XALAPA, VER.- La celebración del Día de Muertos o de los Fieles Difuntos es motivo para que muchos trabajadores y trabajadoras se tomen algunos días de descanso, sin embargo, hay algunos sectores de la población que ocupan estas fechas para trabajar y lograr ingresos extra.
A la entrada del Panteón Palo Verde, ubicado en la avenida 20 de Noviembre de Xalapa, hay niñas, mujeres, jóvenes y adultos mayores con cubetas, escobas, azadones y machetes que usan para limpiar las sepulturas del campo santo.
Ante la llegada de visitantes, los trabajadores -niños y adultos mayores- ofrecen el servicio de limpieza de las sepulturas. Las opciones son: chapear para quitar la maleza alrededor de las tumbas o, si el familiar o visitante tiene más dinero, hacen el lavado de lo que recubre las sepulturas.
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De entre el grupo de los limpiadores de tumbas, destaca Adrián, un adulto mayor de 62 años de oficio albañil que durante la celebración de los Fieles Difuntos gana dinero extra. Acude desde hace un par de décadas al Panteón Palo Verde a ofrecer su servicio de limpieza.
La tradición de ir al panteón a trabajar la heredó de su papá, que desde joven le pedía que lo acompañara a Palo Verde para ganarse un “dinerito”. Los días más fuertes son el 1 y 2 de noviembre, en esa fecha, dice Adrián Moreno, hay hasta 100 personas ofreciendo el servicio y apoyando a las familias para chapear o lavar las sepulturas.
“Mi papá nos traía, antes rentábamos cuartos atrás del Panteón. Mi jefe ya murió, tenía 105 años, aún estando viejito le gustaba venir para (ganar dinero para) sus cigarros y su traguito e iba a limpiar jardines”, plática el vecino de la colonia Carolino Anaya.
El adulto confiesa que está esperando a tener la edad para tramitar la pensión de Adultos Mayores y tener un ingreso fijo, pues a su edad es complicado encontrar trabajo y cada vez hay menos oportunidad en el área de la construcción.
Adrián es un hombre de complexión delgada, de nariz aguileña, manos grandes y mide poco más del metro y medio de estatura. Viste un pantalón de mezclilla color caqui, una camisa del Bayern Munich y una gorra blanca de beisbol. Con trato amable cuenta que toda la vida ha sido “colador”. Su trabajo consiste en cargar latas de cemento que se usan para el colado de las casas. En buenas épocas, comenta, apoyaba en el colado de dos casas o edificios al día, ahora, la situación ha cambiado y, cuando tiene suerte, requieren de sus servicios dos veces a la semana.
Desde este miércoles 30 de noviembre visitó el Panteón Palo Verde y logró ganar 270 pesos que le permitieron irse a su casa con dinero para comer. Otra parte la metió a su ahorro para el pago de la renta, servicios de su casa -luz y agua-, y la lavandería de su ropa.
“Cada año vengo, en Todos Santos, espero venir mañana y pasado, primeramente Dios, van a ser los días buenos. Dios me ha bendecido, porque hoy ya gané 250. Se cobran 50 pesos la limpieza y 80 extra si se lava (la sepultura)”.
Para ganarse ese dinero, Adrián estuvo en el panteón desde las 9 de la mañana hasta las 5 y media de la tarde, horario en el que cierran el panteón; se echó un “taquito” y un refresco para aguantar la jornada. De regreso a casa, dice, pagó una comida corrida y fueron 70 pesos, por lo que su ganancia fue poca, pero servirá para sobrellevar el puente laboral de los Fieles Difuntos.
“Esta todo bien carísimo, me fui a comer, me cobraron 70 pesos. Lo que gané hoy me alcanza para guardar para mí renta, mi luz, y mi ropa la llevo a la lavandería. Aquí he venido desde que tenía como 20 años”.
Comenta que para tener más ingresos acude cada 15 días a darle mantenimiento a cuatro tumbas en el mismo panteón, por ese servicio le pagan 120 pesos al mes, “y ahí me la llevo tranquilo, para mi sólo para qué me voy a estar matando”.
Mucha de la gente que llega, dice, no acepta el servicio de limpieza, prefieren hacerlo ellos y usar esos 50 o 100 pesos para comprar flores o veladoras para dejarlas en las sepulturas. “Hace un año estaba el monte grande porque el Ayuntamiento no lo chapeó, no le dio tiempo, y ahorita mire, está todo el monte seco y hasta fumigaron.
“Ya mucha gente trae su machete y azadón. Le dije a una señora qué si la ayudaba y me dijo que traía herramientas, además, de que está más o menos limpio. Mañana vienen los que salen de la escuela, llegan con sus cubetas a lavar como 80 o 100 (personas). Dios reparte para todos y con suerte (habrá trabajo)”.
Este jueves acudió desde las nueve de la mañana a Palo Verde y a la una de la tarde ya había ganado 250 pesos. Como colador, explica, gana 500 pesos en un lapso de tres a cuatro horas, y si va a “dos colados”, el monto se duplica.
“Últimamente se ha escaseado un poco el trabajo. Muchos ya tienen revolvedora, con bomba, o los que alquilan la madera agarran los colados y ellos ya no nos llaman (a la gente adulta)”.
Adrián confiesa que la necesidad lo hace trabajar, por lo que aún sube los “botes de la mezcla” a segundos pisos; presume que la gente se sorprende de su capacidad para acarrear el cemento.
“Anteriormente no había tantos coladores, nos llevábamos desde 20 días hasta un mes parejito, hasta dos colados hacíamos al día, nos íbamos bien rayados. El trabajo ya escasea y hay más gente que se dedica a esto. Yo tengo contactos, que me llaman para ir a colar, pero si no me llaman, me toca descansar”, dice el hombre afable antes de seguir ganándose un dinero extra. Hay trabajo y eso le regala una buena cara.