ESPECIALES LSR

Día de las Madres: Cora, la fuerza detrás de una familia inclusiva en Veracruz

Cora, madre de tres hijos y cuidadora de una niña con discapacidad, comparte cómo la maternidad ha transformado su vida

Día de las Madres: Cora, la fuerza detrás de una familia inclusiva en Veracruz
Día de las Madres: Cora, la fuerza detrás de una familia inclusiva en VeracruzCréditos: Especial LSR Veracruz
Escrito en VERACRUZ el

XALAPA, VER.- Previo al Día de las Madres, Cora se reunió con sus amigas con quienes, después de hacer ejercicio, desayunó. Este viernes la convivencia -que repiten cada ocho días- tiene un mayor significado por estar en la antesala de la celebración.

La mujer de 42 años, madre de dos jovenes y una menor de 8 años, dice que desde hace cuatro años empezó a realizar actividades recreativas que le permite tener tiempo para ella, acudir a su “desayuno de señoras” -cada viernes-, donde se reúne con sus amigas y platica sobre su día a día.

Cora define la maternidad como una bendición, se siente orgullosa y plena de su familia. Cuenta que su día como esposa, ama de casa, emprendedora y madre de familia le implica rutinas de terapia para su hija Dulcecita -menor de 8 años- que padece parálisis cerebral infantil, microcefalia y espasticidad.

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO

El tono de voz de Cora es amigable y lleno de amor, en todo momento consulta a Dulcecita, su hija menor, quiere saber cómo se siente en sus piernas, aunque no recibe respuesta, acomoda la cara de la menor sobre sus hombros, mientras platica sobre el significado de la maternidad con una hija “especial”, como define a la menor de 8 años.

La madre, platica que en el segundo mes de embarazo fue diagnosticada con Zica, el piquete del mosco complicó su embarazo y, en el quinto mes de gestación, los médicos le confirmaron que la bebé padecía microcefalia, lo que significaba que Dulcecita iba a ser una niña con discapacidad.

Cora dice que la llegada de la menor de sus hijos -que por momentos les generó un duelo familiar- también fue motivo para aprender a apreciar cada logro de Dulcecita y les permitió hacer un “equipo”.

Contexto: Estadísticas sobre el día de las madres

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2023, en el país había 33 millones 709 mil 740 mujeres de 15 a 49 años, de estas, el 62.9 por ciento declararon ser madres. Del total de estas -21 millones 211 mil 500 mujeres-, 27.5 por ciento vivía en localidades rurales, 6.8  por ciento hablaba lengua indígena y 3.3 por ciento tenía discapacidad

El porcentaje de adolescentes de 15 a 19 años que han sido madres fue de 7.7 por ciento. Para las jóvenes de 20 a 24, fue de 36.2 por ciento, mientras que, para el grupo de 25 a 29 años, fue de 62.6 por ciento. Finalmente, de 90.9 por ciento en aquellas que tenían de 45 a 49 años, tenían al menos un hijo.

Cora fue madre a los 17 años 

En entrevista con La Silla Rota, Cora cuenta que va a cumplir 26 años de casada con su esposo Jaime. Su primer hijo Yael, nació cuando tenía 17. Confiesa que en ese momento era sobreprotectora y debía adaptarse a su nueva vida, “viví una etapa difícil porque era mi paso de joven a adulto, a lo mejor tenia mucha inmadurez, no sabía cómo criar a mi hijo. Lo sobreprotegí demasiado.”

A sus 21 años, platica, concibió a Estefanía, la segunda de sus hijos. Considera que “fue una etapa diferente” por la experiencia adquirida con un primer embarazo, no obstante, confiesa, en algún momento recapacitó, incluso, se disculpó con sus primeros hijos pues -pensaba- “no sabía cómo ser mamá”. 

En el caso de Dulce, que nació a sus 35 años, dijo, redefinió su vida y la de su familia. Si bien la enfermedad de la menor les ha implicado un reto económico, laboral, emocional, han adaptado su día a día a la discapacidad de “su bebé”.

Comentó que antes del nacimiento de Dulce se dedicaba a las labores del hogar, su vida siempre estaba llena de música y se ocupaba de procurar a su familia. Cuando llegó la más pequeña de la casa no tenían claro cómo sería el día a día, incluso, de las necesidades de atención para la menor o a dónde acudir para su atención médica.

“Lo que hicimos como familia fue formar un equipo donde a Dulcecita la integramos a nuestro rol familiar. Ella es una bebé muy querida, muy cuidada y nuestra prioridad es ella. Mi dicho es que con los ojos que la vea a ella, la verá el mundo. Publico una foto y siempre digo con los ojos que te veo te verá el mundo, porque si yo le doy amor y respeto a mi bebé, la gente la va a respetar”.

