VERACRUZ, VER.- Majo Valenzuela, sonorense de nacimiento pero con su corazón en El Águila de Veracruz, equipo de softbol en el que juega como paradora en corto, es una inspiración para las niñas y niños que la observan desde sus asientos a metros de distancia. Aguerrida, alegre y talentosa es como la describen las mujeres de su equipo que han aprendido algo del lenguaje de señas que ella les enseñó, puesto que, pese a que los equipos rivales no lo noten, Majo tiene sordera profunda.
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El nombre correcto de su condición es hipoacusia bilateral profunda, discapacidad que padecen cerca del 2 por ciento de los niños en México,según cifras de la Secretaría de Salud. María Valenzuela, de 27 años, nació con esta discapacidad que no le impidió ser una de las jugadoras más talentosas del equipo de softbol Las Gloriosas de El Águila de Veracruz.
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Con emoción, una sonrisa en sus labios y con ayuda de una intérprete de Lenguaje de Señas Mexicanas (LSM), Majo explica que la sordera no ha sido un impedimento en el deporte que practica desde los 5 años y en el que ahora se desempeña como entrenadora de niños en el estado de Sonora.
Estadísticas de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2023 (ENADID), señalan que la dificultad de oír aun con el uso de un aparato auditivo o el impedimento de escuchar es la tercera discapacidad más común en México, ya que es padecida por el 19.4 por ciento de la población discapacitada, equivalente a 443 mil personas.
20 años de carrera deportiva
En el softbol, la audición no es un sentido indispensable. Este se utiliza para escuchar las indicaciones de los árbitros, para la comunicación entre los jugadores o para escuchar el bate y la pelota, pero puede ser fácilmente sustituido por señas durante el juego tal y como lo hace Majo desde su infancia.
Sin aparatos de audición, María Valenzuela se desempeña ferozmente en el campo. Su mirada siempre en la pelota y las señas marcadas que jugadoras de El Águila hacen por su consideración durante el juego, son lo único que necesita para desempeñarse como cualquiera de sus otras compañeras.
Su talento, pasión y compromiso la han llevado a participar en eventos locales, nacionales e internacionales en el deporte que aprendió a jugar desde niña gracias a su padre. Él, quien además es el entrenador de El Águila de Veracruz, la llevaba a sus partidos de beisbol y softbol en busca de que le causaran interés.
Con el tiempo, la curiosidad se transformó en algo más serio. Las tardes donde practicaba por ocio rápidamente se convirtieron en días de juego en la Liga Kino de Hermosillo.
El tiempo pasó y su discapacidad auditiva no significó una barrera en el deporte con el que ha representado a su estado en las Olimpiadas Nacionales de beisbol. Majo, además de jugar en El Águila, participó en la Selección Mexicana de Softbol en el 2013 y 2015, así como en la Selección Mexicana de Beisbol en la Copa del Mundo de la WBSC.
Una figura de admiración en el deporte y en la comunidad de discapacitados
Cada vez que llega el momento de Majo en el campo, la afición enloquece. Gritos y aplausos en el Lenguaje de Señas Mexicanas se hacen presentes. Niñas y niños, acompañados de sus padres, también aplauden en LSM para Majo.
Cuando ella los ve, se le eriza la piel y la felicidad la invade. Una de sus metas, explica, es demostrar que la discapacidad no es limitante para realizar un deporte e invitar al público a dejar los prejuicios sobre las discapacidades en este. Entonces, cuando voltea a la afición y ve sus aplausos, es una señal de logro.
En México existen una variedad de deportes que pueden ser adaptados a personas con discapacidad, como lo es el atletismo, la esgrima, el fútbol-7, el básquetbol y otros; todos, con diferentes niveles de inclusión que aportan en la rehabilitación, dependiendo el tipo y nivel de discapacidad, así como en su normalización.
Esto se hace para eliminar barreras y fortalecer la inclusión ya que estos se pueden realizar solo entre personas discapacitadas o, como en el caso de Majo, con personas que no tienen ningún tipo de limitación física.
En las redes sociales de El Águila de Veracruz, las personas suelen comentar que, gracias a Majo, niños con alguna discapacidad se dan cuenta que son capaces de realizar deportes y de ser incluidos en la sociedad. En las sillas que se encuentran a metros de distancia de la red que los protege de recibir algún golpe, se encuentran, por ejemplo, personas sordas que acuden a verla.
Proyectos futuros
Majo Valenzuela tiene apenas 27 años y su carrera deportiva apenas comienza. Por esto, entre sus planes se encuentran continuar por más temporadas en el equipo de El Águila Veracruz, donde ha sido aceptada por sus compañeras.
Ellas, contentas, explican que Majo les ha enseñado frases cortas en el Lenguaje de Señas Mexicanas. Saludar, decir sus nombres y por ende sus “firmas” -apodos para ser reconocidas por las personas sordas- son algunas de las cosas que han aprendido. El abecedario, además, es de las primeras cosas que les enseña Majo.
María Valenzuela lleva dos temporadas en Veracruz, y aunque el clima es muy distinto al de su natal Sonora, le gustaría quedarse al menos un año más, puesto que debido a lo caro que le resultaba pagar un intérprete en su universidad para continuar con la carrera de dirección de la cultura física y el deporte, las clases de sófbol a niños de entre 11 y 12 años, así como su carrera deportiva, son sus únicos enfoques.
vtr