En 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que se conforma de un total de 17 objetivos que buscan a través de 169 metas la implementación de diversas acciones a favor de las personas, nuestro planeta, la paz en el mundo, el acceso a la justicia y la prosperidad de la humanidad.
En este sentido, la Agenda reconoce que el deporte contribuye al desarrollo de las personas y genera elementos claves para la salud, la educación y la inclusión social.
Asimismo, el deporte permite concientizar sobre la prevención y atención de enfermedades, apoya el empoderamiento de género, por ejemplo, de las niñas y las jóvenes marginadas o con limitaciones sociales, físicas o económicas.
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El deporte es un referente mundial de paz social, ya que a través de competencias internacionales podemos observar vínculos de fraternidad, colaboración y de una sana rivalidad en donde perdedores y ganadores se reconocen mutuamente.
Bajo este contexto, ¿cómo se encuentra nuestro país con relación a la práctica de algún deporte o ejercicio físico?
Para poder responder esta pregunta nos basaremos en el Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico (MOPRAFED) a cargo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) correspondiente a 2024 y que nos revela información estadística sobre la práctica de algún deporte o ejercicio físico de mujeres y hombres de 18 años y más.
Este registro que el INEGI ha ido construyendo desde 2013, permite observar que la población de 18 años y más activa físicamente en 2024 fue del 41.1%, es decir, la población inactiva físicamente alcanzó un registro de casi el 60%.
Por sexo, los hombres registraron una actividad física en un 46% por un 36.8% de las mujeres.
Ahora bien, si nos concentramos solo en la población de 18 años y más activa físicamente por nivel de suficiencia, es decir, que practica al menos tres días por semana ejercicio y acumula un tiempo mínimo de 75 minutos con una intensidad vigorosa, el INEGI reporta que del 41.1% de las personas activas, solo el 64.2% lo hacen con actividad suficiente.
Ante estos resultados, no es de extrañarnos que México ocupe desafortunadamente a nivel mundial los primeros lugares en diversas enfermedades.
Entre los registros más representativos destaca que ocupamos el segundo lugar en el mundo en obesidad en adultos y el primer lugar en obesidad infantil, a la que habría que agregar que este un factor importante de riesgo para la salud.
También, hay que tomar en cuenta que, de acuerdo con lo referido por diversos expertos, la obesidad se asocia con enfermedades cardiovasculares.
El INEGI acaba de revelar el pasado 25 de febrero que las enfermedades del corazón son una de las primeras causas de defunción a nivel nacional tanto para hombres como para mujeres.
Ante este panorama resultaría importante que los gobiernos en sus tres niveles consideraran los registros públicos del INEGI como punto de partida para establecer programas de mejora para la población a través de la práctica de actividad física.
El factor de arranque podría comenzar concientizando a la población de la importancia que tiene la actividad física que, entre otras, se encuentra el que ayuda al control de peso, previene enfermedades como la artritis, la diabetes y ayuda a controlar la presión arterial. Asimismo, nos permite sentirnos con mejor estado de ánimo, controlar niveles de estrés y ansiedad y nos genera mejores funciones cognitivas.
Está en manos de nuestras autoridades gubernamentales y, en particular de las instituciones del estado mexicano encargadas del deporte en ser el motor que genere bienestar a la población a través de la práctica de ejercicio. ¡Veremos!