La llamada “prensa vendida” –sometida por el poder presidencial--, es otro de los riesgos que corre la elección presidencial del 2 de junio y puede ser un peligro fatal para la democracia mexicana.
Y es que para nadie es secreto que buena parte de los llamados “medios nacionales” y no pocos locales –prensa, radio, televisión y digitales--, han sido sometidos por un poder presidencial que amenaza, acusa y señala, no solo a periodistas, sino a dueños de medios a los que lanza todo el peso del Estado.
Por eso --por el sometimiento y el miedo al poder presidencial--, vemos groseros espectáculos como Tercer Grado, de Televisa, en donde un puñado de propagandistas disfrazados de periodistas aparecen un día como duros cuestionadores de Xóchitl Gálvez y, al otro día, son mansos corderos incapaces no sólo de cuestionar, sino de sostener la mirada a Sheinbaum.
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Lo más grotesco del caso, sin embargo, es que el dizque ejercicio periodístico de Tercer Grado, en realidad confirma el control oficial de los grandes medios, como Televisa, y que existe una línea editorial dictada en Palacio para “aplastar” a la candidata opositora y para “apapachar” a la aspirante de Morena.
Sin embargo --y sin proponérselo--, el grotesco espectáculo de servilismo propagandístico de Televisa y de sus “periodistas”, no sólo resultó una confirmación del tamaño del sometimiento de los grandes medios al oficialismo, sino que Claudia Sheinbaum es “un peor peligro para México”.
¿Y por qué Claudia es un peor peligro para México y para los mexicanos? ¿Acaso puede haber un político más peligroso para México que López Obrador?
En efecto, no sólo en los debates del INE, sino en entrevistas colectivas --como en Tercer Grado, de Televisa--, Claudia confirmó su talante de intolerancia, autoritarismo, mitomanía, nula convicción democrática y su odio radical a la crítica, la transparencia, la división de poderes y, sobre todo, exhibió el culto que le profesa a la corrupción y a los gobiernos autoritarios, en donde no existe espacio para las minorías y los opositores.
Sí, sin proponérselo, los tibios y timoratos propagandistas de Tercer Grado, confirmaron que, una vez en el poder, Claudia sería peor que López Obrador y, por tanto, que la candidata Xóchitl Gálvez es no solo la mejor, sino la única alternativa contra el peligro que corre la democracia mexicana, en la contienda presidencial del 2 de junio próximo.
Y es que no solo abundan los ejemplos de que Claudia es más mentirosa que López Obrador; sino más transa, más corrupta, más radical, intolerante, autoritaria y que es capaz de todo –y todo es todo--, por cumplir sus vulgares ambiciones de poder.
Y si lo dudan algunas preguntas elementales.
¿Dónde quedaron los miles de millones de pesos saqueados a los Segundos Pisos del Periférico, en la gestión de AMLO al frente del GDF?
¿Dónde quedó el dinero saqueado al Metro en los primeros cinco años de la gestión de Claudia al frente de la CDMX?
¿Dónde quedó la responsabilidad de Claudia en el derrumbe del Colegio Rébsamen; en la caída de la L-12 del Metro; en la muerte de cientos de miles de capitalinos por el manejo equivocado de la pandemia? ¿Por qué escondió cientos de millones de pesos en paraísos fiscales?
Curiosamente, nada de lo anterior le preguntaron en Tercer Grado a la candidata oficialista.
Lo cierto es que está latente el peligro de que, frente a una elección de Estado y ante el fraude que ya cocina el oficialismo en todo el país, la llamada prensa nacional –convertida en “prensa vendida” --, y los principales medios de la prensa local –de las capitales estatales--, se conviertan en aplaudidores del fraude de Estado y, por tanto, en los verdugos de la democracia
Sí, resultaría una tragedia si, por orden de Palacio, tanto la prensa, como la radio, la televisión y las plataformas digitales deciden ocultar el fraude de Estado y las pruebas de una elección completamente desaseada e inequitativa.
Sería una tragedia que toda la “prensa vendida” decidiera sumarse a una “cargada” que a ciegas y sordas avalara un triunfo fraudulento de la candidata del oficialismo.
Por eso volvemos a preguntar.
¿Qué podemos esperar durante y después del 2 de junio, si hoy vemos a una prensa domesticada, a unos dueños de medios serviles y muertos de miedo; si tenemos periodistas sometidos y a unos críticos reblandecidos?
Sí, desde hoy la sanción social a la “prensa vendida” debe ser ejemplar y, por eso, los opositores deben llamar a boicotear a medios vendidos, periodistas sometidos y críticos reblandecidos.
Al tiempo.