VERACRUZ, VER. - La silueta delgada de Aidé Ochoa se distingue desde la ventana de una casa ubicada en el centro de Ciudad Cardel, que es alumbrada en el interior por el fuego de cuatro cirios. Desde una silla, la mujer mira inmóvil el féretro donde vela el cuerpo de Jocksan Gabriel, uno de sus dos hijos desaparecidos el 14 de septiembre del 2015.
Este sábado 11 de noviembre del 2023, ocho años después, Jocksan le fue devuelto por la Fiscalía General del Estado de Veracruz, luego de ser recuperado en una fosa común a la que fue enviado en febrero del 2016, porque en ese momento no hubo interés por identificarlo para entregarlo con su familia.
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En la sala de la casa, Aidé es acompañada por mujeres que también buscan a sus hijos, a quienes conoció buscando pistas de ellos en cementerios clandestinos, al interior de penales o colocando fotografías en postes por las calles.
El lugar está en completo silencio, solo el viento que sopla en el exterior rompe por momentos con la calma del sitio. Las miradas se concentran en el suelo, menos la de ella que se encuentra perdida en la fotografía de Jocksan Gabriel, colocada sobre el ataúd que está bordeado de flores.
“Lo busqué en vida y lo busqué en fosas, pero lo que siempre esperamos es encontrarlo en vida (…), desde que ellos se fueron se fue parte de mí, porque uno queda como muerta en vida, uno vive porque nos queda más familia, pero es algo muy feo tener a un familiar desaparecido”.
Aidé se dice con el alma desgarrada por haber encontrado a su hijo menor muerto, pero su voz es firme porque su búsqueda sigue a medias.
Junto con Jocksan Gabriel se llevaron a su hijo mayor, Jordán, quien todavía está desaparecido. La Fiscalía General del Estado no supo responderle si tenía indicios de su paradero después de haber encontrado a su hermano.
La poca información que recibió de la FGE es que Jocksan Gabriel fue encontrado en febrero del 2016, cinco meses después de que presentó la denuncia por su desaparición, a un costado de la carretera Mozomboa, a 30 kilómetros de la casa de donde fue privado de la libertad presuntamente por policías estatales.
En ese momento se abrió una carpeta de investigación por el delito de homicidio y el cuerpo fue enterrado en una fosa común en el panteón de Actopan, hasta que el caso fue reabierto recientemente y en las investigaciones se le identificó.
El director de Servicios Periciales del Estado de Veracruz, Héctor Ronzón, le informó a través de una llamada telefónica la noche del 10 de noviembre del 2023, sobre el hallazgo de uno de sus hijos. Cuando acudió a recogerlo le informaron que fue recuperado de una fosa clandestina en la que fue enterrado desde hace casi ocho años.
Director General de los Servicios Periciales de la Fiscalía del Estado de Veracruz, justificó el atraso y afirmó que se debía a que la fiscalía no cuenta con el personal suficiente para atender cada caso.
“Ahorita mi impotencia es con Fiscalía porque lo encontraron desde febrero del 2016, lo llevaron a la fosa común y pregunté al licenciado Ronzón y me dice que fue tardado porque no tenían suficiente personal para hacer el trabajo.
“A mí me falta Jordán y yo quisiera que me ayuden, porque a los dos se los llevaron juntos y siendo que mi hijo mayor también está ahí”, comparte Aidé con el rostro desencajado.
Criminalización y victimización en la búsqueda
Aidé Ochoa y su familia conocieron el horror el 14 de septiembre del 2015, cuando supuestos policías estatales de Veracruz entraron a su casa en Ciudad Cardel, cabecera municipal del municipio de La Antigua, y se llevaron a sus hijos Jocksan Gabriel y Jordán Gabriel Hernández Ochoa, que en ese entonces tenían 18 y 19 años, respectivamente.
