HUACHICOL

Huachicol: las venas abiertas de Pemex

En Pemex hoy hay venas abiertas en los ductos de Pemex y en su administración. | Joel Hernández Santiago

Escrito en OPINIÓN el

Al perro más flaco se le cargan las pulgas, se dice. A la empresa Pemex le está yendo mal, muy mal. A la ineficiencia, la incapacidad, la corrupción, el desdén de gobierno para solucionar sus grandes problemas, al fracaso como empresa al punto de su práctica quiebra y tantas lindezas que la llevan a la ruina, de un tiempo a esta parte se le agrega el saqueo: el “huachicol”.

Empresa mexicana nacida el 7 de junio de 1938 luego de la gesta nacionalista del entonces presidente Lázaro Cárdenas que repudió la explotación del petróleo mexicano por empresas extranjeras y cuyas utilidades eran extremadamente opulentas e iban a parar fuera del país, sin beneficio para la nación mexicana. Hizo entonces que la empresa fuera de los mexicanos y para los mexicanos: La expropiación petrolera de 1938. Bien.

Durante muchos años Pemex operó con ganancias extraordinarias como resultado de la millonaria explotación de hidrocarburos y su venta al extranjero en cantidades monumentales. En tiempos de crisis mundiales Pemex fue beneficiaria por la exportación del petróleo; se convirtió en un proveedor mundial, particularmente hacia Estados Unidos: “Tenemos que aprender a administrar la riqueza” dijo José López Portillo en tiempos de bonanza petrolera. 

Pemex enriqueció a gobiernos ‘emanados de la Revolución’, como también a gobiernos panistas y más cerca al gobierno de la 4T-Morena. Enriqueció a políticos y funcionarios públicos como sus líderes sindicales. Todo el que metía manos en Pemex salía ganancioso. El oro de Fausto estaba ahí y muchos querían un poco de ese oro: Y lo obtenían.  

Pero Pemex se iba quedando en los huesos: "Pemex lo único que está haciendo es perder el tiempo", dijo hace unos días Saverio Minervini, Managing Director de Corporates de Fitch Ratings, quien explicó que la deuda financiera de la petrolera crece, la deuda con proveedores supera los 20 mil millones de dólares, no tiene flujo de caja para reinvertir en nuevos proyectos y, por ende, su producción sigue lejos de las metas de gobierno. Problemas que no han hecho más que crecer”. 

Así que la deuda financiera de Pemex es por 101 mil millones de dólares y la deuda con proveedores por más de 404 mil millones de pesos al cierre del primer trimestre de 2025, según el diario mexicano “El Financiero” del 26 de junio de 2025.

Y si de por sí las cosas están mal, muy mal para Pemex, ahí está otro de sus grandes problemas: el saqueo del combustible a lo largo y ancho del país: el famoso huachicoleo, que no es otra cosa que la sustracción criminal del combustible perforando sus tuberías y trasladándolo a empresas, a gasolinerías, para venta de forma directa o para su exportación a otros países… Todo a la vista. 

En distintos puntos de la República los ductos de Pemex son violados y de los que se obtienen millonarias ganancias. Muchos delincuentes encontraron en este descuido monumental de la empresa y sus directivos y sindicato la forma de hacer dinero, aunque signifique peligro de vida. Como ya ha ocurrido en tomas clandestinas distintas. 

La más trágica sucedió en Tlahuelilpan, Hidalgo, el 18 de enero de 2019 donde una explosión en una toma clandestina causó la muerte de al menos 137 personas. Otras explosiones y tragedias relacionadas con el huachicol también han ocurrido en diferentes estados del país, como Puebla y Veracruz. Pero ni así.

Porque la ganancia para los delincuentes es enorme. Son millones de pesos los que se obtienen sustrayendo este combustible. Hoy se sabe que las pérdidas económicas causadas por el huachicol en México ascienden a miles de millones de pesos anualmente. Tan solo en 2024, se estimaron en 20 mil 428 millones de pesos perdidos para Pemex

Además existe el huachicol fiscal, que involucra la importación de gasolina con declaraciones falsas para evadir impuestos, lo que ha generado pérdidas por aproximadamente 554 mil 750 millones de pesos entre 2019 y 2024, según cálculos basados en datos de la “Energy Information Administration” (EIA) de Estados Unidos y la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM). 

El lunes 31 de marzo pasado, se aseguró un buque cisterna en Tampico, Tamaulipas. Transportaba 10 millones de litros de diésel además de 192 contenedores, un buque, 29 tractocamiones, armamento y vehículos, tres camionetas tipo pick-up, equipos de cómputo y otros materiales.

En Coatzacoalcos, Veracruz, se encontró una pequeña refinería para combustible robado (huachicol); refinaban gasolina de bajo octanaje mezclada con aditivos.

Por su parte el gobierno ha dado golpes fuertes a la delincuencia organizada de huachicol. Apenas el fin de semana pasado se anunció la desarticulación de una red de huachicoleo en 4 estados:   Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo y Querétaro. Se habla de 32 detenidos de alto voltaje. 

Sin embargo aún es insuficiente. El robo de combustible ha generado una industria dañina para la economía de Pemex, pero sobre todo para la economía del país; un delito en el que están involucrados funcionarios de gobierno, políticos, presidentes municipales, empleados de Pemex…  

El 21 de julio de 2019, en Huejutla, Hidalgo, luego de un largo periodo de falta de aprovisionamiento de gasolina en el país, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador aseguró, enfático, que “el huachicol ha terminado”. Pero no, no y no. Sigue vivito y coleando.

El problema está ahí y parece interminable. El precio de la gasolina, cada vez más alto, hace que muchos acudan a la adquisición del combustible más barato, pero ilegal

Muchas aristas. Muchas venas abiertas en los ductos de Pemex y en su administración. Mucha corrupción y mucha traición entonces y ahora. Todos creímos que las cosas serían distintas a partir del 1 de diciembre de 2018: Sí, pero no. 

Joel Hernández Santiago

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