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“Sé que es difícil alcanzar los sueños, pero no es imposible”: Carmen Franco, única veracruzana de Las Rojas

Madre soltera, ingeniera y apasionada del baloncesto, a sus 22 años Carmen Franco hizo historia al convertirse en la jugadora más joven en debutar con Las Rojas Veracruz

Escrito en VERACRUZ el

VERACRUZ, VER.- Cuando presentan a Carmen como la única veracruzana del equipo de Las Rojas, sus ojos brillan y su sonrisa aparece como si aún fuera noticia nueva. Después de tres semanas, la impresión de haber cumplido “tan pronto” su sueño de entrar a la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) continúa.

Ella no lo sabe, pero en abril de 2025 hizo historia como la jugadora más joven en debutar con Las Rojas Veracruz. Con 22 años y sus poco más de 1.50 metros de estatura, Carmen Franco tiene una personalidad que, aseguran, es el reflejo puro de la esencia del equipo femenil.

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Y aunque lleva casi un mes de entrenamientos en el Auditorio Benito Juárez y dos juegos con Las Rojas, para Carmen Franco estar en un equipo profesional aún es como un sueño recién cumplido.

Con el número 6 en la espalda y del lado izquierdo de frente, demuestra a diario por qué merece estar ahí como la única veracruzana en un equipo conformado por 8 extranjeras y 3 mexicanas provenientes de otros estados.

Disciplina y pasión: ingredientes en su carrera deportiva

Entre risas que muestran su timidez, la orizabeña explica que no ha sido un camino fácil, pero sí constante el que la trajo hasta aquí. Fueron las horas de entrenamiento después de la escuela, del trabajo y de maternar sola, las que la prepararon para este momento que siempre soñó y que poco imaginó.

Desde que tenía 5 años, Carmen Guevara Franco encontró interés en “botar el balón” durante los entrenamientos de su madre y hermana, quienes también practican el deporte y la iniciaron en él.

Conforme creció, Carmen Franco encontró en la cancha un refugio que se volvió indispensable en su vida. “Me encanta, yo no puedo dejar de entrenar o de ir a jugar. Si yo pudiera jugar todo el día, lo haría”, admite con una sonrisa.

Cada tarde y hora de entrenamiento eran para ella un escape. “El básquetbol me ayudó mucho en todos los aspectos. Yo llegaba a la cancha y era de ‘bueno, dentro no tengo problemas’”, explica. Durante el entrenamiento, nada más allá del juego y la adrenalina existen.

La disciplina la halló en el camino. A los 5 años aprendió a “botar el balón” en el equipo infantil mixto Knicks, que estaba conformado únicamente por cuatro niñas y un niño, y se unió a una liga en Córdoba.

Créditos: Las Rojas

A los 6 entró a Stars, un equipo femenil en el que permaneció hasta sus 12 o 13 años y aprendió algo hasta entonces desconocido: el compañerismo. Después de participar en juegos municipales, estatales y nacionales, Carmen Franco se mudó al estado de Puebla, en el municipio de Tehuacán. En el equipo UPAEP, gracias al compañerismo aprendido y a la disciplina recién adquirida, Carmen Franco entró a las ligas prenacionales.

Terminada su formación media superior, Carmen Franco entró al equipo de baloncesto del Instituto Tecnológico Nacional de México (TecNM) de Orizaba, de donde se graduó recientemente como ingeniera en sistemas computacionales.

Mientras estaba en él y emprendía su nueva vida como madre a los 19 años, Carmen nunca dejó de entrenar. En esa época también estuvo en Patos Salvajes de Coatzacoalcos y en otro equipo, con el que jugó una final en Orizaba 36 días después de dar a luz.

Según explica, Mati –su hijo de 3 años– ha sido su motivación y nunca un impedimento en la lucha por sus sueños. Su día como madre soltera en Orizaba, recuerda, se dividía entre la universidad, su trabajo de 8 horas, su hijo y los entrenamientos de básquetbol.

“Mi mamá me apoyó mucho en esa parte, le dije que no quería dejar de jugar y me dijo que estaba bien”, explica. En Orizaba, recuerda que Mati la acompañaba ocasionalmente a sus entrenamientos, en los que siempre esperaba con paciencia.

Créditos: Las Rojas

Mati se queda sentado o se queda jugando con el balón. Yo sé que ahí es seguro y que voy a poder hacer mis cosas. Mati nunca fue un impedimento para que yo siguiera jugando básquet”, explica.

Entre risas admite que él también practica deporte, pero no básquet, sino fútbol. Sin embargo, dice, en cada partido que está, Mati le grita desde las gradas “¡Mamá, tú puedes! ¡Eres la mejor!”.

“Luego en las videollamadas me dice ‘¿por qué no vienes a dormir a la casa?’ y yo le digo que aquí trabajo, pero como que aún no entiende bien esa parte”, explica Carmen Franco.

El inicio de su carrera profesional

El básquet siempre significó alivio para Carmen Franco, especialmente para esos días en que se encontraba estresada y sobrepasada. Por ello, cuando se decidió a mejorar su rendimiento en el deporte y llegó la oportunidad de audicionar para jugar en Las Rojas, significó mucho.

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Acudió a Veracruz el 27 de abril con la intención de entrenar un día y luego regresar a Orizaba, donde trabajaba en una tienda de comida. Sin embargo, luego de quedarse una semana completa, Carmen Franco recibió la noticia de que había sido seleccionada para la temporada de mayo a junio.

“Lo primero que hice fue marcarle a mi mamá (...) yo estaba llorando, no cabía de la emoción. Les dije que no dijeran nada, que todo fuera entre nosotros, y pues ya en la noche me subieron a la página (de Las Rojas). Fue muy emocionante”.

Según Fernando Plata, encargado de la comunicación de Las Rojas Veracruz, Carmen representa el espíritu del equipo: competitivo, que pelea y que es cercano a la gente. Su presencia, explica, representa la conexión entre el estado y las jugadoras del equipo.

Carmen Franco explica que siempre ha tenido el apoyo de su familia, quienes la han motivado y le han dicho que demuestre sus habilidades. “Me siento muy feliz, emocionada, orgullosa de mí tal vez por el trabajo que vengo haciendo de atrás”, dice con una sonrisa.

“Siempre hay altas y bajas, o sea, (la vida) es una montaña rusa en cierto punto. Nunca se den por vencidas, siempre sigan adelante. Si tienen un sueño, luchen hasta llegar a él. Sé que es difícil, pero no es imposible”.