Jocksan, quien es velado después de ocho años en la sala de su casa, es descrito por Aidé como un joven tranquilo y cariñoso. La madre buscadora reduce el tono de su voz cuando se refiere a él y de reojo busca una de sus fotografías, colocadas en el sitio donde es velado.
Ambos hermanos estudiaban la preparatoria en el sistema abierto, pero desde adolescentes aprendieron mecánica automotriz en diversos talleres de la localidad ubicada a 30 minutos del puerto de Veracruz. Jordán planeaba tener su propio taller de motocicletas.
Aidé recuerda que ese día se encontraba atendiendo un puesto de comida que tenía frente a su casa cuando llegaron policías estatales e ingresaron a su vivienda para sacar por la fuerza a sus dos hijos, ella trató de evitarlo, pero no pudo contra los uniformados.
“Era un lunes, era 14 de septiembre, aproximadamente a la 1:30 de la tarde, yo me encontraba atendiendo un puesto de antojitos que tenía aquí afuera y llegó una camioneta con hombres armados vestidos de policías. Recuerdo que eran altos y uno de ellos me dijo que solo los iban a interrogar y más tarde me los regresaban”.
La mujer acudió ese mismo día a buscarlos a la estación que tenía a su cargo la Fuerza Civil. Recuerda que fue atendida con malas palabras a través de una ventana, mientras enseñaba las fotografías de ambos la corrieron del lugar.
Al día siguiente presentó la denuncia en la Fiscalía Regional de Cardel, recuerda que en ese momento el comandante responsable de los policías estatales del municipio de La Antigua era el comandante Francisco Javier Barragán Meza.
“Ese mismo día que se los llevaron fui a preguntar a la Fuerza Civil, ahí me atendieron muy mal, ni siquiera me abrieron la puerta, me atendieron en una rejilla, ahí les mostré la foto y me dijeron que no sabían nada, que me fuera de ahí porque no podía estar ahí”.
Durante los siguientes ocho años, Aidé buscó a sus hijos enterrando varillas y excavando en las fosas clandestinas de La Guapota, en Úrsulo Galván; y Colinas de Santa Fe, en el puerto de Veracruz; en medio de un paisaje terrorífico en el que fueron hallados cientos de restos de desaparecidos, en ninguno encontró a sus hijos, uno de ellos estaba en una fosa clandestina.
Por la desaparición y homicidio de Jocksan, y la desaparición de Jordán, no hay ninguna persona detenida.
Policías señalados de desapariciones en Cardel
La desaparición de los jóvenes Jocksan y Jordán Hernández Ochoa con la presunta participación de policías estatales el 14 de septiembre del 2015, tiene similitud con otros casos ocurridos en los municipios de La Antigua y Úrsulo Galván, que confluyen como una pequeña área metropolitana entre las ciudades de Veracruz y Xalapa.
Alma Areli Malpica Landa, del colectivo Fe y Esperanza de Úrsulo Galván, asegura que en los ocho casos que son atendidos por la agrupación de la que forma parte, se tienen indicios de la participación de policías en las desapariciones.
La desaparición de su hijo Javier de Jesús Malpica Malpica ocurrió el 4 de diciembre del 2015, en el Ingenio La Gloria. Entonces tenía 21 años y salía de su casa cuando fue privado de la libertad por hombres armados que lo subieron a una camioneta negra y se lo llevaron con rumbo desconocido.
Las investigaciones que hicieron los propios familiares llevaron a encontrar indicios de la participación de un policía del IPAX y policías estatales que formaban parte del mando único asignado a La Antigua, pero todos se dieron a la fuga antes de ser requeridos por la Fiscalía General del Estado, afirma Alma Areli.
“Yo creo que la problemática de nosotras y la mayoría de nuestras compañeras tiene que ver con policías estatales, el gobierno estuvo involucrado y nunca hay detenidos, nada más vamos para atrás”.
En el año en el que ocurrieron las desapariciones de los hermanos Hernández Ochoa, al igual que la de Javier de Jesús Malpica, en las que se señalan a policías estatales, el comandante del mando único de la Secretaría de Seguridad Pública en la región de La Antigua era Francisco Javier Barragán Meza.
