VERACRUZ, VER. - La inflación, los bajos salarios y la privación de las prestaciones de Ley -muchas veces negadas por las empresas- son una serie de situaciones que entristecen y preocupan a los jóvenes de la generación Z, quienes viven ansiosos por su futuro inmobiliario ya que ven difícil el acceso a la vivienda.
Aunque la situación financiera representa el número uno en su lista de preocupaciones, la Gen Z –aquellos nacidos entre los finales de los noventa y principios del 2010– también se preocupan por el desempleo y el cambio climático.
"Las rentas están carísimas", "Las casas parecen un huevito y están muy caras", expresan algunos veinteañeros. De acuerdo con la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (Cmic) "casi 14 millones de familias de escasos recursos ven lejana la posibilidad de adquirir una vivienda digna debido a que el precio de las casas de nivel medio supera el millón de pesos (mdp)".
Te podría interesar
De acuerdo con datos del último censo de Población y Vivienda del INEGI, Veracruz es el séptimo estado con más hogares que pertenecen a la clase baja con el 64.8 por ciento en el 2020. A la clase media pertenece el 34.9 por ciento de los hogares, mientras que, a la clase alta, pertenecen apenas el 0.3 por ciento de los hogares.
Para conocer los miedos, perspectivas e historias de los jóvenes de la generación Z, en este reportaje se contará el caso de tres estudiantes universitarios: Yoalli Ruíz, que no trabaja; Emilio Garín que trabaja sin prestaciones de ley; y Montserrat Martínez, que hace su servicio social. Ellos, aunque de edades entre los 22 y 24 años, experimentan de forma distinta la misma inquietud: “¿Cómo me voy a comprar una casa?”.
Te podría interesar
Sin embargo, para aclarar dudas y expandir la visión inmobiliaria que experimenta el país y la zona conurbada de Veracruz – Boca del Río, La Silla Rota consultó a Patricia Barradas, gerente de ventas, y a Pedro Fernández Martínez, experto en vivienda y desarrollo urbano.
"Terminar de estudiar para trabajar, o trabajar para terminar de estudiar"
Yoalli Ruiz es una estudiante universitaria de 22 años, quien está a un año de terminar su carrera. Entre sus planes está dedicarse a la radio.
A pesar de que ella viva con sus papás y que no le permitan trabajar –pese de querer hacerlo–, comparte y observa a través de sus amigos la preocupación de adquirir una vivienda propia con –a veces– menos del salario mínimo.
“Tengo amigos que trabajan para pagarse la universidad; hasta un amigo que se salió de su casa a los 16 años y que solo terminó la secundaria. No tiene un lugar fijo para vivir y tampoco gana lo suficiente para tener una mejor calidad de vida (...) Quisiera que (los adultos) fueran más empáticos y compresivos, que dejen de vernos como los que no saben, sino que empiecen a vernos como ‘lo que le puedo aportar’. Estaría bien que nos dieran sus consejos y opiniones sobre cómo pasaron lo mismo que nosotros”, explica.
"La mejor edad para preocuparse por su patrimonio inmobiliario"
Patricia Barradas es gerente de ventas en JR Inmobiliaria, una empresa dedicada únicamente a la venta de propiedades y a la asesoría financiera en la zona conurbada de Veracruz – Boca del Río.
En esta zona, Patricia explica que existen propiedades desde los 450 mil hasta los 7 millones de pesos, donde las más baratas se encuentran a las afueras de la ciudad, como los fraccionamientos de La Herradura y Colinas de Santa Fe en la zona norte; como Arboledas de San Ramón hacia el municipio de Medellín y como el fraccionamiento de Valle Alto en la zona poniente de la ciudad, donde las propiedades se suelen pagar a crédito Infonavit a 10, 15 o 20 años.
En sus 14 años de experiencia en bienes raíces, Patricia explica que, anteriormente, las personas que compraban inmuebles eran aquellas de más de 40 años; pero que hoy, catorce años después, adultos entre los 27 y más de 30 años son los que compran viviendas, cosa que le alegra.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHASTAPP Y RECIBE LA INFORMACIÓN MÁS IMPORTANTE DE VERACRUZ
Menciona que, actualmente, el promedio de una casa en Las Vegas, que es de interés social – medio residencial por la cercanía de urbanización, está en los 600 mil pesos, apenas 200 mil pesos que 14 años atrás. Sin embargo, dice que esto se debe a la infrestructura que ha atraído el puerto con su expansión. “Obviamente sí siento que han crecido los precios, pero siempre se han mantenido, de la manera que una persona todavía pueda adquirir un inmueble”.
Montserrat: “me siento desesperanzada”
A pesar de lo expresado por Patricia, los jóvenes adultos de 22 años, como Montserrat Martínez, tienen como preocupación que una vivienda está fuera de sus posibilidades dentro de los próximos años.
Ella, una joven universitaria que trabaja de medio tiempo y con interés en el periodismo cultural, menciona que piensa en la posibilidad de mudarse, aunque preferiría quedarse la ciudad de Veracruz. “Mis papás no tienen ningún inconveniente en que me quede por un rato, pero yo creo que es parte del proceso de crecer: mudarte y hacer tu hogar”, explica.
