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Elena Zurita, amante de béisbol que dedicó su vida a la venta de billetes de la Lotería Nacional

Elena Zurita, billetera veracruzana desde los 13 años y amante del béisbol, dedicó su vida a la venta de lotería y a su familia, dejando una huella en quienes la conocieron

Elena Zurita, amante de béisbol que dedicó su vida a la venta de billetes de la Lotería Nacional
Elena Zurita, amante de béisbol que dedicó su vida a la venta de billetes de la Lotería Nacional
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VERACRUZ, VER.- Elena Zurita Merina era una mujer icónica. Sus cejas gruesas, su pícaro sentido del humor y su amor por el béisbol, eran características sobresalientes de la mujer que se dedicó a la venta de billetes de lotería desde los 13 años y que, así como Fausto Río Ugalde –billetero también fallecido–, apareció en el libro de Crónicas de billeteras y billeteros de la Lotería Nacional como la única mujer veracruzana

Sobre la calle Mario Molina, entre la avenida 5 de Mayo y la avenida Francisco I. Madero, el puesto de Elena quedó solitario. El martes 18 de marzo ya no regresó a su expendio para limpiarlo y colgarle los billetes de lotería como cada tarde, ya que, la noche anterior, sufrió un infarto fulminante

Junto a su hermana Elisa, que se encontraba desempacando los regalos que había traído de México para la familia y con quien vivió muchos años, la mujer que era fanática de los Dodgers falleció repentinamente. Sus 12 sobrinos, a quienes crió y amó como hijos propios, acudieron para despedir a ella que, ese mismo día, había caminado y saludados a sus amigos en el Centro Histórico de la ciudad de Veracruz

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Su expendio color gris, que mide apenas 2 metros de largo y uno de ancho, es la continuación del oficio que le aprendió a su padre cuando era adolescente y decidió no estudiar el bachillerato.  

Antes de vender ahí, justo en medio de una casa abandonada y del centro botanero Zona Libre, Elena y Elisa vivían en Mario Molina número 416. En esa propiedad que ahora sufre el paso de los años, ambas hermanas sacaban los billetes de lotería y los colocaban debajo de la puerta para ofrecerlos. 

Debido a que la propiedad comenzó a derrumbarse, Elena y Elisa improvisaron un expendio enfrente con ayuda de un carrito de comida, el cual, con el tiempo, se convirtió en un expendio fijo a unas casas adelante. 

Elena, que era fanática de El Águila y que nunca se perdía un partido a través de la radio –porque la aglomeración de personas en el estadio Beto Ávila le incomodaba–, nunca se casó ni tuvo hijos además de sus sobrinos. 

Sin embargo, durante los años que trabajó en el Edificio de la Lotería Nacional en Veracruz, Elena se hizo de diversos novios; hecho por el que es recordada por sus compañeros que la apreciaban.  

En el libro de Crónicas de billeteras y billeteros de la Lotería Nacional, Elena hace referencia a su vida amorosa con humor. “Cuando quieran pueden venir. Fíjese, ando buscando novio, me quiero casar. Tengo 71 años y no encuentro. En vez de que rifen un terreno, que me rifen a mí. Soy a la antigüita, despacito y al oído. Aquí todas las veracruzanas, las jarochas, somos solteras, ¡eh!”. 

“Eso no lo decía mucho en casa porque ya sabes, todos los sobrinos la velábamos”, dice Jorge Zurita de Elena, a quien, hasta el momento en que él se casó, se refirió como su otra madre. 

Este amor y lealtad que Jorge describe hacia Elena es uno que dice, se ganó. Su bondad, manifestada a través de la ayuda colectiva y de contribuir a que sus 12 sobrinos –y sus 5 nietos– concretaran sus estudios universitarios, son algunas de las razones por las que es recordada con amor. 

“Su cumpleaños, el 7 de enero, era una fiesta porque veníamos todos los sobrinos a verla. Sé que todos los la querían y la respetaban porque sabía mucho y les ayudaba a conseguir números a los demás billeteros, Vendía casi 300 series por sorteo, casi unos 6000 boletos”, explica con orgullo Jorge. 

Ser reconocida como una de las más conocedoras sobre la Lotería Nacional se lo ganó a pulso. A pesar de que tenía años jubilada por parte del organismo de asistencia pública, Elena asistía al edificio ubicado en la ciudad de Veracruz de 8 de la mañana a 12 del día. 

De ahí, llegaba a su puesto ubicado sobre la acera de Mario Molina, entre las avenidas 5 de Mayo y Francisco I. Madero, donde permanecía hasta las 4 de la tarde. Cerraba la puerta, descolgaba los billetes de lotería del interior de la ventana de cristal y regresaba al edificio de la Lotería Nacional para, por último, regresar a su casa y disfrutar del béisbol. 

“Era muy apasionada al béisbol, le iba a El Águila y a los Dodgers... Estuvo muy feliz el año pasado porque le ganaros a los Yankees la serie mundial, porque le caían mal los Yankees”, recuerda con gracia Jorge. “Pero todos los juegos de beis los veía, tanto los nacionales como la MLB o incluso las series de El Caribe. Además de la lotería, el béisbol era su vida”. 

Y lo demostraba. Ni el viento, la lluvia, los días festivos o la enfermedad que rara vez le agarraba le impedían ir a la lotería y hacer su trabajo en el que llegó a vender algunos premios mayores.  

Llegó al organismo de la Lotería Nacional, primero, en busca de un lugar seguro para contar todo el dinero de los boletos vendidos. Sin embargo, desde hacía 29 años, Elena Zurita fungía como secretaria general de la Unión de Billeteros Veracruzanos

A través de redes sociales, amigos y compañeros de Elena lamentaron su fallecimiento. Con nostalgia, escribieron que extrañarían sus regaños y su sentido del humor, ya que, según explica Jorge, la familia Zurita desconoce qué sucederá con su expendio. “En eso estamos platicando en la familia, pero era tan hermética que no nos permitía saber mucho”. 

En el libro de Crónicas de Billeteras y Billeteros de la Lotería Nacional, publicado en el 2022, Elena mencionó que conoció ciudades como Puerto Vallarta, Guadalajara, Oaxaca, Aguascalientes, Acapulco, San Luis Potosí y otros lugares, pero que además de ella, a nadie en su familia le gustaba la Lotería Nacional como a ella.

LM