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Andrés Córdoba: 35 años retratando a Gudalupitas y Juan Diegos en Veracruz

Desde hace 35 años, Andrés Córdoba retrata a Juan Dieguitos y Lupitas en Boca del Río; aunque la afluencia ha disminuido, el fotógrafo continúa cada 12 de diciembre para mantener viva una tradición que se resiste a desaparecer

Escrito en VERACRUZ el

BOCA DEL RÍO, VER.- Andrés Córdoba Sosa aprovecha la baja afluencia de Juan Diegos y Guadalupitas para desayunar a las afueras de la parroquia de la Señora de Santa Ana, su lugar de trabajo en la ciudad de Boca del Río desde hace 35 años cada 12 de diciembre. Sólo él, y otro fotógrafo con menos años de experiencia, continúan en la explanada de la parroquia que antes se atiborraba de gente durante el día de la Virgen de Guadalupe.

Afuera de la misma parroquia en la que fue bautizado se encuentra su escenografía: una gran imagen de la Virgen de Guadalupe, un pequeño caballo de madera con el que posan los infantes y el suelo de color tierra que pretende simular el cerro de Tepeyac en el que se apareció la Virgen María por primera vez ante Juan Diego Cuauhtlatoatzin en 1531.

“Es importante tratar de conservar nuestras tradiciones, y además creo que a través de la fotografía las familias guardan un grato recuerdo de sus niños”, afirma el fotógrafo de 55 años. “Por ejemplo, al mío me tocó tomarle fotos de indito desde el primer año, y hoy está conmigo apoyándome”, dice orgulloso con una sonrisa y cámara en mano.

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A pesar de que la afluencia de personas —e incluso peregrinos— descendió un 60 por ciento desde 1990, Andrés Córdoba continúa como fotógrafo de Juan Dieguitos y Lupitas con el único propósito de mantener viva la tradición mexicana. 

“Creo que todavía hay familias que nos consideran a los fotógrafos como parte de la familia, por ejemplo, luego vienen personas a las que yo fotografié de niños con sus hijos a que les tome fotos, es algo muy bonito”, señala el hombre orgullosamente boqueño, sobre la profesión que define como noble.

Una vida tras el lente

Las grandes filas de Juan Dieguitos y Guadalupitas en la parroquia de la Señora de Santa Ana quedaron en el pasado gracias a la tecnología, pero también por la inflación en los productos y los bajos salarios, según apunta Andrés Córdoba. “Yo siempre he dicho que una fotografía impresa no es fotografía. Todo el mundo toma fotos con celulares, ahora incluso hoy con la Inteligencia Artificial se hacen muchísimas cosas, ¿no? Y aunque la fotografía digital tiene muchísimas ventajas, aquí estamos tratando de que no se pierdan tradiciones”, señala.

El fotógrafo, que describe a su oficio como la magia de ver aparecer los recuerdos, dice además que la tradición ha disminuido al igual que la fe cristiana-católica. Sin embargo, para él que encontró belleza desde la década de 1990 en los paisajes de la Sierra de Zongolica y en los eventos sociales como bodas, bautizos y día de la Virgen de Guadalupe, los eventos que reflejen la cultura mexicana deben preservarse entre generaciones. 

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Andrés es el único fotógrafo de su familia, pero no el único dedicado a las artes. Según dice, en su familia llena de músicos, carpinteros y beisbolistas hacía falta un fotógrafo, oficio en el que lo acompaña su hijo a las afueras de la iglesia de la Señora de Santa Ana gracias a la devoción de Andrés Córdoba. “Yo creo que si volviera a nacer elegiría seguir siendo fotógrafo, es un oficio muy, muy noble y yo tengo que darle las gracias a Dios y a las personas que en su momento me apoyaron para que yo pudiera desarrollar este trabajo, como a mi maestro Miguel Ángel Villal Borvina”, explica.

Lo que comenzó como un juego de niños en su primaria, a la edad de 8 años y una cámara improvisada de bulbos, y luego con la fotografía de una pareja de recién casados, se convirtió en el oficio y principal interés de Andrés. Actualmente, el hombre orgullosamente boqueño que posa con dos cámaras en mano, impulsa el proyecto “Por la Grandeza de mi Pueblo y su Cultura A. C.” en el municipio de Tlalixcoyan para preservar la cultura a través de la fotografía, además de participar activamente en el colectivo “Boqueños de Origen”, el cual retrata a íconos de la ciudad de Boca del Río.

“A mí me encanta la fotografía, estos últimos años he tratado de darle un enfoque un poco más social con las actividades culturales para reconocer a esos personajes de los pueblo y que no se olviden”, dice con una sonrisa, mientras espera que algún Juan Dieguito o Lupita aparezca en la explanada de la parroquia Señora de Santa Ana.

lm