“Me preocupa que las opciones de Infonavit ya no estén como antes, y aunque la tengas, que te toquen unos metros menos a como era hace algunos años y con plazos súper largos de deudas”, por lo que ha pensado en que, tal vez, podría solicitar un crédito inmobiliario de otro tipo o buscar un terreno, aunque le desaniman los precios altos y el ingreso fijo que es difícil de mantener, además de los gastos básicos.
A pesar de este sentimiento, Montserrat y Yoalli comparten algo más: “si otras generaciones pudieron hacerlo con sus crisis económicas, habrá una solución para nuestra generación y adelante”, puntualiza.
Esta idea de “¿cómo voy a conseguir una vivienda?” dice que visita su mente al menos cada dos o tres meses. Ante esto, Patricia Barradas como agente inmobiliaria, en lugar de ver desesperanza, ve oportunidades en los jóvenes veinteañeros que se preocupan por su futuro patrimonio.
“Yo les recomendaría a los jóvenes que si no son asalariados o trabajadores federales, que ahorren, que tengan unas finanzas saludables, que manejen tarjetas de crédito, ¡que no le tengan miedo a los créditos! De verdad, eso es un apalancamiento. Que no le tengan miedo a tener su negocio bien establecido, que no le tengan miedo a tener su dinero en los bancos porque eso es muy importante”, señala. “Checan cómo eres para ahorrar, cómo pagas... es un estilo de vida que les va a mejorar su estilo de vida (...) que piensen en un retiro a temprana edad”.
Menciona que es importante priorizar el patrimonio inmobiliario antes de un vehículo o de incluso un teléfono, ya que, para retirarse, el patrimonio lo es todo. “Siempre hay tiempo”.
Covid-19: un antes y un después en el sector inmobiliario
Pedro Fernández Martínez, experto en vivienda y desarrollo urbano desde hace 35 años, menciona que el sector inmobiliario cambió a partir de la pandemia del Covid-19. Comenta que, según datos del Infonavit, hasta antes de la pandemia los jóvenes adultos mexicanos no estaban realmente interesados en la obtención de un patrimonio, ya que preferían el nomadismo.
Menciona que el trabajo remoto y la creación de los nómadas digitales –sí, impulsado en gran parte por la pandemia–, trajo consigo también un incremento en las viviendas, además de que muchos jóvenes se preocupasen por incrementar su calidad de vida. Dice que, a partir de ese momento, los jóvenes entendieron “por qué los abuelitos nos decían que la mejor inversión eran los bienes raíces”.
“El promedio del mexicano es que compre entre un 1 y 1.5 por ciento de vivienda durante toda su vida, y es probable que este índice vaya a bajar, lo que va a ocasionar que este gobierno busque generar vivienda asequible, o sea, vivienda más adecuada a las necesidades económicas y a la capacidad de la nueva generación que comenzó a ascender, lo que va a lograr que el arrendamiento suba considerablemente porque los jóvenes migran a otros países”, explica.
Al igual que Patricia Barradas, Pedro Fernández, miembro de la Confederación Inmobiliaria Latinoamericana, insiste en que los jóvenes deberían considerar como prioridad el adquirir una propiedad. “Es un factor de inversión que tiene un riesgo mínimo en la minusvalía, y es algo en lo que año con año van a poder observar que su valor se va a reforzar”.
“Por otro lado, cuando invertirmos en bienes raíces estamos comenzando nuestra consolidación patrimonial. Yo les recomiendo que se acerquen a las instituciones, empezando por el Infonavit y a mil y un alternativas que hoy tenemos para adquirir vivienda, pero siempre con especialistas”, explica.
3 años trabajando sin prestaciones de ley: el caso de Emilio
Emilio es el último universitario consultado para este trabajo. Menciona que él, además de estudiar y realizar su servicio social, trabaja diario de 5:30 de la mañana a 1 de la tarde en una cremería ubicada en el Mercado Malibrán. Al día, le pagan 250 pesos, apenas poco más de un peso del salario mínimo en el estado.
Su pago es diario y en efectivo, ya que menciona que la empresa en la que labora no está establecida y su empleo es uno informal. Sus planes, como los de miles de universitarios, es “hacer de manera correcta mi servicio y esperar a que tengan una vacante para ingresar”.
Entre sus sueños está vivir en la Ciudad de México y en tener una vivienda propia de dos pisos. En el primero, le gustaría tener espacio para un auto, un pequeño jardín, tres habitaciones y una sala comedor. En el segundo, otra habitación para él mismo y un pequeño balcón donde pueda relajarse.
Sin embargo, mientras eso sucede, vive con su madre y su hermana. Ante la situación compleja en la que conseguir una vivienda propia no es fácil, cuenta que su madre le ha dicho que puede construir arriba.
A Emilio no le gusta la idea de rentar, ya que “es invertirle a algo que no será tuyo”; sin embargo, parece que ese será el primer paso hacia su independencia, así como más de 300 mil jóvenes adultos de 20 a 24 años que viven en Veracruz, según datos del INEGI.
mb