La madre cuidadora confiesa que con Dulce aprendieron a valorar los detalles de cada día, “empezamos a valorar lo que no se valoró con mis otros hijos, como la primera palabra, la primera vez que gatearon, la primera vez que se pusieron de pie, lo veíamos común, pero ahora con Dulce (celebramos) en cada terapia cuando levanta la cabeza, cuando sonríe o nos ve, cuando nos da a entender que está feliz. Su mirada lo dice todo.

“Hay momentos tristes, porque ella padece epilepsia. Yo le digo a mi esposo, cuando Dulcecita está bien yo me siento tranquila, le doy de comer, la atiendo, la visto, la baño, siento tener todo controlado, pero cuando viene una crisis epiléptica no puede controlarla y ahí me da mucha tristeza y ver la reacción de ella, porque queda cansada y su semblate cambia. Cuando está bien, se nos pasa el estrés y la tristeza, porque ella es muy feliz”.

Cora dice que por algunos años estuvo deprimida, queria controlar todo y su rol diario estaba dedicado a atender a su familia, a programar sus rutinas de cocina, limpieza, y los horarios de terapia para Dulce.

La familia vive en Cerro Gordo, comunidad de Emiliano Zapata, y aunque el municipio es mediano, solo hay dos escuelas especiales, una en Carrizal y la otra en Rinconada, ambos están lejos de su domicilio, por lo que decidieron viajar al menos dos veces a la semana a Xalapa.

Acuden al Centro de Rehabilitación Infantil (Crisver) y al Centro de Atención Múltiple (CAM), donde Dulce recibe terapia. Y recientemente, empezó a tomar equinoterapía en la Academia Estatal de Policía, que también está en Emiliano Zapata.

Cuando Dulce era bebé tomaba el transporte público para viajar 28 kilómetros para llegar a Xalapa, conforme empezó a crecer era complicado subir a las unidades, por lo que rentaban un taxi para trasladarse. Ahora, se trasladan en su vehículo particular.

Además, la pequeña debe realizar ejercicios de motricidad y neurológicos al menos tres veces al día, por lo que han adaptado espacios, equipo, incluso, aprendió a coser para elaborar algunos protectores y soportes para las actividades de la menor.

“Yo cambié mi vida, era una persona muy alegre, pero la luz de mi ser como que en un momento se estaba apagando, estaba viviendo un momento de depresión, si escuchaba música me sentía mal.

“Mi horario estaba dividido para ellos, dejé de hacer las cosas que me gustaban. Cuando fui con la psicologa me dijo que tenía que hacer algo por mí, porque era muy aprensiva, todo lo queria tener controlado”, cuenta.

Cora menciona que la atención de su familia la aisló y fue hace cuatro años que empezó a tomar terapias psicológicas y entendió que tenia que priorizar su atención y cuidado, para poder ayudar a los demás.

“Yo no tenía amigas, yo no platicaba con nadie, siempre aquí, yo no tenía con quien desahogarme, cuando llegaba mi esposo platicábamos y ya. Entonces en el Crisver empecé a ser amiga de mamás de pequeñitos especiales, empezábamos a platicar y despues nos mandábamos mensajitos

“En el pueblo me empecé a reunir con algunas vecinas, nos vemos entre semana y hacemos ejercicio y los viernes, hacemos ejercicio, y tenemos un desayuno de señoras. Ahí me divierto” confiesa.

Explicó que si bien gran parte de su día lo dedica a la más pequeña de la familia sigue apoyando a Yael y Estefania, “mi hijo mayor está a punto de recibirse de médico cirujano, mi hija de en medio, estudió la carrera de Fisicomatemático, se recibe en diciembre. Son mi orgullo”.

La familia emprende, crean cafetería Júpiter 

Los gastos generados por la atención médica y de terapias de la Dulce empezaron a provocar estragos económicos en su casa, por lo que sus dos hijos empezaron a trabajar los fines de semana para sufragar parte de sus gastos escolares.

Un día decidieron emprender e invirtieron en insumos para preparar café frappé, pues no era un producto que se comercializara en Cerro Gordo. La familia completa está involucrada, su hijo mayor es el administrador, su hija hace la publicidad del local y Cora se hace cargo de preparar wafles y crepas.

“Trabajamos de lunes a domingo, lo atendemos de cinco en adelante, pero si hay un pedido al mediodía lo hacemos (…) mis hijos empezaron con 160 pesos, fueron por una bolsa de hielo, café, chocolate y empezaron a practicar y cuando ya les salió el primero frappé, dijeron vamos a vender”

Cora también prepara hielitos gourmet y pasta de mole que comercializa, especialmente el día de las madres, en la comunidad.

Cora pide más empatía para los niños con discapacidad

La madre de familia considera que se ha avanzado en la inclusión de las personas con discapacidad, sin embargo, hay quienes siguen ocupando los asientos en los camiones o los cajones en los estacionamientos.

“Consideró que es necesario ser más empáticos y solidarios para entender a las familias y las personas discapacitadas, necesitamos que la gente nos de un poco más de respeto, que vean un poco más allá, porque queremos que nuestros hijos se incluyan a la sociedad”.

LM