El “Mayo” y la humillación al gobierno AMLO
La intervención durante la mañanera presidencial de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Pública, fue fallida si pretendía transmitir la incomodidad del gobierno de López Obrador ante la aparente entrega pactada a la justicia de Estados Unidos por parte de Ismael “Mayo” Zambada y del “chapito” Joaquín Guzmán López. El mensaje de la funcionaria -futura secretaria de Gobernación bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum- pareció más bien la crónica de la humillación de Washington contra su “socio y amigo”, que hizo a doña Rosa Icela mendigar mendrugos de información ante el embajador norteamericano Ken Salazar, que le dio a cuentagotas datos que, luego supo, le había entregado antes al secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, y al de Marina, Rafael Ojeda. Y al final -¿todos, o cada quien por su lado?- informaron al Presidente cuando ya volaban por todos lados versiones que serían confirmadas por el fiscal general norteamericano, Merrik Garland. El Tío Sam pacta con la principal mafia del país en un oportuno momento electoral, se consigue dos testigos protegidos. Y seguramente sonríe cuando aquí repetimos el discurso de defensa de la soberanía.
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Sinaloa luce tranquila… y todos guardan silencio
Casi a la medianoche del jueves, chiquillos seguían jugando a la pelota en los parques públicos de Culiacán, aprovechando que el calor había bajado, que al día siguiente no habría clases…, parecía una consigna social transmitir que no se produciría un nuevo “culiacanazo” luego de que cayeron en manos de la justicia norteamericana el líder histórico del mayor cártel del país -cuyo nombre nadie menciona en público por allá- y uno de los herederos de este. El ambiente apuntala la versión de que todo se trató de un pacto. Los espacios noticiosos locales, curtidos en mensajes cifrados, registraron solamente declaraciones provenientes de la Ciudad de México o de Estados Unidos. Incluso el gobernador, Rubén Rocha Moya, de 75 años, electo en 2021 aupado sobre una ola de atropellos electorales a cargo de comandos armados que robaron urnas, secuestraron e intimidaron a representantes de la oposición, guardó un discreto silencio. No pasa nada, pues, bato.
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¿Marcelo busca influir “por fuera”?
El excanciller y ex jefe de Gobierno capitalino Marcelo Ebrard -nominado para próximo secretario de Economía- ha apostado por mantener influencia “extracurricular” desde 2012 cuando le entregó el mandato de la capital del país a quien calculó sería su subordinado, Miguel Mancera, sin descifrar que el ahora senador saliente ya tenía un pacto previo con el nuevo gobierno Peña Nieto. El entonces entrante secretario federal de Gobernación, Miguel Osorio Chong, tuvo a Mancera y a sus oscuros operadores comiendo de su mano todo el sexenio, lo que atrajo una época aciaga para Ebrard, que acabó exiliado en Francia. El sexenio López Obrador lo proyectó nuevamente, y pudo meter a aliados suyos en posiciones importantes en la capital del país en el primer tercio de la administración Sheinbaum Pardo, quien al final se deshizo de ellos. Pero ahí viene de nuevo don Marcelo. Ya colocó a dos incondicionales en el equipo de transición del próximo canciller, Juan Ramón de la Fuente: Alfonso Zegbe, al que nos referimos aquí como un embajador oficialmente asignado en el mundo árabe, pero extraoficialmente de regreso en México, y Efraín Guadarrama, exmando secundario en la Subsecretaría de América Latina, al que no se le reconocen muchas luces, cesado a la llegada de la nueva titular, Alicia Bárcena. También logró la reciente postulación y triunfo electoral de su cercano operador Javier López Casarín en la alcaldía Álvaro Obregón. Es el hombre que con sus travesuras logró sacar de quicio a la entonces embajadora en Washington, Martha Bárcena, que acabó enfrentada a Palacio y en un amargo retiro.
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VGB