La actriz Agustina Quinci atraviesa uno de los momentos más significativos de su carrera en México. Con una década viviendo en el país y un recorrido que la ha llevado de festivales internacionales a rodajes intensos, hoy celebra su segunda nominación al Premio Ariel, ahora en la categoría de Mejor Coactuación Femenina por su trabajo en la película "No nos moverán".
Con emoción y gratitud, reconoce que esta candidatura es un paso más en un camino que ha construido con esfuerzo, talento y la certeza de que el cine es una herramienta poderosa para generar memoria y conversación social.
“Cuando anunciaron las nominaciones, yo estaba en la clase de natación de mi hijo. Vi la transmisión desde el celular y de repente escuché mi nombre. No lo podía creer, empecé a reír y llorar al mismo tiempo, mientras mi marido no entendía nada y las demás mamás se me quedaban viendo”, relató la actriz en entrevista para La Silla Rota.
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Una historia marcada por la memoria
"No nos moverán", dirigida por Pierre Saint Martin, se adentra en los movimientos sociales de 1968 en México, un periodo que marcó profundamente la historia del país. Para Agustina, el proyecto significó no solo un reto actoral, sino también la oportunidad de conectar con un episodio que sigue resonando en generaciones enteras.
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Su personaje, Lucía, es una mujer argentina que trata de abrirse camino en medio de un entorno complejo y lleno de tensiones. “Me identifiqué mucho con ella, porque yo también llegué a México para buscar oportunidades lejos de casa. Es un personaje noble, sencillo, que lo da todo por amor, incluso viviendo en circunstancias difíciles”, explicó.
El proceso de casting fue intenso: cinco etapas entre self-tapes, audiciones por Zoom y pruebas presenciales. Sin embargo, desde que leyó las escenas supo que quería quedarse con el papel. “Conectar con Lucía fue inmediato, sentí que había mucho de mí en ella”, aseguró.
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Expectativas y nuevos retos
Aunque asegura que su mayor premio es haber formado parte de "No nos moveran", Agustina Quinci reconoce que ahora sí desea levantar la estatuilla del Premio Ariel. “En mi primera nominación tenía miedo de subir al escenario, no quería ganar. Ahora sí quiero, me emociona la idea de agradecer y vivir ese momento”, expresó con entusiasmo.
El camino de la actriz en México ha estado marcado por proyectos relevantes. Debutó en "La camarista" de Lila Avilés, participó en "No quiero ser polvo" de Iván Löwenberg, y ahora trabaja nuevamente con él en un nuevo proyecto. Todo ello mientras combina su carrera con la maternidad, un rol que transformó por completo su vida. “Soy mamá de un niño de dos años y mi prioridad es él, pero también quiero seguir filmando, trabajar más con el acento mexicano y seguir apostando por este país que amo”, afirmó.
Además, celebra la creciente presencia de mujeres en la industria. “Me encanta lo que están haciendo directoras como Alejandra Márquez Abella o Astrid Rondero. Se nota que el cine mexicano está siendo sacudido por voces femeninas poderosas y hay que seguir dándoles espacio”, sostuvo.
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En medio de aplausos y expectativas, Agustina Quinci se perfila como una de las actrices más destacadas de esta edición de los Ariel. Su talento, autenticidad y pasión por contar historias la colocan en un lugar privilegiado dentro del cine nacional, y ella lo sabe: “Este premio sería la cereza del pastel, un reconocimiento hermoso después de tanto esfuerzo. Pero lo más importante es que la película siga llegando al corazón de la gente”.
EONM
