Aunque el K pop sigue siendo uno de los mayores productos culturales de exportación de Corea del Sur, evidencias crecientes indican que su popularidad dentro del propio país está debilitándose. Factores como saturación del mercado, pérdida de identidad cultural y la presión intensa sobre los ídolos estarían alejando a jóvenes coreanos de un género que hasta hace poco representaba una forma de expresión local.
Algunos datos sobre el K-Pop
Solo el grupo BTS generó 4,650 millones de dólares en 2018, equivalente al 0.3% del PIB surcoreano. El género musical y cultural tiene alrededor de 800 millones de fans en el mundo, casi la mitad (45%) pertenecen a la generación Z, jóvenes nacidos a finales de los 90 y principios de los 2000 y su industria estará valorada en 20 mil millones de dólares para 2031, de acuerdo con un estudio de Miniso.
De acuerdo con un informe de Allied Market Research, en 2021 el mercado de eventos de K-pop fue valorado en 8,100 millones de dólares. Las cuatro principales agencias musicales del país surcoreano (HYBE, SM, JYP y YG) triplicaron sus ingresos combinados a casi tres mil millones de dólares entre 2019 y 2023, y su beneficio operativo alcanzó los 450 millones.
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El 35% de los que coleccionistas son personas de entre 30 y 45 años, mientras que solo el 35% son menores de 30.
El panorama reciente en Corea del Sur presenta señales claras de un retroceso del K-pop en su mercado local. Según datos citados por medios especializados, el organismo oficial Circle Chart —referente de rankings y estadísticas de música en Corea— reportó una caída en streamings digitales y descargas en 2025 respecto al año anterior, y una reducción sostenida desde 2019.
Además, informes de 2024 indican que las ventas físicas de álbumes del género bajaron un 19%, representando un nivel por debajo de los picos alcanzados en la última década.
Ese descenso no se limita a números: algunos lanzamientos recientes de grupos nuevos o consolidados no logran entrar en las listas más importantes, o si lo hacen, caen drásticamente en sus semanas posteriores.
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Datos a la baja
Sin embargo, datos de la industria revelan que las ventas acumuladas de los 400 álbumes principales en Corea del Sur cayeron más del 19% interanual en 2024. El total de unidades vendidas cayó por debajo de los 100 millones, desde 120.2 millones en 2023 a 98.9 millones en 2024.
El consumo de las 400 pistas digitales principales de K-pop en Corea del Sur disminuyó un 6.4% en el primer semestre de 2025 en comparación con el año anterior, y un 49.7% desde 2019.
El crecimiento de las exportaciones de álbumes se bajó drásticamente, con un aumento de solo 0.55% en 2024, en contraste con el crecimiento exponencial visto durante la pandemia.
Globalización vs identidad local: ese dilema que pesa
Una de las críticas más frecuentes entre fans y analistas coreanos es que el K-pop ha dejado de “sonar coreano”. El giro hacia lo global —con letras en inglés, producción pensada para audiencias internacionales y estilos musicales más genéricos— comienza a desgastar la conexión cultural que sustentaba su popularidad doméstica.
Este fenómeno coincide con la proliferación masiva de grupos, lanzamientos constantes y una industria orientada más a la monetización que al arte: un volumen tan alto de ofertas termina generando saturación y dificulta que cada grupo destaque.
Para muchos jóvenes surcoreanos, esa pérdida de “coreanidad” y autenticidad ha sacado al K-pop de su contexto original, transformándolo en un producto global más, difícil de identificar con su propia cultura.
Problemas estructurales de la industria: desgaste humano, polémicas y desencanto
Más allá de lo comercial, el desgaste de la industria también tiene un costo humano. Numerosos reportes resaltan la crisis de salud mental que afrontan los artistas: presión extrema, saturación de trabajo, estigmatización de la vulnerabilidad y, en casos lamentables, suicidios.
Ese contexto genera desapego tanto en artistas como en fans, y alimenta críticas al modelo de negocio: muchos sienten que los ídolos son tratados como productos, no como seres humanos, lo que erosiona la legitimidad artística del género.
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¿Crisis temporal o colapso sistemático?
Algunas voces proponen que lo que ocurre no necesariamente significa el fin del K-pop, sino un ajuste de su modelo de éxito. Con el agotamiento de los recursos tradicionales —álbumes físicos, fandom doméstico, giras locales— la industria podría estar forzando su redefinición hacia nuevos formatos, públicos y mercados.
Sin embargo, otros alertan que si no retoma su conexión con el público surcoreano —es decir, su base cultural original—, podría perder su relevancia incluso en mercados internacionales, donde la competencia por la atención es cada vez mayor.
EONM
