras regiones del país, sino también a exportarlos a nivel internacional.