Con el avance de las sociedades, hay costumbres que se modifican; las personas rompen estereotipos y la posibilidad de habitar un mundo más equitativo, alejado de prejuicios, se acerca un poco más a nosotros.
Acerca de los cánones de belleza, en diferentes ámbitos se está acabando con el cliché del hombre alto, atlético, barbado o basado en otros arquetipos tradicionales de virilidad. La masculinidad hoy encuentra atractivo en otras vías de expresión e identidad, como la que los llamados “fruity boys” y “baby girls” muestran al mundo.
Ambos términos, adoptados y empleados principalmente por la generación Z, desafían a la heteronorma y sirven para definir a los varones que no entran en los viejos modelos de masculinidad.
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Los “fruity boys”son hombres que no esconden su lado femenino en su manera de vestir ni expresarse; son chicos con sensibilidad, comunicación abierta y asertiva. Por su parte los “baby girls” sí mantienen una estética masculina tradicional, pero muestran su lado emocional sin culpas y de una manera abierta.
Los estragos de la masculinidad tóxica
Como es bien sabido, la perpetuación de los modelos machistas ha derivado en violencia de género, homofobia y otras formas de discriminación, por eso es importante poner en relieve las nuevas manifestaciones de expresión de género.
En su más extrema manifestación, la violencia contra las mujeres deviene en feminicidios, que de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en México sucedieron a un ritmo de 2 por día, durante el primer trimestre de este año.
Por su parte, los actos de odio ocasionados por las retrógradas ideas machistas también dañan a las personas de la diversidad sexual y de género. El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBTQ+ contabilizaba, en 2023, 305 hechos violentos en contra de estas poblaciones, sólo durante el presente sexenio.
Nuevos tiempos, nuevas masculinidades
Para paliar los efectos negativos que la cultura de la heteronorma, el mundo necesita educación, sacudirse las ideas preconcebidas y adoptar una mayor apertura a las expresiones de género que son distintas a las tradicionales. El camino es largo, pero ya se cosechan algunos resultados.
De acuerdo con un estudio realizado por Bumble, en México, casi 4 de cada 10 personas (39%) han modificado su conducta para mostrarse más vulnerables y abiertos en sus relaciones afectivas. El mismo estudio muestra que el 29% de los mexicanos opina que la apertura que hoy se vive ha tenido un impacto positivo en su salud mental.
La generación Z (personas nacidas entre el último lustro del siglo XX y la primera década del XXI) ha definido diferentes formas de identidad masculina además de los “fruity boys” y “baby girls”. Son formas de expresión que empatan con las ideas igualitarias y progresistas que hoy permean en un número de personas cada vez mayor:
‘Rodent men’: son hombres que resultan atractivos a pesar de tener un físico que no cumple los estándares de belleza tradicionales, pero que demuestran tener un gran corazón.
‘Golden retriever’: se trata de hombres leales, animados, que dan seguridad y son devotos con sus parejas. Estos rasgos se comparan con los perros golden retriever: grandes, siempre esmerados por complacer y confiables.
‘Finance bro’: perfil de hombre con solvencia económica, un buen clóset y que demuestra que, frente a tendencias que vienen y van, una corbata y una cuenta corriente abultada siempre atraen.
A decir de la doctora Caroline West, sexóloga y experta en relaciones de Bumble, las nuevas expresiones de género resultan positivas. “Desde el punto de vista de las relaciones, es positivo que ahora estemos en una sociedad en la que los hombres pueden ser vulnerables y abiertos. Eso puede significar ser mucho más honesto con las emociones, lo que puede resultar atractivo para quienes buscan relaciones significativas”
Contar con más modelos de expresión de género y de sexualidad, hoy nos permite identificar, con mayor claridad, las expresiones de violencia contra las mujeres, personas LGBTQ+ y otras poblaciones vulnerables, mismas que necesitamos erradicar, por el bien de nuestra sociedad.
A partir de una mayor exposición de las diferentes formas de expresar la hombría, la sociedad puede avanzar en la normalización de nuevos modelos de masculinidad, que nos hagan cuestionarnos la toxicidad y otras nocivas maneras violentas que, históricamente, han constituido al patriarcado.