VERACRUZ, VER.— Levadura, mantequilla y azúcar son los ingredientes que a Leydi Marina Velázquez le recuerdan a su difunto esposo, Pedro, quien le enseñó a hornear pan veracruzano cuando ella tenía sólo 17 años. Sin saberlo, en ese momento aprendió no sólo el oficio con el que mantendría a sus tres hijos décadas después, sino que también se convertía en una de las pocas mujeres panaderas de la ciudad de Veracruz.
A 24 años de haber aprendido a hacer bombas, cuernos, bigotes, moños, estropajos y otros panes, Leydi Marina es conocida en las calles de la colonia Adolfo López Mateos, en la zona poniente de la ciudad de Veracruz, como la panadera de confianza que pasa en su carrito metálico cada tarde de lunes a sábado.
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En su carrito no sólo lleva el sustento diario de su familia como madre soltera de dos adolescentes y un joven adulto, sino además la tradición familiar de su esposo, con quien emprendió durante 19 años su propia panadería en la colonia. “Es un poco cansado, la verdad, pero es un trabajo noble”, dice con una sonrisa la mujer que, cada tarde, hornea 200 piezas de pan en un cuarto de tres metros cuadrados.
Luz amarilla, un horno de poco más de metro y medio de alto, la máquina cortadora de pan y la mesa amplia en que amasa panqués, empanadas, puritos de quesos, de chocolate, canillas y roscas de reyes en el mes de enero, forman el pequeño taller que tiene al interior de su vivienda, en un cuarto aislado de los demás.
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Mamá, ama de casa y panadera
De acuerdo con Bachir Nahum Lajud, representante de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora de Veracruz (Canainpa), en la ciudad existen alrededor de tres mujeres panaderas en cada colonia del puerto jarocho. “Son contadas pero empiezan a interesarse, muchas hacen pan casero y venden casa por casa. Por colonia habrá tres aproximadamente”, aseguró.
Según “El Libro Verde”, manual creado por la Asociación Mexicana de Agentes Inmobiliarios (AMPI) en su edición de 2018-2019, en Veracruz existen 241 colonias divididas en las cuatro zonas de la ciudad: norte, centro, sur y poniente, lo que daría un aproximado de 723 mujeres panaderas radicadas en el puerto de Veracruz actualmente.
Por otro lado, Data México contabiliza que en el estado de Veracruz radican 53 mil 300 mujeres dedicadas a la elaboración de pan, tortillas, repostería y otros productos de cereales y harinas. En Veracruz, la Secretaría de Economía reporta que este tipo de oficios es el quinto más realizado por las mujeres, con un total del 4.25 por ciento de la fuerza laboral, quienes ganan en promedio 4 mil 700 pesos mensuales.
“Mis días son llevar a los niños a la escuela, hacer las compras, recogerlos y llevarlos nuevamente, luego, a eso del mediodía me pongo a hornear para que esté listo a las 2:00 o 3:00 de la tarde. Lo programo según mis pendientes”, explica Leydi.
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Su fuerte es el pan artesanal, ese que a pesar de la máquina cortadora aún se prepara con mantequilla, levadura y cucharadas exactas de azúcar, no con harinas refinadas como la mayoría del pan comercial vendido en la ciudad. Cada tarde, alrededor de las 6:00, los vecinos comienzan a asomarse a su puerta atraídos por el olor a coco, pencas y el chamuco.
“Nosotros tenemos la ventaja de que todo es artesanal, todavía es a la antigua. Ocupamos mantequilla y todo, a comparación de muchas panaderías grandes que trabajan con harinas preparadas a las que nada más hay que agregarle líquido; y aquí no, todo es desde cero”, explica orgullosa la mujer de 43 años.
De panadería a vendedora ambulante de pan
El 2020 fue el año más difícil para Leydi, puesto que su esposo y compañero falleció por complicaciones de diabetes. Entonces, los gastos médicos y la intensidad de la pandemia la orillaron a cerrar el local que rentaron durante años en la colonia Adolfo López Mateos para estabilizar sus finanzas. Desde entonces, Leydi tuvo que responsabilizarse completamente de su hogar y sus tres hijos de 19, 14 y 7 años.
A cinco años de haber tomado la decisión, Leydi continúa el oficio que su esposo les heredó como hijo de una familia de panaderos de la ciudad de Veracruz. Actualmente, mientras Leydi sueña con abrir otra panadería, sus hijos más chicos la acompañan en la venta y elaboración de panes.
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