VERACRUZ, VER. - Alina Yunes Alcudia pasa el atomizador en aerosol una y otra vez en la pared hasta obtener el tono deseado, su mirada meticulosa sigue el movimiento de su mano para no pasarse de la línea marcada. Hace un año incursionó en el mundo del grafiti, pero antes tuvo que vencer el miedo para explorar este arte donde poco a poco las mujeres ganan terreno en el puerto de Veracruz.
Para Alina, realizar cualquier obra en grafiti o con pinceles, es como tener la libertad de expresarte a través de una pintura, liberar su frustración, tristeza o sentirse segura. Aunque tiene poco tiempo en el arte urbano, asegura que cada día aprende algo nuevo.
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“A mi edad es como romper ese miedo de hacer algo que te gusta por el temor de decir: ´no me va a salir´. A veces ves a los grafiteros y dices: ´no, me da miedo, no le voy a preguntar´, pero en mi caso fue romper el miedo para aprenderlo, no es nada malo, es arte y perder el miedo a hacer lo que me gusta”, explica la artista de 37 años.
Sus inicios
Cuenta que su gusto por las artes comenzó desde que era niña. Primero con pequeños dibujos de las caricaturas que veía, su papá también pintaba y fue una de las figuras principales que la hicieron amar el arte. Fue hasta que tuvo sus hijos que incursionó en el muralismo con crayolas y pintura acrílica.
Junto con su exesposo realizaban trabajos a negocios y a las personas que los contrataban, pero en el 2022 un grupo de grafiteros hizo un mural en la esquina de su casa, acudió hasta el lugar solamente para ver cómo era el proceso de elaboración de los murales, desde entonces quedó enganchada de la técnica y de ahí comenzó su incursión al grafiti. Pese a que desde hace tiempo quería aprender, no lo había hecho por miedo.
“Yo pinto abanicos, pinto sombreros, pero es muy diferente la pintura acrílica al grafiti, al aerosol. Yo les dije que quería aprender, que me enseñaran, ya de ahí me empezaron a invitar a exposiciones de grafitis, el primero que hice fue uno en el panteón municipal y así se dio todo”, comenta.
A diferencia de sus demás amigos grafiteros, ella no comenzó de manera clandestina a pintar, sino que tuvo la oportunidad de hacerlo con autorizaciones previas de los dueños de las bardas o de proyectos para los que era contratada.
Por medio de sus amigos recibió los consejos y las herramientas para mejorar su técnica, pero se enfrentó a la subestimación de sus clientes, quienes a veces no suelen valorar sus trabajos, ya que algunos solo la contratan para tratar de salir con ella, algo que suele molestarle, pues en el caso de sus compañeros hombres no les pasa lo mismo.
“Hay algunas personas, en su mayoría hombres, que se me acercan para pedir mi número para una cotización, pero cuando me mandan mensajes no es para hablar de mi trabajo, sino para invitarme a salir y eso como que genera un poco de impotencia, es como si no tomaran en serio mi trabajo o solo fuera una excusa para tener mi número y con mis compañeros hombres no pasa eso”, lamenta.
Dania: combinar el grafiti con su trabajo
Dania Hermida García, de 28 años, combina su pasión por el grafiti con su trabajo de manicuristas. Dice que en el 2019 fue su primera pinta e incursión al grafiti, pero desde antes estaba relacionada con el mundo del arte de diferente manera, quizás, no a la que todos están acostumbrados, pero sí mediante su empleo de poner uñas.
“Yo comencé, bueno yo me dedico a pintar al diario, porque hago uñas, entonces tengo noción en el dibujo y en el pincel, pero en mini. Mi novio siempre le ha gustado el grafiti y hace 4 años me invitó a una expo y me pidió un espacio para mí, para que pintara, pero nunca había tenido un contacto con el aerosol. A partir de ese momento me gustó y me quedé, le seguí”, cuenta.
La primera vez que tomó un aerosol en sus manos sintió nervios, al mirar a su alrededor lo único que podía ver era docenas de artistas con una larga trayectoria y sus obras, lo que la hacían dudar un poco de sus capacidades, conforme los minutos transcurrían en esa primera pinta, la confianza se apoderó de la joven y disfrutó del momento.
A partir de ese instante sus amigos grafiteros la incluyeron en algunos trabajos con murales y grafitis más grandes y elaborados. El año pasado participó en la convocatoria para pintar el Panteón Municipal y con la ayuda de otros colegas realizaron catrinas y altares alusivos al Día de Muertos, en este 2023 de nueva cuenta fue convocada a participar.
“Con el grafiti salgo de mi zona de confort, porque aunque diario pinto a través de las uñas es muy chiquito el espacio. A veces aún están esos nervios, porque estoy acostumbrada a dimensiones diferentes. Como tal lo que pretendemos es embellecer algunas bardas de la ciudad, porque están abandonadas y es bonito que reconozcan tus dotes artísticos”, agrega Dania.
Mujeres ganan terreno en el graffiti
Alina y Dania coinciden que en la actualidad en el puerto de Veracruz hay más mujeres que expresan su gusto por el grafiti. En este movimiento había más varones que lo practicaban, debido a que anteriormente lo hacía de manera clandestina, pero con el paso del tiempo ha evolucionado y conseguido su lugar en la sociedad.
“Me da gusto que ya hay más chicas adentrándose, pero yo sé que hay más chicas que se interesan por este arte, pero que por el miedo que yo tuve cuando empecé, no se animan a practicarlo”, asevera Dania.
Alina también asegura que ha visto a niñas interesarse por el grafiti y está segura de que en pocos años el puerto de Veracruz podrá ser una referencia como la Ciudad de México, donde actualmente hay muchas mujeres que se dedican de lleno a este arte.
Ambas aseguran que cada vez hay más bardas y obras de grafitis realizadas por mujeres, a quienes les ha costado sobresalir, pero con la ayuda de sus compañeros y su talento destacan. Por lo que recomiendan a las jóvenes atreverse a dar el paso y vencer sus miedos e inseguridades para aprender algo nuevo.
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