El presidente, en minúscula pues no merece ese reconocimiento, Gustavo Petro de Colombia está próximo a cumplir dos años de posesionado. En poco más de un mes pasamos la mitad de su período y vale la pena evaluar como lo ha hecho.
Lo primero es que prometió un cambio estructural en la manera de hacer política y en la lucha contra la corrupción. Parte fundamental de la campaña se centró en esas dos ideas y la verdad la narrativa de la izquierda era esa: hacemos las cosas distinto y no nos robamos un peso. La realidad en estos dos años es otra.
Nunca en la historia moderna de este país se había dado un gobierno nacional con más escándalos de corrupción en sus primeros dos años. Incluso antes de las elecciones se revelaron unos negociados con la mafia, los paramilitares y los contratistas que hoy tienen acusados ante la justicia al hijo del presidente, Nicolás, a su jefe de gabinete, Laura Sarabia, a su embajador ante la FAO, Armando Benedetti. Eso, antes de tomar posesión. Lo que vino después es mucho peor.
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¿Dónde empezar? Los hechos de abuso de poder y de corrupción son tantos que es difícil decidir por cuál de ellos empezar. Quizás por el más grande donde se robaron 1.3 billones de pesos, 300 millones de dólares, para comprar el voto de los congresistas. Robo y soborno a la vez. ¿La razón? La falta de mayorías en el Congreso los llevó a seguir ese camino más propio de un mafioso que de un presidente y su gobierno. Lo triste es que con la elección de una Fiscal General de bolsillo, por lo menos en estos cuatro años no se va a investigar nada. Otro caso, los 180 mil millones de pesos -45 millones de dólares- en contratos al financiador ilegal de la campaña el supuesto empresario, más mafioso que cualquier otra cosa, Euclides Torres.
¿Y Gustavo Petro no sabe nada como el alega a cuatro vientos? Su pasado indica otra cosa y el video de él contando dinero en efectivo de una campaña muestra de que está hecho. O como decimos en Colombia cuando alguien quiere hacernos creer al increíble “ya voy Toño”. El cambio en corrupción y gobernabilidad sí se dio, pero para peor, muchísima más corrupción y compra descarada de congresistas. Es más, a los implicados judicialmente se les premia con nombramientos en los puestos más importantes del gobierno o en embajadas para premiar su “ayudita”.
¿Y sus reformas? El Congreso no le aprobó la reforma a la salud y entonces el presidente decidió quebrar el sistema e intervenir administrativamente a las empresas que prestaban el servicio. Hay algo de responsabilidad del gobierno anterior que no le dio los recursos al sistema que necesitaba luego la asfixia económica fue mucho más fácil. Sin embargo ante la negativa por la falta de concertación, Petro y su ministro decidieron acabar con el mejor sistema de salud de Latinoamérica. No devolvió a 1993 pues vamos a tener dos sistemas. El de seguro personal privado que solo podrán pagar los ricos y el resto de ciudadanos tendrán que estar en un sistema corrupto, ineficiente, manejado por los políticos sin ningún control. Así era el Instituto de Seguro Social que desapareció con la ley 100 de 1993 y que solo atendía al 10 por ciento de los ciudadanos. Colombia tuvo una cobertura universal y el pago de bolsillo más bajo del continente, y uno de los más bajos del mundo. Petro acabó con todo esto por su obsesión estatista.
La reforma de pensiones acabó aprobada con fallas, seguramente se va a declarar inconstitucional, pero lo cierto es que lo aprobado crea un régimen incluso peor que el argentino. Expropió los dineros de quienes contribuían al sistema, eran individuales ahora son del Estado, y al manejar esa caja de 400 billones (10 billones de dólares) el despilfarro y la corrupción -como sucedió en Argentina- enriquecerán a unos pocos y dejaran a la mayoría de colombianos de hoy y del futuro sin pensión. El sistema requería cambios, pero los que implementó Petro solo van a favorecer a los ciudadanos más ricos que cotizan alto luego su pensión va a los fondos privados. Los pobres y la clase media van a financiar un sistema que no es viable, que es impagable y que quiebra va los países. El cambio llegó pero para empobrecer a los pensionados por un lado, pues van a venir la reducción de mesadas, y a los pobres darles un pensión de entre 72 mil y 220 mil pesos, 18 a 55 dólares si hay plata*.
¿Y la seguridad? El retroceso viene desde el 2010 pues en el gobierno de Juan Manuel Santos dejaron crecer el narcotráfico en un acuerdo con las Farc, y desmovilizaron un pedazo de esa organización criminal en un proceso de paz que no nos dejó la paz. Santos desmoralizó a la Fuerza Pública, que vio su victoria militar convertida en una derrota política y judicial, y desmontó la política antidrogas la industria financiadora de las organizaciones criminales.
Su sucesor, Iván Duque no logró dar reversa a esa tendencia y la verdad su política de seguridad fue muy débil y nunca fue prioridad del gobierno. En esa situación llega Petro y nos regresa a los años 90 pues su supuesta política de paz total paraliza a la Fuerza Pública y le da el control territorial a las organizaciones criminales. Regiones enteras están bajo control de los narcos, las Farc y el Eln. Pronto veremos secuestros masivos en las carreteras de Colombia como sucedía en los años 90. La utilización de estas organizaciones para intimidar y presionar al elector, como sucede en muchas regiones de México, es lo que viene y así como las Farc dijeron que le ayudaron a Petro a ganar las elecciones, con mucha más fuerza lo van a poder hacer de nuevo. AMLO y los narcos, Petro y los narcos, la Farc y el Eln son la misma cara de la moneda.
Ni hablar de tantos otros temas como el crecimiento económico, que ya no hay, o la inversión extranjera y nacional que tampoco existe. El deterioro en todos los frentes de la democracia es brutal incluyendo el de la libertad de expresión.
Dos años de retroceso, de discurso falso y de mentiras al por mayor por parte del presidente. La desilusión de sus electores es evidente pero no basta. Solo quiere quedarse en el poder y esa es la batalla de los próximos dos años.
* Si quiere saber más de la reforma pensional esta explicación sencilla de una estudiante vale la pena.