REFORMA ELECTORAL

Reforma electoral ¿para qué?

Es la oportunidad de Claudia Sheinbaum para pasar a la historia como demócrata y de fortaleza electoral, y no como heredera de una Reforma Electoral que contiene mucho de parcialismo en favor del grupo en el poder. | Joel Hernández Santiago

Escrito en OPINIÓN el

Por decreto de la presidente de México, Claudia Sheinbaum Pardo, se creó una Comisión para la Reforma Electoral. El grupo de personajes coordinará, analizará, evaluará, dialogará y llevará a término lo que será la Reforma Electoral que propuso el ex presidente Andrés Manuel López Obrador y que este gobierno quiere concretar. 

Dicen que habrá de ser una Reforma que esté acorde con los tiempos actuales, que exprese la voluntad social de modificar un sistema electoral que –dicen los promotores presidenciales- debe airearse, modernizarse y aportar a los mexicanos nuevas formas de ejercer su derecho al voto y a la participación ciudadana para elegir qué gobierno quieren, cómo y con quién. 

Y todo eso que suena interesante por novedoso, pero que debe tomarse con muchísimo cuidado y merece la atención de todos, porque lo que se obtenga de esta comisión, totalmente morenista, y lo que se apruebe en un congreso mayoritariamente morenista es extremadamente importante para lo que será el futuro político del país, y su futuro social, económico y de justicia. 

Pero, malos presagios parecen estar a la vista. Con una Comisión compuesta por gente vinculada con el ex presidente López Obrador y muy cercana a la actual presidente de México. Se integra así: la misma presidente, Claudia Sheinbaum como su presidenta, Pablo Gómez, presidente ejecutivo.

José Merino, titular de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones; Ernestina Godoy, Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal; Lázaro Cárdenas Batel, Oficina de la Presidencia de la República; Jesús Ramírez Cuevas, de Asesores de la Oficina de la Presidencia de la República y Arturo Zaldívar, coordinador General de Política y Gobierno de la Oficina de la Presidencia.  

En todo caso, el cabeza de grupo será el señor Pablo Gómez, quien  tiene una larga historia política. Desde aquella participación en el movimiento de 1968 como parte del movimiento estudiantil y en adelante ha sido legislador en distintas legislaturas; ha cambiado en diversas ocasiones de grupo político aunque todos ellos de izquierda. Ha buscado puestos de elección popular y ha sido nombrado para cargos de la función pública y de organismos autónomos

Lo más cercano fue su nombramiento como titular de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) una entidad gubernamental que se encarga de analizar, tratar y transmitir información sobre operaciones financieras sospechosas para prevenir y combatir el lavado de activos, la financiación del terrorismo y otros delitos económicos complicados. Debe recopilar, analizar y compartir datos financieros para –dicen- ayudar a las autoridades a investigar y procesar actividades delictivas.

Si. Pero no. Tanto Gómez como su antecesor –y por órdenes superiores y aquiescencia de ellos mismos-- hicieron de este organismo gubernamental un instrumento político a través del cual se investiga a los críticos o enemigos del gobierno de Morena-4T, y no los delitos de tipo financiero de su incumbencia. Todo esto  durante el gobierno pasado y durante este gobierno. 

Pablo Gómez falló. Tan es así que tuvieron que venir noticias del gobierno de EU para dar a conocer el nombre de dos bancos y una casa de bolsa: CIBanco, Intercam y Vector Casa de Bolsa, esta última propiedad de Alfonso Romo, quien fuera asesor cercanísimo del expresidente López Obrador

Desde allá se señala lo que debió conocerse aquí: presunto lavado de dinero. ¿Lo sabían aquí? ¿Lo dejaron pasar? ¿Lo ocultaron? ¿Qué hizo Pablo Gómez y su Inteligencia Financiera? ¿Lo ocultó a la presidente de México?

Lo que es cierto es que lo sacaron de la UIF de manera fulminante el sábado 2 de agosto. Ni siquiera se conocía en principio a quien habría de sucederlo en el cargo. Hoy se sabe que será Omar Reyes Colmenares, un personaje muy cercano a Omar García Harfuch, secretario de Seguridad. 

Pablo Gómez conoce de cerca la voluntad de López Obrador en materia electoral. Sabe que AMLO quería adelgazar al máximo al Instituto Nacional Electoral y al Tribunal Electoral. Sabe que siempre quiso eliminar la figura de los diputados plurinominales con el pretexto de adelgazar el gasto legislativo… Que quiere hacer una Reforma Electoral a imagen y semejanza de su criterio político. 

Hoy comienza el debate mediático sobre la Reforma Electoral todavía imprecisa y nebulosa, aunque todos temerosos de que con esta Reforma ocurra lo mismo que ocurrió con la Reforma Judicial que terminó siendo el parto de los montes, y todo bajo sospecha. 

Habrá consultas públicas. Reuniones con especialistas, académicos, investigadores, políticos y ‘vox populi’, aunque al final no se tomen en cuenta en una decisión que está previamente tomada.  

Pero ya aparecen señales de inconformidad entre gente vinculada con lo electoral como son los expresidentes y altos funcionarios del INE, académicos y analistas políticos que perciben un serio peligro de favorecer al grupo en el poder en materia electoral, para su perpetuación. 

Sí. Urge que se haga una consulta nacional en la materia. Una consulta seria, plural, incluyente, democrática, rigurosa entre entidades académicas, grupos políticos, intelectuales, gente de a pie, gente de trabajo y personas con interés en la materia y que aporten sus criterios para que todo ello se plasme en el documento final de la Coordinación Presidencial para la Reforma Electoral. Ojalá. 

Que nazca una reforma electoral democrática, plural, incluyente, transparente, con instituciones de lo electoral fortalecidas y en verdad autónomas. 

Es la oportunidad de la presidente Claudia Sheinbaum para pasar a la historia como demócrata y de fortaleza electoral, y no como heredera de una Reforma Electoral que contiene mucho de ambición política, resentimiento histórico y político y mucho de parcialismo en favor del grupo en el poder. 

“No engañar, no mentir, no robar” deberán ser verdad y no un recurso retórico. Estamos al principio de lo que habrá de ser un largo debate hacia la democracia, o a la vista de la destrucción de la democracia. Todo depende de ellos. Pero sobre todo depende de todos nosotros, los mexicanos al grito de guerra. 

Joel Hernández Santiago

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