¿Qué tan lejos estamos de Palestina? Me lo pregunto mientras reviso las distancias, una búsqueda rápida me dice que a lo menos son 11,442 km. Sin embargo, se siente cerca. Y es que, aunque las distancias geográficas nos pueden dar una perspectiva no representan nuestro sentir.
Al mismo tiempo, aunque lo sienta cerca, lo cierto es que no experimento ni alcanzo a imaginar lo significa estar hoy en territorio Palestino. Lo nombro así primero como un ejercicio de nombrar para abrir una reflexión, no un debate. Israel es un proyecto colonial que busca ocupar, doblegar, borrar, silenciar. Para su pesar eso no está siendo posible. Palestina está resistiendo. Y a nuestra manera millones de personas alrededor del mundo nos sentimos cerca de Palestina, de su pueblo, de sus resistencias. Entonces hemos salido a marchar, boicotear, gritar, graffitear, ocupar, disputar, cantar, lo que sea necesario para decir basta.
Hay quienes se preguntan ¿por qué nos importa desde acá?
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Nuestro acá experimenta sus propias violencias. En mi condición de migrante chilena residente en territorio mexicano experimentó tanto aquello que comparte como lo que distancia a estos dos países. Mientras en México el número de desaparecidxs no disminuye mucho menos los feminicidios. Por otro lado, en Chile el panorama neoliberal parece solo asentarse en un territorio deprimido por una revuelta inconclusa, que hoy más que nada, duele.
Pero recupero lo aprendido caminando en los feminismos y es que las luchas son transnacionales. No tienen fronteras ni presidentas. Bueno, para algunos. Al menos a los que voy a invocar en este texto. Aquellos que se nombran decoloniales, antirracistas, anticapitalistas, antipatriarcales. No porque pensemos en un patriarcado universal que nos oprime por igual sino porque queremos nombrar una trama donde colonialidad, racismo, capitalismo y patriarcado operan de manera conjunta. Es así como experimentamos la vida.
Para el Colectivo Feminista Palestino “la violencia de género y sexual es indispensable para el colonialismo de asentamiento y su propósito de eliminar a los pueblos indígenas, despojarlos de sus tierras y reprimir su resistencia. En Palestina, el proyecto colonial sionista se ve impulsado por una ansiedad demográfica que interpreta el cuerpo, la sexualidad y la capacidad reproductiva de las mujeres palestinas como amenazas a la seguridad”.
Las mujeres y disidencias sexo-genéricas sabemos de estas violencias. Acá también somos amenaza. Estas cuestiones estructurales no operan de la misma manera en todos los territorios. Por lo mismo, nuestra tarea es dar cuenta de las formas específicas, mirar-nos hacia adentro sin dejar de mirar hacia afuera. La violencia colonial que ocupa territorios toma su propia forma en este lado del mundo. Para algunos toma forma de despojos, para otrxs de gentrificación, para otrxs de violencia transfeminicida.
Pero Palestina no solo nos da la oportunidad de mirar los problemas sino también para abrir posibilidades, por lo que recupero las palabras de María Lugones en Peregrinajes (2021), donde nos dice que no se trata de mirar las luchas solo por glorificarlas, “sino más bien entender la resistencia como bosquejo de nuestras posibilidades”.
En el mismo sentido recuerdo las palabras de Rodrigo Karmy, filósofo chileno, para quien aquello que ha sido nombrado como una revolución inconclusa puede ser también observado desde otro prisma, como un intento, como una posibilidad emergente, como intifada. Esta intifada tal vez no se inscribe en un gran proceso revolucionario como los que conocemos. Se trata de una restitución de las potencias por parte de aquellxs que hemos sido nombradxs como cualesquiera. Todxs podemos ser intifada. En cualquier lugar. En cualquier momento. Así, las distancias no borran la posibilidad de acercarnos a Palestina.
Una intifada no busca mantener el actual orden de las cosas. Esto implica una fractura importante con la lectura que se quiere hacer de ciertas luchas. A través de esta operación se encierran ciertos deseos en un horizonte estatal. Sí, a veces es necesario. Pero esos no son los únicos horizontes. La lucha contra el colonialismo, el despojo, el patriarcado y contra el capital no cabe en un proyecto de ley o una modificación de nuestra constitución.
Entender nuestros problemas en clave transnacional no tiene que ver con solo ubicar similitudes o precisar diferencias, sino que en términos políticos nos exige a quienes participamos de movimientos sociales en trabajar para encontrar estos nudos, desatarlos si es posible, escuchar a quienes los nombran y acompañar a quienes se organizan y luchan.
Hace unos meses como Colectivo Mora Alto al Genocidio en Palestina realizamos la proyección del documental Cuenta Pajarito de Arab Loutfi, este nos cuenta en primera persona la experiencia de mujeres palestinas que se plegaron a la lucha armada. En la actividad contamos con la participación de una compañera del Movimiento de Jóvenes Palestinos, Hana, quien nos recordó que “las cosas no siempre han sido así”. Así como la ocupación comenzó un día también puede terminar. Esta posibilidad es algo que podemos aprender para comprender nuestras propias problemáticas donde algunas cuestiones parecen estáticas, eternas e imposibles. Por el contrario, aprendemos que la causa Palestina nos enseña a desafiar el espacio y el tiempo.
Entonces, sí, nos importa, y mucho. Nos importa como ejemplo, como advertencia, como necesidad, como ruta. Nos importa porque también vivimos en territorios ocupados, colonizados, racistas, patriarcales. Nos importa porque también podemos ser intifada. Nos importa porque sentimos.
Referencias
Shut Down Colonial Feminism on International Day for the Elimination of Violence Against Women del Colectivo Feminista Palestino, se puede revisar en:
https://palestinianfeministcollective.org/shut-down-colonial-feminism-2023/
Intifada. Una topología de la imaginación popular de Rodrigo Karmy. Ediciones Metales Pesados. 2020.
Peregrinajes de María Lugones. Ediciones El Signo. 2021. Documental Cuenta Pajarito de la directora Arab Loutfi, Egipo, 2007.
Movimiento jóvenes Palestinos, más información en https://palestinianyouthmovement.com/
Colectivo Mora Alto al Genocidio en Palestina, más información en nuestras redes sociales Instagram @cmoraxpalestina o en Facebook como Colectivomoraagp
Constanza Larenas*
Estudiante de doctorado en Estudios del Desarrollo. Problemas y Perspectivas Latinoamericanas en Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y Maestra en Estudios Regionales en el mismo Instituto. Licenciada en Sociología por la Universidad de Concepción, Chile. Sus líneas de investigación son movimientos sociales, feminismos y disputas territoriales. Es parte del Colectivo Mora Alto al Genocidio en Palestina, de la Colectiva Callejeras y coordina el espacio de aprendizajes Feministxs Aprendiendx.
