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OPINIÓN
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surfea en olas gigantes. El titular del Insabi anda como si nada, pese al incendio que tiene con el nuevo instituto. Las dudas que crecen por todos lados, los testimonios de pacientes y sus familiares por el drama de que empeoró la atención parecen no distraer a Ferrer. Por cierto, nos cuentan que en la comida de López Obrador en Palacio Nacional con los gobernadores ni siquiera se habló del asunto, sólo comieron pejelagarto, bebieron agua de pitaya y sólo habló el presidente. ¡Buen provecho!