Con el cambio de administración en el gobierno de los Estados Unidos, la migración ha adquirido un papel todavía mayor del que ya tenía en la agenda bilateral entre México y nuestro vecino del norte, convirtiéndose en un tema prioritario no solo por su impacto económico y social, sino también humanitario.
En este contexto, resulta esencial que los diversos actores involucrados en el fenómeno migratorio realicen sus tareas poniendo un énfasis en la protección y tutela de los derechos humanos de las personas migrantes que emprenden un difícil camino en la búsqueda de una mejor vida; derechos entre los que la garantía del derecho a la protección de datos personales se vuelve crucial para salvaguardar la dignidad, la seguridad y la propia vida de las personas migrantes.
Datos que van desde su nombre, lugar de origen, hasta rutas de viaje, estatus migratorio o solicitudes de asilo pueden ponerlos en potencial riesgo si no son tratados de manera adecuada por los diversos actores involucrados en los procesos de migración, entre los que se encuentran particularmente dos tipos de actores: por un lado, los entes públicos, como cuerpos de seguridad y autoridades migratorias, y, por otro lado, actores de la sociedad civil, como albergues u organizaciones de asistencia a migrantes.
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En ese sentido, es importante poner sobre la mesa algunas consideraciones esenciales para atender la protección de datos personales en este sector de la sociedad:
En primer lugar, es fundamental subrayar la importancia de atender los principios, deberes y obligaciones que tienen los responsables del tratamiento de datos personales, de acuerdo con lo establecido en la Ley General de Datos en Posesión de Sujetos Obligados, para el sector público, y la Ley Federal de de Datos en Posesión de los Particulares, para el sector privado.
Destacando los principios de consentimiento e información, que permiten garantizar que las personas migrantes sean plenamente conscientes del uso que se le da a su información y puedan otorgar o negar su permiso con base en información clara y precisa.
Por otro lado, es fundamental también la labor de socialización y promoción del derecho a la protección de datos personales en este sector, así como los mecanismos para ejercer sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición de datos personales. Reconociendo que de poco sirve contar con derechos de avanzada si no se conocen o no se sabe cómo ejercerlos.
Un tercer elemento clave es la capacitación, profesionalización y sensibilización del personal que maneja datos personales de personas migrantes, con el objetivo de prevenir errores, malas prácticas o filtraciones de información que puedan poner en riesgo la seguridad de esta población ya de por sí vulnerable.
Finalmente, considero importante subrayar que contribuir a la protección de datos personales también implica implementar estrategias que ayuden a fortalecer el derecho a la identidad, reconociendo que muchas personas migrantes viajan sin documentos, pierden su documentación en el trayecto o ésta es retenida o destruida.
La atención del fenómeno migratorio es una tarea impostergable que debe colocar en el centro de cualquier política o estrategia a las personas y a sus derechos humanos. La dignidad, la seguridad y el respeto a la identidad de quienes atraviesan las fronteras deben ser el eje rector de las decisiones tomadas por gobiernos, sociedad civil y sector privado. En ese sentido, proteger los datos personales de las personas migrantes no solo es proteger sus historias, su integridad y su dignidad, es también acompañarles en la búsqueda de una vida mejor. Con ello, hagamos lo que nos corresponde.