PSICOLOGÍA

¿Eres de los que rechaza los abrazos? Esto dice la psicología

Para algunos, esta muestra de afecto puede generar incomodidad o incluso ansiedad, llevándolos a mantener la distancia para proteger su espacio personal

No todas las personas lo interpretan de la misma manera
Aunque el contacto físico suele considerarse una muestra de afecto.No todas las personas lo interpretan de la misma maneraCréditos: Freepik
Escrito en YO SOI TU el

El rechazo a los abrazos puede estar relacionado con factores emocionales, culturales y biológicos, según un informe reciente que examina las razones detrás de esta actitud.

Aunque el contacto físico suele considerarse una muestra común de afecto entre parejas, familiares y amigos, no todas las personas lo interpretan de la misma manera. Para algunos, este gesto puede generar incomodidad o incluso ansiedad, llevándolos a mantener la distancia para proteger su espacio personal.

¿Eres de los que rechaza los abrazos? Esto dice la psicología

Expertos en psicología afirman que la infancia y las experiencias tempranas con el contacto físico dentro del entorno familiar influyen significativamente en la forma en que una persona percibe los abrazos en la adultez.

Si durante los primeros años de vida el contacto físico fue limitado o inexistente, es probable que se desarrolle una preferencia por relaciones más reservadas y se eviten las muestras físicas de cariño. La autoestima también juega un papel clave: quienes atraviesan periodos de tristeza o sentimientos de desvalorización suelen evitar el contacto como una manera de resguardarse o reducir su exposición emocional.

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Desde una perspectiva clínica, el rechazo a los abrazos puede ser un indicador de trastornos como ansiedad, depresión o alteraciones en el estado de ánimo. Para muchas personas con estas condiciones, un abrazo no representa consuelo, sino que se percibe como una intrusión en su espacio personal.

En estos casos, la tendencia a alejarse actúa como un mecanismo de defensa que les permite mantener el control sobre su entorno. Cuando esta conducta persiste, los especialistas sugieren acudir a terapia psicológica para comprender su origen y desarrollar estrategias saludables para gestionar las relaciones interpersonales.

Más allá de los factores emocionales, las diferencias culturales también influyen en la manera en que se perciben los abrazos. Mientras que en algunas sociedades el contacto físico es una parte fundamental de la vida cotidiana, en otras se prioriza la distancia y la privacidad.

Otro factor a considerar es el estilo de apego inseguro, un patrón de relación que se establece en la infancia y que puede llevar a la persona a desconfiar del contacto físico como forma de expresión afectiva.

Freepik. Las diferencias culturales también influyen en la manera en que se perciben los abrazos

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A pesar de estas diferencias individuales y culturales, los psicólogos coinciden en que los abrazos pueden aportar múltiples beneficios a la salud física y mental. Investigaciones recientes destacan que este gesto favorece la liberación de endorfinas, ayuda a reducir el estrés, mejora el estado de ánimo y fortalece los lazos afectivos. Estudios del Instituto Europeo de Psicología Positiva han concluido que los abrazos contribuyen al bienestar general, elevan la autoestima, promueven el descanso y estimulan el desarrollo neuronal.

En definitiva, aunque algunas personas no se sientan cómodas con el contacto físico, los abrazos continúan siendo una herramienta valiosa para fomentar la conexión emocional y mejorar la calidad de vida.