EL REGRESO DE DONALD TRUMP

Donald Trump y su relación con México, migrantes y Latinoamérica

Donald Trump ha iniciado su nueva etapa política reforzando una retórica que, para muchos, simboliza un retroceso en las relaciones entre Estados Unidos y el resto del continente americano. | José Luis Castillejos

Escrito en OPINIÓN el

Donald Trump ha iniciado su nueva etapa política reforzando una retórica que, para muchos, simboliza un retroceso en las relaciones entre Estados Unidos y el resto del continente americano. 

Su discurso, marcado por el nacionalismo económico y un enfoque rígido en seguridad fronteriza, dibuja un panorama desafiante para México y Latinoamérica, especialmente en temas de migración, narcotráfico y cooperación regional.

En su regreso a la arena política, Trump ha insistido en revivir promesas que apelan a su base más fiel. La construcción del muro fronterizo, emblema de su primer mandato, resurge como una estrategia para frenar la migración irregular

Este enfoque, sin embargo, ignora las complejidades de la movilidad humana, como la violencia y la pobreza que empujan a miles de personas a abandonar sus países. México, nuevamente, se enfrenta a ser el muro humano de Estados Unidos, asumiendo costos políticos y sociales de contener a los migrantes en su territorio.

La relación con México se verá puesta a prueba en áreas más sensibles. La cooperación en materia de seguridad, particularmente en el combate al narcotráfico, podría sufrir nuevas tensiones. Trump ha dejado entrever la posibilidad de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo que abriría la puerta a una política más intervencionista. Tal enfoque no solo incrementaría la presión sobre las autoridades mexicanas, sino que también podría provocar fricciones diplomáticas significativas.

En Latinoamérica, Trump retoma un enfoque transaccional. Países como El Salvador, Honduras y Guatemala serán objeto de demandas en materia de migración a cambio de asistencia económica limitada. En este contexto, la región pierde protagonismo como socio estratégico, quedando relegada a una relación subordinada, marcada por intereses estadounidenses de corto plazo.

La posición trumpista no solo polariza, sino que también amenaza con debilitar los esfuerzos multilaterales en el continente. Iniciativas para abordar el cambio climático, la desigualdad o la defensa de los derechos humanos podrían quedar relegadas ante una visión centrada en el unilateralismo y el proteccionismo. 

Esto contrasta con la necesidad de fortalecer la cooperación interamericana para enfrentar retos comunes.

La nueva era de Trump plantea retos mayúsculos para México y Latinoamérica. Los líderes de la región deberán responder con inteligencia y pragmatismo, buscando un equilibrio entre preservar las relaciones con Washington y proteger sus propios intereses. 

La diplomacia y el fortalecimiento de los lazos regionales serán determinantes para resistir los embates de una política exterior que promete ser tan disruptiva como en el pasado.

 

José Luis Castillejos

@JLCastillejos