Seguramente si hablamos de la Revolución Mexicana los primeros nombres que se te puedan venir a la mente sean Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa, Venustiano Carranza, los hermanos Flores Magón, Álvaro Obregón, las mal llamadas “Adelitas”, Felipe Ángeles, o tal vez, si te vas a la época posrevolucionaria, pienses en Plutarco Elías Calles. Probablemente, se te puedan venir a la mente los hermanos Serdán.
Lo primero que se piensa de los hermanos Serdán es que fueron los mártires de la Revolución Mexicana. Independientemente de si eso lo leíste del buen autor, por cierto, muy conservador, Juan Miguel Zunzunegui en su libro llamado “La historia de una matanza por el poder: El gran mito de La Revolución” o en los libros de texto o incluso lo googleaste varias veces, en todos lados son llamados así.
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Pero de la persona que no se habla así, por los menos en los últimos años, es de su hermana María del Carmen Serdán Alatriste, de quien lo mucho o poco que podrías escuchar de ella es que mandó a sus hermanos a la hoguera a que murieran en los inicios de la Revolución, pero donde sea que busques su historia, es relatada como una heroína. La heroína de la Revolución.
Nació en Puebla en 1873 y desde su juventud ya se le veían las ideas liberales en temas políticos; ella y sus hermanos fueron maderistas y apoyaron siempre las causas de Francisco I. Madero. María del Carmen, Aquiles, Máximo y Natalia eran antirreeleccionistas y aunque Aquiles y Máximo no vivieron tantos años, ella hizo todo lo que pudo por defender al pueblo.
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Los cuatro hermanos Serdán son considerados como los primeros en seguir el llamado de Francisco I. Madero en 1910, pero Carmen decidió meterse mucho más allá de lo que en ese momento le correspondía hacer a una mujer. Ella, junto con las hermanas Narváez y Paulina Maraver Cortés, crearon una liga femenil integrada por mujeres poblanas.
Aquella liga femenil almacenaba las armas, pólvora y dinamita y crearon también bombas caseras que fueron utilizadas durante la guerra. Algo importantísimo que hizo Carmen es que conseguía el capital económico para seguir comprando armas, y se le conoce simbólicamente como la primera guerrera que empuñaba armas y que disparó las primeras balas de la Revolución.
También fue mensajera de la Revolución y se encargaba de desprestigiar al, en ese entonces presidente, Porfirio Díaz. En 1913 también formó parte de la Junta Revolucionaria de Puebla y junto con su hermano, Aquiles, fundó el Club Político “Luz y Progreso”, que fue uno de los pioneros en sacar a la luz las ideas revolucionarias.
Fue una mujer muy cercana a Francisco I. Madero y siempre estuvo muy interesada en la política, en los asuntos de guerra y en conseguir armas. Aunque fue arrestada y maltratada durante la Revolución, jamás dejó de luchar y jamás dejó de lado todo en lo que ella creía, ni siquiera con la muerte de sus hermanos ella se alejó de la política.
Incluso aunque ya no estuviera en el centro de la guerra, se dedicó a ser enfermera en los hospitales militares. Murió el 21 de agosto de 1948 y ella y su hermana Natalia fueron declaradas en 2020 “Beneméritas de Puebla” y sus restos se encuentran en el Museo Regional de la Revolución Mexicana “Casa de los Hermanos Serdán” en la ciudad de Puebla.
Aunque poco se habla de la participación de los cuatro hermanos dentro de la Revolución Mexicana, es importante reconocer que María del Carmen sí fue una heroína y sí fue una mujer que luchó junto a los otros personajes importantísimos en nuestra Revolución, me parece un buen avance que la historia vaya sacando a estas mujeres que habían tratado de esconder.
Al final, la historia siempre ha sido contada por hombres y siempre se había invisibilizado la participación de las mujeres en los grandes sucesos que hemos tenido en el país, incluso salen series en la televisión en la que vemos como héroe a Francisco Villa, pero se nos olvida que ese “héroe” que vemos y leemos también tenía la fama de violar mujeres.
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Después de tantos años de permanecer atrás de la historia, podemos ver a aquellas mujeres que lucharon contra todo y que llegaron incluso a ser líderes. Hoy en día tenemos a María del Carmen Serdán Alatriste en el billete de mil pesos y a Hermila Galindo, otra gran mujer que peleó por darnos el voto a todas nosotras. Me enorgullece muchísimo que haya acceso a esa información para poder contar sus historias.
Es increíble que hoy podamos contar las mismas hazañas tanto de mujeres como de hombres a lo largo de toda la historia de nuestro país: desde la independencia, hasta la revolución. Hoy, por ejemplo, tengo a la mano por lo menos tres libros de autores hombres y mujeres que hablan de la historia sin dejar atrás a las mujeres y su participación.
Así como la de ella, existen muchas historias que con el paso del tiempo se van conociendo desde una perspectiva diferente, y no necesariamente hablo desde la mirada feminista, sino de realidades que han sido ocultadas por la historia. Estoy segura de que en unos años veremos también a las mujeres que hoy en día están en la lucha, y quien sabe, tal vez podrías estar tú.
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