DESPIDOS

Diciembre de 2024, el mayor número de despidos en 27 años

El pasado mes, el último de 2024, fue el peor diciembre en los últimos 27 años en materia de pérdida del empleo. | Manuel Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

El pasado mes, el último de 2024, fue el peor diciembre en los últimos 27 años en materia de pérdida de empleo. Apenas si puedo imaginar la cara de las personas a quienes se les avisó que ya no continuarían laborando durante 2025, perdiendo la seguridad (¿así se escribe?) de recibir un salario, aunque sea pequeño.

En un solo mes, diciembre de 2024, se fueron a la calle 405 mil 259 empleos, no solamente por la terminación de los contratos temporales por la época navideña, miles de miles, sino por la maldita costumbre que tienen muchos patrones de dar de baja a sus trabajadores y recontratar únicamente a algunos en los días posteriores al mes de enero para evitar que acumulen antigüedad.

Este tipo de sujeto patronal, dándose golpes de pecho, alega que le salen muy caras las vacaciones dignas y la prima vacacional, así que les dice a sus trabajadores que es preferible conservar el empleo (aunque sea indigno), con bajos salarios y no perderlo para siempre.

Así, con toda impunidad, dan de baja a sus trabajadores, y les dicen que deben descansar un par de semanas para que regresen siendo de nuevo ingreso. No hay ley ni autoridad que los detenga. Este tipo de patrones leoninos hacen lo que les viene en gana y tratan a sus trabajadores a manera de objetos, como si fueran basura.

Sí, diciembre de 2024 fue el peor de los años para miles de trabajadores. De acuerdo con cifras oficiales, de esas que en los discursos se leen deprisa, el último mes de cada año, mientras que para unos pocos es de fiesta, para otros es el peor de su vida. Basta revisar la siguiente tabla del mes de diciembre de los últimos siete años, para asomarse a la gravedad del problema:

Diciembre de 2024, es lo que llaman los economistas “empleos perdidos”, fue el más grave en más de dos décadas, casi tres. Al menos de las cifras registradas desde julio de 1997 cuando el IMSS empezó a contabilizar los empleos formales registrados ante dicho instituto. Nunca antes se había registrado una cifra tan alta durante ese mes.

Quienes manejan estadísticas afirman que no son despidos, esa es una palabra prohibida; me corrigen diciendo que es: “terminación de contratos o de ciclo”. Eso de despido bórralo, me insisten.

Decir despido es igual a indemnización o liquidación, y “eso no procede”, y me siguen intentando corregir los que se llaman a sí mismos “técnicos”. Los trabajadores se deben ir con las bolsas vacías, ya que no les corresponde ningún tipo de pago; “les hemos dado mucho”, refutan con soberbia. Se van, como dicen por allí, desnudos cubriéndose con una mano adelante y otra por atrás.

En estos tiempos, por las razones que sea, se vive una crisis muy grave. Presupuestos reducidos en las instituciones de justicia, bajas de salario, reestructuraciones de personal (despidos, aunque no quieran que se diga), sobrecargas de trabajo y desánimo para cumplir la función de servidor público.

Agravado esto, la inspección de trabajo, especialmente la local, ha tenido un decremento a nivel nacional, también ha sido parte de la reducción del gasto público y de las medidas de austeridad que han llevado a recortar al personal, así como su equipamiento y recursos materiales, lo que afecta su eficacia y suficiencia. Todo esto permite que los empleadores festejen en sus fiestas decembrinas, a costa de pisotear los derechos laborales.

Cuando llegan los trabajadores a los llamados Centros de Conciliación, a las procuradurías de la defensa del trabajo, se encuentran con decenas, cientos, miles de ellos, con la mirada cabizbaja esperando una respuesta.

Después de semanas, de repetidas visitas, les dicen a los trabajadores que, por ser eventual, por la terminación de su contrato, por haber firmado una hoja en blanco, que mágicamente se convierte en una renuncia a su trabajo, no les corresponde ningún tipo de pago, ni derecho a conservar su empleo.

Aquellos que se atreven a demandar son marcados en el índice para no ser contratados en ningún otro sitio por haberse atrevido a denunciar a su patrón. 

La solidaridad entre los patrones se fortalece evitando contratar a personas que tienen una demanda. De esos mejor no. Llegan a una empresa, luego a otra, y a otra, por más que ocultan dónde laboraban, están marcados por la demanda interpuesta.

La fracción IX del artículo 133 de la Ley Federal del Trabajo, que nadie ve, ni oye, ni respeta, dice textualmente:

“Queda prohibido a los patrones o a sus representantes:

Emplear el sistema de poner en el índice a los trabajadores que se separen o sean separados del trabajo para que no se les vuelva a dar ocupación”

¿Alguien sabe de algún patrón que haya sido sancionado por marcar a sus trabajadores en todas las empresas como seres indeseables tan sólo por defender sus derechos?

Yo no. Es letra muerta en este país la prohibición de poner en el índice a los trabajadores; por eso crece la impunidad patronal.

Me pregunto: ¿Hasta cuándo?

Manuel Fuentes

@Manuel_FuentesM