En el mundo actual, la moda es una parte esencial de nuestra vida cotidiana. Cambiar nuestro atuendo, estrenar prendas y seguir las últimas tendencias se ha convertido en una actividad común para muchos. Sin embargo, detrás de la apariencia y la emoción de estrenar ropa nueva, se esconde una realidad preocupante: la ropa desechable. En este contexto, marcas como Shein, Forever 21 y H&M han sido señaladas por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) como ejemplos de esta tendencia problemática.
La Profeco, en su afán por proteger los derechos y el bienestar de los consumidores, llevó a cabo un exhaustivo análisis de 44 marcas de ropa, en el cual destacaron cinco nombres que fueron catalogados como "desechables". Estas marcas son Bershka, C&A, Forever 21, H&M y Shein. Aunque estas empresas lideran el mercado del "Fast Fashion", es importante considerar los aspectos detrás de sus prendas de vestir.
El Fast Fashion
El concepto del "Fast Fashion" se basa en ofrecer ropa asequible y en tendencia a un ritmo acelerado. Sin embargo, esta velocidad tiene un alto costo. Las prendas producidas bajo este modelo tienden a tener una corta durabilidad debido a la baja calidad de los materiales utilizados en su confección. Fibras sintéticas derivadas del petróleo, como el poliéster y el nylon, son comunes en estas prendas y son conocidas por desgastarse rápidamente. El color se desvanece, la forma se pierde y las prendas se llenan de pelusa, lo que conduce a su descarte temprano.
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Además de la corta vida útil, la Profeco señala que estas marcas también tienen un impacto negativo en el medio ambiente. Las fibras sintéticas tardan años en degradarse, lo que contribuye a la acumulación de residuos textiles en el entorno. Este problema es exacerbado por la producción masiva y el descarte frecuente de prendas.
Otro aspecto relevante es la procedencia de estas prendas. Muchas de ellas son fabricadas en fábricas asiáticas, donde la mano de obra es más económica. Esto puede resultar en condiciones laborales precarias para los trabajadores y, a su vez, en una ética de producción cuestionable.
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La Profeco no solo se enfoca en las marcas de bajo costo, sino que también menciona nombres reconocidos y costosos como Guess, Benetton y Victoria's Secret, que también han caído en la trampa del "Fast Fashion" y su enfoque en la producción masiva.
Ante este panorama, la recomendación es clara: optar por la calidad en lugar de la cantidad. Invertir en prendas duraderas y de buena calidad puede ser más beneficioso a largo plazo. No solo se mejora la comodidad y el estilo personal, sino que también se reduce el impacto ambiental y se apoya una industria más ética y sostenible.
La ropa desechable es un problema que afecta tanto a los consumidores como al medio ambiente. Marcas como Shein, Forever 21 y H&M, aunque atractivas en términos de precio y tendencias, tienen un costo oculto que va más allá de lo económico. Elegir conscientemente dónde invertir nuestro dinero puede marcar la diferencia en la sostenibilidad de la industria de la moda y en la protección de nuestro planeta.