Hace unas semanas, en la Feria Internacional del Libro Universitario, volví a visitar –más de una vez– mis editoriales favoritas. Me encanta perderme entre los estantes, y si bien suelo elegir libros de autoras que ya conozco, a veces me dejo llevar por la curiosidad. Así encontré uno de los mejores libros que he leído este año, al punto de entrar directo en mi top 10. Aunque he leído a españolas, argentinas y colombianas (y por supuesto mexicanas), esta vez descubrí a una autora francesa cuya obra me atrapó tanto que quise saber todo sobre ella.
Así conocí a la filósofa, investigadora y profesora de ciencia política Camille Froidevaux-Metterie en su obra Pechos en busca de una liberación y me ha encantado absolutamente todo de ese libro. Meses atrás yo ya había escrito un poquito sobre ese tema y había dado mi punto de vista respecto a los pechos de las mujeres y a la forma de opresión en el mundo en el que vivimos, pero daré ahora la perspectiva de Camille.
Te podría interesar
Desde la introducción hasta la conclusión he quedado perpleja con las teorías que en cada capítulo ella va plasmando acerca de la liberación de la mujer en un mundo falocentrista que nos rige cuando se trata del control de nuestros cuerpos para la cosificación y la reproducción. Sus teorías abordan nuestro cuerpo no como un objeto de placer ajeno, sino desde el placer propio y es increíble leerlo bajo la mirada de una mujer joven que ha militado en la emancipación del cuerpo de la mujer.
El libro revela fotos y casos de mujeres reales que han tenido experiencias buenas y malas respecto a sus pechos; no se trata de una lectura estrictamente académica, pues a pesar de que introduce mucha investigación y datos duros, se encarga también de llevarlo a la parte más íntima de cada mujer que aceptó mostrar sus pechos y desnudarse frente a una cámara. Eso hace que el libro sea aún más personal.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP Y RECIBE LA INFORMACIÓN MÁS IMPORTANTE DE VERACRUZ
No puedo resumir todo el libro, pues me tomaría un largo tiempo explicar punto por punto, pero una de las teorías más importantes es la del “Sistema Falocéntrico” que, como su nombre lo menciona, es aquel en el que la sociedad se basa en torno a la figura masculina, es decir, al falo, entendiéndolo como el órgano sexual masculino, pero más que al falo en sí, se trata de un símbolo, que está completamente relacionado con el control que el hombre tiene sobre la mujer.
Hablar de pechos y de la dominación del cuerpo de la mujer es hablar también de sexo y, desde una mirada militante en el feminismo, es hablar de la liberación de la mujer en todos los aspectos. Comparto la opinión de ella respecto a que es verdad que las mujeres hemos avanzado mucho para nuestra emancipación; tenemos el voto, derecho al aborto, derecho a la educación y a las “mismas oportunidades laborales” pero ¿lo tenemos también en nuestros genitales?
Camille dice que no y yo me atrevo a compartirlo. El sistema falocentrista nos ha llevado a creer que nuestros pechos son un instrumento de procreación y/u objeto sexual; las mujeres nos damos cuenta de eso desde que empiezan a brotarnos esos pequeños bultos en el pecho y que tienen diferentes efectos para cada mujer en el mundo, pero desde ese efímero momento en que los vemos en el espejo, empieza la represión, sobre todo porque de igual manera, la mercadotecnia es liderada por el falo.
Cada capítulo del libro lo maneja como si los pechos tuvieran vida propia dentro de nosotras, al punto de que titula el primer capítulo “Tener, o poco o demasiado: cuando los pechos aparecen” en el que en resumen relata lo que podría significar para las adolescentes la aparición de los pechos. Para muchas podría ser sinónimo de vergüenza o de enojo, mientras que para otras podría significar un acto de seducción y de exaltación.
Pero, ¿por qué nos sucede eso si se trata de la anatomía de nuestro cuerpo? Bueno, ahí entra el control masculino y la terrible presión de tener unos pechos perfectos; redondos, abultados y firmes. Desde nuestros tiernos 13-14 años se nos llena la cabeza con ese tipo de “perfección”. Los capítulos siguientes hablan de esa evolución y de cómo muchas mujeres optan por intentar liberarse de esa opresión y llevarlo a la máxima militancia feminista.
En cada capítulo ella va mencionando, poco a poco, todas las tendencias en las luchas feministas que nos hemos encargado de llevar a cabo, por ejemplo: la tendencia a dejar de usar brasier como parte política a favor de una lucha, dejar visibles los pezones bajo la teoría de que los hombres pueden hacerlo con total libertad y nosotras también deberíamos hacerlo. Menciona que incluso se ha decidido cuáles de nuestros genitales pueden verse como algo que vende y cuáles no, como la nula representación de excitación de las mujeres.
Cada capítulo y cada teoría son increíbles y aunque es difícil saber lo que cada mujer con pechos en el mundo puede experimentar y vivir a lo largo de su vida, sin duda esto se acerca mucho a lo que podría pasarnos a muchas de nosotras. Todas tenemos nuestras teorías y nuestras propias vivencias, buenas o malas, al respecto. Pero lo que sí es seguro es que nos falta un gran camino para llegar a la liberación de nuestros cuerpos.
Nuestro cuerpo se ha vuelto ajeno a sí mismo y no es nuestra culpa. Esos pensamientos intrusivos respecto a nuestros cuerpos y a cómo los ve la sociedad es algo que debe reivindicarse, no es una lucha fácil, pero ninguna lo es. Todos tenemos un poquito de responsabilidad y me parece de suma importancia hacer algo al respecto; empecemos en nuestro entorno.
ch
