El “Mayo” y la tormenta que viene
El tamaño de la sorpresa causada por la entrega aparentemente pactada de Ismael “Mayo” Zambada -una especie de leyenda en la historia mafiosa del país- y de Joaquín Guzmán López -hijo del famoso “Chapo”-, sólo podía compararse anoche con la tranquilidad provinciana con que esta noticia fue recibida ayer en Sinaloa, cuna de todos los cárteles del narcotráfico surgidos en México desde los años 70. Zambada, de 76 años, mantuvo por décadas un juego de espejos con el gobierno mexicano como supuesto garante de una “pax narca”, con menos violencia, lo que ha sido una meta imposible de conseguir al menos desde hace 18 años, al inicio del gobierno Calderón. El presidente Biden demuestra, dentro de una crisis electoral, que Estados Unidos es capaz de cambiar el tablero del crimen en México…, y quizá otras cosas, en vísperas del inicio de la administración de Claudia Sheinbaum. Después de eso, todos los escenarios están abiertos. Por cierto, no hay que perderse la mañanera de este viernes.
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¿La DEA, al margen?
Entre las múltiples preguntas que surgieron desde ayer es por qué no corrió a cargo de la DEA sino del FBI el protagonismo en el episodio de la detención del “Mayo Zambada” y de uno de los hijos originales del “Chapo” Guzmán. Los voceros oficiosos de la agencia antidrogas norteamericana incrustados en medios mexicanos negaban todavía los hechos en sus redes sociales minutos antes de que el Departamento de Justicia informara tener bajo su custodia a “dos supuestos líderes del cártel de Sinaloa”, según comunicado firmado por el fiscal general Merrick Garland. También se cuestiona por qué Zambada iría acompañado de un hijo del capo mexicano igualmente convicto en la Unión Americana, con los que presuntamente estaba enfrentado. La respuesta que recibirán, nos dicen, es que los “Chapitos” se distinguen según su segundo apellido sea López -como es el caso- o Salazar.
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Zoé, al IMSS ¿y al IMSS Bienestar?
La virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum anunció ayer que ratificará a Zoé Robledo como director del IMSS, lo que contradijo versiones difundidas por su equipo en el sentido de que ya estaba exhausto de esa tarea, que lo ha colocado al centro de escándalos por contratos cuestionados. Sheinbaum destacó que el organismo público descentralizado llamado “IMSS Bienestar” (que controla ya la infraestructura y el personal provenientes de estados que así lo han acordado) tendrá también su propia estructura jerárquica; debe entenderse, independiente. De esta suerte habrá dos “IMSS”, el “ordinario” y el “descentralizado”, al que sería razonable cambiar de denominación para evitar confusiones. Hasta anoche, el nombre que se perfilaba para cabeza de esta última entidad es el de la actual secretaria de Salud de la ciudad de México, Olivia López Arellano.
Sheinbaum, con mandatarios del centro
Nuevos pasos se dieron hacia lo que se anticipa como una agencia metropolitana que alivie las crisis permanentes en la región metropolitana entre la capital del país y sus estados vecinos, como Hidalgo, Estado de México y Puebla. La virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum recibió en su casa de transición a la jefa de Gobierno electa de la ciudad de México, Clara Brugada, y a los gobernadores Julio Menchaca, hidalguense, y la mexiquense Delfina Gómez, acompañados por la próxima titular de Sedatu, Edna Vega, para abordar lo que se espera será una agenda integral de coordinación en materias como seguridad, ecología, agua y vialidad. Hay versiones sólidas de que esa agencia será dirigida por Alejandro Encinas, exjefe de Gobierno capitalino y uno de los políticos más conocedores de la metrópoli.
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VGB