Un estudio reciente del Digital News Report 2024 reveló que en México el 77% de los usuarios se informa a través de videos; y las plataformas más usadas para consumir noticias son Facebook (50%), YouTube (34%), WhatsApp (28%), TikTok (18%), X (14%) e Instagram (13%). Esto plantea un panorama sombrío para la profesión fotográfica, ya que parece que nos dirigimos hacia un ecosistema de medios sin fotógrafos. Y luego nos preguntamos, la razón del desplome financiero y de influencia de los medios tradicionales. ¿Ustedes dónde consumen o revisan información de actualidad? Y ¿cómo creen que le ha pegado este nuevo paradigma al fotoperiodismo nacional?
Sólo para contextualizar, en los ochenta y noventa del siglo pasado, diarios como Excélsior o El Universal contaban con cientos de periodistas, sólo los departamentos de fotografía tenían a más de 40 fotógrafos en su staff, para principios de este siglo esos números bajaron a 25 o 30. Cuando yo ingresé como editor de foto al Universal en 2017 recibí ese departamento con 20 fotógrafos, a mi salida y de cara a la pandemia ya habían despedido a 15, hoy rondan los 5 fotógrafos en promedio en ambos medios y así por el estilo. En la revista Proceso hoy quedan dos colegas contra los ocho que llegamos a trabajar ahí en su mejor momento hacía el 2005. De sueldos y viajes ya ni les cuento.
El cambio cultural y la evolución tecnológica, sumada al cambio generacional, ha resultado en un consumo mínimo de medios impresos, los viejos puestos callejeros que vendían diarios y revistas se han convertido en tienditas de abarrotes con un periódico colgado por ahí. Nadie o casi nadie los compra ya.
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La virtual quiebra de los medios tradicionales y el creciente consumo de noticias a través de redes sociales han cambiado por completo los paradigmas del fotoperiodismo y la fotografía documental. Ya no se valora el trabajo del fotógrafo como se hacía antes, sino que se prioriza el contenido efímero y viral. ¿Cuál es el futuro de la profesión fotográfica en este nuevo contexto? Los fotógrafos tendrán que reinventarse y adaptarse a un mercado que parece volverse cada vez más hostil hacia su labor. De lo contrario, corren el riesgo de ver cómo esta profesión se desdibuja por completo. Incluso hoy lo más demandado por agencias y medios son los videos.
Es imperativo que los profesionales de la fotografía periodística se anticipen a estos cambios de paradigma y replanteen su rol en un entorno cada vez más dominado por el contenido audiovisual. De lo contrario, serán rebasados por un ecosistema sin fotógrafos. Esto, sumado al nuevo perfil que hoy se contrata en portales digitales, el periodista multimedios, un personaje que igual escribe, que hace un video, que manda un clip para la radio mientras escribe tres párrafos para el portal en el que trabaja y todo con su celular en la mano. Y obvio, todo este trabajo por el sueldo de una sola persona que ni de cerca equivale a lo que se pagaba hace 10 años.
Un extra que ha salvado a algunos colegas es el uso de drones, esa es una diferencia importante hoy en día, pero es caro y requiere cierto entrenamiento. Hoy, son las redes sociales las que marcan la pauta, desplazando gradualmente el papel fundamental que jugaban los fotógrafos en la creación de piezas informativas de calidad. Y es este además, el caldo de cultivo perfecto para las Fake News.
Adicionalmente ahora existe la Inteligencia Artificial que lo complica todo. Es la tormenta perfecta, porque plantea serios desafíos para los profesionales de la fotografía y el periodismo.
El auge de las redes sociales y la proliferación de contenido generado por usuarios ha relegado el valor del trabajo profesional. Además, la Inteligencia Artificial amenaza con automatizar tareas clave como la edición y composición de imágenes. Esto representa un peligroso cambio de paradigma que pone en riesgo la calidad y credibilidad de los contenidos.
Los fotógrafos y periodistas deben replantearse su rol en esta nueva realidad dominada por las tendencias sociales y tecnológicas. De lo contrario, corren el riesgo de ver cómo su profesión se diluye, -como en los hechos ya ocurre- se trata de un trabajo que es desplazado por formatos efímeros y procesos automatizados. Es hora de asumir una postura crítica y exigir que se reconozca el valor de su trabajo especializado y profesional, de lo contrario será irrelevante lo que produzcan mientras se devalúan los sueldos, en un ecosistema donde la gente ya no paga por información.
Es urgente que la comunidad de fotógrafos se mantenga vigilante y adopte una postura crítica ante estos cambios, para así preservar la esencia de su oficio y encontrar nuevas formas de destacar en un panorama en constante evolución. De lo contrario estarán condenados a la extinción.