Este 18 de marzo, fecha emblemática en la historia de México, se estarán votando en la Cámara de Diputados las leyes secundarias de la reforma energética promovida por la presidenta Claudia Sheinbaum, para que Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) regresen al pueblo de México.
Su aprobación es fundamental para la implementación efectiva de la reforma energética de 2024, ya que establecerán las bases legales y operativas para que Pemex y la CFE retomen un papel central en el sector.
Terminan con las medidas neoliberales (privatizadoras) de la ley de 2013, que promovió Enrique Peña Nieto, y se establecen en un momento crucial, cuando el gobierno de la presidenta Sheinbaum tiene como principal reto enfrentar la guerra arancelaria de Donald Trump, mediante un plan de cinco puntos donde destaca la autosuficiencia energética.
Te podría interesar
La foto de Claudia Sheinbaum junto a Cuauhtémoc Cárdenas, en el 86 aniversario de la expropiación petrolera, celebrado en el contexto de las campañas políticas del año pasado, mostró la vigencia del Cardenismo en el proyecto de la Cuarta Transformación.
Después de hacer una guardia de honor en el Monumento a la Revolución, donde yacen los restos del general Lázaro Cárdenas, Sheinbaum presentó su proyecto denominado “República Soberana con Energía Sustentable”, que se concretó en la reforma energética promulgada el 30 de octubre de 2024, cuyo principal objetivo es recuperar la soberanía energética de México.
Este 18 de marzo, en el marco del 87 aniversario de la expropiación petrolera, la Cámara de Diputados tiene programado votar un paquete de leyes secundarias que buscan fortalecer el control estatal sobre el sector energético y redefinir la participación de la iniciativa privada en áreas como hidrocarburos y electricidad.
Entre las principales propuestas está la Ley del Sector de Hidrocarburos que propone revertir el modelo de asociación con la iniciativa privada establecido en la reforma de 2013. También se plantea la regulación estatal del sector eléctrico, limitando la participación privada y fortaleciendo a la CFE como principal proveedor de este servicio.
El paquete de leyes secundarias de la reforma energética de Sheinbaum representa un giro significativo hacia el control estatal en el sector energético, lo que no ha estado exento de críticas, ya que los opositores advierten que esta centralización podría conducir a la ineficiencia y a la falta de competitividad, problemas que históricamente han afectado a ambas empresas.
En este sentido, la presidenta Sheinbaum, en su conferencia matutina del 12 de marzo, explicó: “ellos dijeron que al convertirlas en empresas productivas del Estado las hacían más eficientes”, pero con CFE lo que ocurrió “es que cada vez producía menos electricidad y la mayor parte lo hacían los privados”; y en el caso de Pemex “lo endeudaron y cada vez producía menos petróleo y refinaba menos gasolinas y diésel”.
Esto en buena parte se debió a la corrupción. “Y la corrupción vinculada con la desarticulación de Pemex y CFE lo que provocó fue una pérdida de soberanía”, afirmó la presidenta.
La corrupción, en efecto, ha tenido consecuencias directas en la eficiencia y viabilidad financiera de Pemex y CFE. Por ejemplo, el caso de Odebrecht involucró el pago de sobornos a funcionarios de Pemex por aproximadamente 10.5 millones de dólares para obtener contratos de obras públicas entre 2010 y 2014; y en el caso de la CFE está la indemnización por 1.2 millones de pesos que presuntamente recibió Enrique Ochoa Reza por renunciar en 2016 a la dirección de la empresa.
También está la sangría a través del “huachicol” y prácticas ilegales (como la manipulación de medidores) en el suministro de energía eléctrica, donde han estado involucrados trabajadores de estas empresas.
En el ámbito sindical, la corrupción ha sido un problema persistente. Además del legendario cacicazgo que en su momento ejerció Joaquín Hernández Galicia, la “Quina”, durante casi tres décadas (entre 1961 y 1989) están los ejemplos de líderes petroleros “millonarios” como Salvador Barragán Camacho, José Sosa y más recientemente, Carlos Romero Deschamps.
La administración de Sheinbaum ha intentado abordar estos problemas designando a técnicos de confianza en puestos clave, como Víctor Rodríguez Padilla en Pemex y Emilia Esther Calleja Alor en la CFE, con el objetivo de implementar una gestión más transparente y eficiente. Sin embargo, el gran reto que tiene por delante el gobierno de Sheinbaum es terminar con la corrupción en estas empresas estatales para que, en verdad, estén al servicio del pueblo mexicano.