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Trump: ¿quién aguantará dos semanas?

Esperar dos semanas antes de decidir si ataca a Irán directamente había sido la decisión de Trump, sin embargo ya sabemos que puede cambiar de opinión y las dos semanas reducirse a dos días, como sucedió. | Jorge Faljo

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El jueves la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, leyó un mensaje de Trump donde declara que debido a que existe una buena posibilidad de que puedan o no haber negociaciones con Irán en el futuro próximo decidió esperar dos semanas antes de decidir si ataca a Irán directamente. 

De último momento: fue un engaño. El sábado en la tarde, cuando este artículo estaba listo para publicarse, Trump presumió haber bombardeado tres instalaciones nucleares en Irán. Su credibilidad quedará por los suelos

Así Trump dio otra de sus forzadas vueltas en zigzag y es una afirmación desconcertante. En primer lugar porque no hay negociaciones en marcha, solo hay advertencias de Trump, e Irán declaró que está dispuesto a negociar sólo si Israel suspende sus ataques. Por su parte Israel no ha mostrado disposición alguna a detenerlos, y anteriormente saboteó el supuesto intento de negociación encabezado por Witkoff, el enviado especial de Trump

Desde el inicio del ataque israelita a Irán el 13 de junio Estados Unidos le brinda armas, financiamiento e información logística a Israel, además de que docenas de aviones tanque norteamericanos recargan de combustible en pleno vuelo a los aviones israelitas que atacan a Irán. Tal participación se considera indirecta y no ha dado pie a una respuesta iraní que prefiere ignorarla de momento, aunque señala que ante un ataque directo contestaría atacando las bases militares norteamericanas de la región. 

Por ataque directo se entiende sobre todo emplear las poderosas bombas anti bunker que solo Estados Unidos tiene y que solo se pueden transportar en su más grande avión bombardero. Se afirma que estas bombas son capaces de penetrar a 60 metros de profundidad atravesando el suelo, incluso rocas y concreto, antes de explotar con gran intensidad. Fuera de una bomba atómica táctica es la única manera en que se podría destruir la instalación de desarrollo nuclear iraní de Fordo. Una planta construida al interior de una montaña sin que se sepa a ciencia cierta a qué profundidad se encuentra, el tipo de suelo y si cuenta con blindaje adicional, digamos concreto y acero. 

Seymour Hersh un prestigiado periodista de investigación dijo el viernes que de acuerdo a sus fuentes en Israel y en Estados Unidos, Trump llevará a cabo un intenso bombardeo sobre Irán este fin de semana antes de que abran las bolsas de valores el lunes. Lo que implicaría que la espera de dos semanas es un engaño tanto a Irán, que difícilmente volverá a caer en esa trampa, como a los mercados de valores. Si Hersh está en lo correcto cuando se publique esta columna la guerra en Irán habrá escalado enormemente. 

Algo más que puede ocurrir es que Trump puede inesperadamente cambiar de opinión y las dos semanas reducirse a dos días, o dos horas… o alargarse. Si de algo ha presumido Trump recientemente es que “nadie sabe lo que voy a hacer”. Tal vez ni él mismo. 

Supongamos no obstante que no es un engaño y que Trump efectivamente desea darse dos semanas para tomar una decisión sobre bombardear, o no, directamente a Irán. Bajo ese supuesto cabe explorar los motivos de la posible indecisión de Trump y que espera que ocurra en ese plazo. De aquí en adelante se plantean varias posibles circunstancias que se suman para esperar dos semanas. 

Un primer motivo interno es que el asunto está dividiendo a sus seguidores más cercanos dentro del movimiento MAGA (Make America Great Again -hacer grande a América otra vez-). 

Tucker Carlson, un comentarista político de derecha con millones de seguidores en sus redes sociales, enfrentó al senador Ted Cruz sobre el tema de Irán y le reclamó que quiere tirar al gobierno de un país del que no sabe nada, ni siquiera el tamaño de su población. Carlson y Steve Bannon, otro muy famoso comentarista de derecha, unieron fuerzas en un programa donde se opusieron a la participación norteamericana en la guerra. Otra aguerrida política, la representante de Georgia, Marjorie Taylor Green se manifestó contra la guerra. Se pueden considerar representativos de millones de seguidores de Trump que creyeron su promesa de no iniciar nuevas guerras. 

Un reciente encuentro de enviados de Francia, Reino Unido, Alemania e Irán dejó en claro que quieren una solución diplomática. Pero Trump contrapuso que Irán quiere hablar con Estados Unidos y no con Europa. 

Putin y Xi Jinping, dirigentes de Rusia y China, condenaron el ataque israelita como violaciones al convenio de las Naciones Unidas y pidieron, en particular a Israel, cesar el fuego y evitar su escalamiento y expansión regional. 

Dos semanas pueden servirle a Trump para el reposicionamiento de las fuerzas navales y aéreas norteamericanas que se encuentran en marcha. No obstante es conveniente recordar que tras 30 días de ataque a los Hutíes Trump suspendió los bombardeos sobre Yemen a cambio de que no se atacara a su flota naval. Los costos del conflicto estaban siendo muy elevados. Un ataque a Irán después de ese precedente podría no ser muy afortunado. 

Finalmente cabe pensar que Trump esperará dos semanas para ver cuál es la dirección que toma el conflicto. Algunos dicen que antes de ese plazo Irán agotará su reserva de misiles; otros dicen que también antes de ese plazo Israel se quedará sin defensas antimisiles. Lo que ocurra primero definiría la suerte del conflicto. 

Si de verdad Trump piensa esperar dos semanas para tomar la decisión en los hechos, este es un fuerte rechazo a las presiones que recibe de Israel y sus seguidores dentro de Estados Unidos. Dos semanas más como los últimos días y el fracaso del ataque israelita tomaría, sin el apoyo directo de Estados Unidos, el tinte de una derrota. El primer ministro israelita que ya es un prófugo de la justicia internacional, tendría que rendir cuentas también ante la justicia israelita. 

Israel atacó a Irán con tres objetivos centrales: destruir las instalaciones nucleares de Irán, provocar un cambio de régimen y forzar a Estados Unidos a unirse al conflicto. Pero Israel no puede por sí mismo destruir las instalaciones nucleares y muchos dudan de que Estados Unidos pueda hacerlo con su publicitada bomba anti bunker porque no se conoce la profundidad, la localización exacta y los planos de la instalación bajo tierra. La decapitación de las élites militares y científicas de Irán provocó desconcierto y desorganización, pero no lo suficiente. El ataque ha consolidado la unidad de la población iraní en lugar de provocar una revuelta. 

Y aquí se pudiera vislumbrar una fantasía. Israel no esperaba la capacidad de respuesta iraní y sus habitantes no están acostumbrados a que caigan misiles en sus ciudades, a vivir en refugios y no dormir tranquilos, con sus rutinas de trabajo y ocio alteradas. Tal vez en dos semanas Israel se verá presionado por su propia población a aceptar una negociación razonable, que le permita a Irán el desarrollo nuclear pacífico, bajo una estricta vigilancia internacional que Irán siempre ha aceptado.

De último momento: Sí fue un engaño. El sábado en la tarde, cuando este artículo estaba listo para publicarse, Trump presumió haber bombardeado tres instalaciones nucleares en Irán. Su credibilidad quedará por los suelos.  Jorge Faljo

@JorgeFaljo