El sábado 6 de diciembre el Zócalo volvió a ser un punto de encuentro que refleja la fuerza del movimiento de la Cuarta Transformación. Más de 600 mil personas se reunieron para acompañar a nuestra presidenta Claudia Sheinbaum en la conmemoración de los siete años del proyecto que inició el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, y que hoy avanza con claridad y compromiso.
La magnitud de la asistencia no es un dato aislado. Llegaron ciudadanas y ciudadanos de todo el país: del norte, del sureste, de la Ciudad de México y del área metropolitana. Mucha gente joven, familias enteras, personas que han acompañado este proceso desde hace tiempo y otras que se han sumado en los últimos años. La constante fue la misma: el reconocimiento de que la transformación se expresa en hechos, y de que sus resultados han tenido impacto directo en la vida de millones de hogares. Ese respaldo no se fabrica; se construye con trabajo cotidiano, cercanía y resultados.
La presidenta Claudia Sheinbaum lo expresó con claridad en su intervención. Señaló que México avanza con dignidad, con justicia y con unidad, gracias a la fuerza invencible de su pueblo, y que existe la responsabilidad de consolidar un modelo humanista como una vía real de desarrollo económico, político y ético. Reiteró, además, que su compromiso es absoluto: no traicionar la confianza ciudadana y dedicar cada segundo de su vida a la construcción de un país justo, libre, independiente y soberano. Su mensaje fue firme, sobrio y profundamente significativo. Llamó a mantener viva la esperanza y a seguir haciendo historia. Ese planteamiento sintetiza el espíritu del movimiento.
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Hay razones concretas para este respaldo. En estos siete años, 13 millones de mexicanas y mexicanos han salido de la pobreza. El salario mínimo tuvo el incremento más significativo en décadas. Los programas sociales hoy son derechos garantizados y no instrumentos electorales. Se construyó infraestructura que llevaba años pendiente: trenes, aeropuertos, carreteras y obras estratégicas a lo largo del país. Estos avances no se explican sin una visión clara de bienestar, igualdad y crecimiento con justicia.
Para quienes acompañamos este proyecto desde sus primeras etapas, su consolidación tiene un significado especial. Recordamos los años en los que el movimiento apenas sumaba tres millones de votos en todo el país, cuando recorrimos estados donde no había más estructura que la voluntad de quienes creíamos en esta transformación. Tres años después, en 2018, fueron treinta millones de votos. Pasamos de no gobernar ninguna entidad a encabezar más de veinte. Ese crecimiento se sostiene en un fundamento simple: estar del lado de la ciudadanía y responder a sus necesidades reales.
Hoy el reto es mantener ese rumbo. Mientras sigamos gobernando con seriedad, sin prepotencia y con la convicción de servir, la transformación seguirá avanzando. Así lo hizo el ex presidente López Obrador, así lo hace la presidenta Claudia Sheinbaum y así trabajamos diariamente en la Ciudad de México bajo el liderazgo de la Jefa de Gobierno Clara Brugada. El método es claro: cercanía, responsabilidad, disciplina y resultados.
Lo vivido el sábado no fue únicamente la conmemoración de un aniversario. Fue la confirmación de que este proyecto cuenta con un respaldo amplio, auténtico y consciente. La gente respalda a la transformación porque ve mejoras en su vida cotidiana, porque reconoce un gobierno que actúa con honestidad y porque entiende que el rumbo es el correcto.
Siete años después, la transformación se mantiene firme, con objetivos claros y con la fuerza de un pueblo que sigue impulsando el cambio. Y mientras ese vínculo entre gobierno y ciudadanía se conserve sólido, la transformación seguirá avanzando, como lo vimos una vez más en el Zócalo de la Ciudad de México.
