Era un foro pequeño. Junto a la taquilla estaba la entrda que daba a un pasillo y al final una dulcería. Del lado derecho, muy cera de la taquilla, se ubicaba la puerta hacia la butaquería. El público se las arreglabja para ocupar las butacas a través de un único pasillo que complicaba el paso hacia los lugares de la extrema derecha. Así era el Teatro Arlequín.
Frente a la butaquería estaba el escenario en el que Nadia Haro Oliva tuvo sus éxitos más brillantes en la década de los 50 y 60. La historia de esta actriz y la del Arlequín estuvieron unidos como si fueran madre y teatro. De hecho, la construcción del foro fue un regaló que le hizo su esposo, el coronel Antonio Haro Oliva, un militar mexicano que estuvo destacado en París en los años 30.
Ahí se conocieron y se enamoraron Antonio y Nadia. Cuando el coronel tuvo que volver a México, ella lo siguió y una vez en nuestro país, se casaron y compraron una casa por en la calle Vilalongín, muy cerca de la esquina con Paseo de la Reforma, por el rumbo del Monumento a la Madre.
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¿Quién construyó el Teatro Arlequín?
Nadia Haro Oliva era en realidad deportista olímpica: era experta en esgrima y representó a su país en varias ocasiones. Pero el destino hizo que en México descubriera su vocación de actriz y su marido la vio tan feliz en el escenario que quiso perpetuar esa alegría.
De modo que le construyó el Teatro Arlequín en lo que era el jardín de su casa. Hoy nada queda de ese teatro y tampoco de la casa. En su lugar hay un estacionamiento con vallas que anuncian conciertos y obras mientras los empleados intentan que los coches entren y salgan el estacionamiento sin obstruir mucho el tránsito.
Con obras de vodevil francés, el teatro Arlequín tuvo una época dorada con actuaciones memorables de Nadia Haro, quien llegó a hacer 1,000 funciones de una sola obra: La hora soñada.
En los diarios de la época se pueden consultar las reseñar de muchas otras obras que se presentaron durante las tres décadas siguientes:
Buena para todo (1961), Butaca 47 (1969), La pícara Cocó (1966), Cuándo se casa usted con mi mujer (1966), Bunny (1975) y Pepsi, la cariñosa (1986).
¿Por qué se destruyó el Teatro Arlequín?
Pero en la década de los 80, el Teatro Arlequín resintió la crisis económica que azotó al país. En 1994 tuvo una breve recuperación con la puesta en escena de La dama de negro, que actualmente todavía está en cartelera en otros teatros y que es hoy la obra más longeva en México.
Ese fue el último gran éxito del Arlequín. Hacia el año 2000, tuvo algunas temporadas con cómicos como el Loco Valdés y Héctor Lechuga pero el foro se notaba ya cansado y enfermo... igual que su dueña.
Nadia Haro Oliva finalmente decidió vender el teatro y la casa al productor Antonio Calvo, el productor de La dama de negro. En 2009 firmaron un trato que, sin embargo, tardó varios años en concretarse debido a conflictos legales derivados de la posesión del teatro.
Finalmente, en 2014, cuenta Antonio Calvo que ganó todas las instancias legales y pudo tomar posesión del teatro. Llamó a Nadia para avisarle que el teatro ya era de él y la actriz le deseó suerte. Dos días después, Nadia Haro murió: estaba a punto de cumplir 100 años.
Calvo entonces derribó el teatro, tal y como estaba en el trato con Nadia, para levantar un foro más grande y cómodo. El proyecto sin emabrgo se quedó sólo en los planos y nunca se llevó a cabo.
Hoy solo hay un estacionamiento cuya entrada obstruye el trásito vehícular, igual que en los estrenos de obras en el Arlequín, con la deiferencia de que en aquella época todo era por amor al teatro.
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