Barragán Meza era identificado como un mando policial cercano al exsecretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita. En el 2016, tras el asesinato de Armando Juárez Ramírez, exdelegado de la SSP Cardel-La Antigua, fue señalado de favorecer a Los Zetas, en la disputa que tenían por el territorio con el Cartel de Jalisco Nueva Generación y el autodenominado “Jarochos Unidos”.
Alma Areli Malpica lamenta que a pesar de que en su momento se aportaron pruebas e indicios para comprobar la participación de policías en las desapariciones, todos fueron desechados por las propias autoridades y después de ocho años siguen sin encontrarlos y sin recibir justicia.
El hallazgo de Jocksan Gabriel Hernández Ochoa en una fosa clandestina, la hace preguntarse si su hijo o los familiares de sus compañeras buscadoras no sufrieron el mismo destino.
“Nunca hemos tenido avances, eso es lo que hemos estado peleando con el gobierno, eso fue lo que expusimos en la última reunión que tuvimos con el gobernador, porque la Fiscalía no nos está dando resultados y nos dicen que es porque no tienen manos… no nos puede decir el gobernador que estamos en una Cuarta Transformación porque estamos igual”.
Los desaparecidos en Veracruz
Desde el 1 de enero del 2010 y hasta el 12 de noviembre del 2023, en el estado de Veracruz se registran 5,906 personas desaparecidas, de acuerdo con el Registro de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Comisión Nacional de Búsqueda.
De la cifra anterior, 4,672 son hombres y son 1,218 mujeres. Los municipios con el mayor número de casos de personas desaparecidas, de acuerdo con el reporte oficial, son Veracruz, Xalapa, Córdoba, Poza Rica, Coatzacoalcos, Orizaba, Tierra Blanca, Boca del Río, Pánuco, Cosamaloapan y Paya Vicente.
En el gobierno del morenista Cuitláhuac García Jiménez el mismo registro cuenta 2,265 personas reportadas como desaparecidas, 520 mujeres y 1,742 hombres.
Insisten en revisar en fosas clandestinas
El caso de Jocksan Hernández Ochoa revive la exigencia de colectivos de búsqueda de personas desaparecidas para que la Fiscalía General del Estado (FGE) encauce sus esfuerzos en la búsqueda e identificación de cuerpos en fosas clandestinas.
Lidia Lara, representante del colectivo Justicia y Dignidad por Veracruz, señaló que la entrega del cuerpo de Jocksan a su familia ocurrió luego de la reunión que sostuvieron el pasado 8 de noviembre en Xalapa, con el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, en donde se le expusieron las deficiencias en las búsquedas y las necesidades de las familias.
“Es una burla para todas las compañeras, sobre todo para las que somos de larga data y que hemos insistido mucho en las fosas comunes, sabemos que nunca se llevó un registro o una cadena de custodia correctamente cuando se metieron los cuerpos ahí, tuvimos una reunión con el gobernador esta semana y esa fue una de las peticiones, revisar el tema de las fosas comunes y los contenedores de cuerpos que tienen todavía almacenados”.
Señaló que se prevé que esta semana se tenga un encuentro con la fiscal General del Estado, Verónica Hernández Giadáns, a quien se le había convocado a la primera reunión, para exhibir el caso de Jocksan y pedir explicaciones sobre la investigación para encontrar a su hermano Jordán.
También se le insistirá en la necesidad de garantizar el correcto uso de los perfiles genéticos que se han recogido con los familiares de los desaparecidos para hacer las confrontas que permitan las identificaciones y el reforzamiento de la búsqueda en fosas comunes.
“Hemos dado el ADN muchísimas veces y nos estamos dando cuenta que no se hace buen uso de esos perfiles genéticos que nosotros aportamos, se la han pasado haciendo campañas y se justifican en que los pierden o llega otro director y nos tienen todavía dando vueltas”, concluyó.
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