En mayo de 2018 previo a la elección presidencial, la derrota no cabía en las expectativas del PAN, sus cálculos le indicaban que las propuestas de su joven candidato eran la fórmula correcta, en tanto que las propuestas del candidato del PRI, aseguraban la continuidad una política neoliberal que al fin y al cabo compartían desde hacía décadas ambos partidos.
Lo que sucedió el 1 de julio de 2018 rompió con todas las expectativas que se tenían sobre los resultados de los comicios, el golpe propinado en las urnas al PRIAN y de paso al PRD, salió de toda proporción imaginada. El 53% del electorado votó por el candidato de MORENA.
Del asombro, pasaron a la frustración y después a la cólera que los ha conducido durante seis años, pues más allá del triunfo de López Obrador y su muy particular manera de hacer política, nunca imaginaron la forma en que hablaron las urnas aquel primer domingo de julio. El PAN logró el 22% del total de los votos, menos de la mitad del ganador, mientras que el PRI, consiguió apenas el 16% de los votos, menos de una tercera parte de los obtenidos por MORENA.
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Claro que no calcularon la derrota y mucho menos la forma en que sucedió, pues la participación del 63% de los electores registrados en el padrón, no dejo lugar a dudas sobre los resultados.
Hoy, a menos de quince días de ir a las urnas, una vez más, para elegir presidente de México, la oposición esta vez, ya calculó la derrota y para ello, han puesto en marcha una serie de mecanismos que los lleve a disputar el resultado de los comicios en cada rincón del país donde sea posible.
Lo anterior se suma a la estrategia de la oposición que se esmera en descalificar, confundir, omitir y esconder los resultados de las encuestas sobre la intención del voto para los comicios del próximo 2 de junio, las tendencias favorecen al menos con el 50% de las preferencias a la candidata de MORENA.
La coalición, además de los descalificativos y el escarnio contra Claudia Sheinbaum, promueve desde diversas plataformas una participación masiva en las urnas, algo que en comicios anteriores no les interesaba, lo que buscan con ello, es conseguir un mayor volumen de votos sin que ello modifique sustancialmente la tendencia de las encuestas.
Pero entonces qué persiguen si la tendencia no cambia, simple, a mayor número de participantes permitiría mantener por un lado el registro del PRI y del PRD y, por otra parte, le aseguraría al PAN los escaños plurinominales que tanto anhelan para intentar equilibrar el congreso. Cierto, aunque aumente el número de votantes, la tendencia se mantendrá, pero la oposición apuesta a restarle puntos porcentuales a la candidata puntera.
El otro mecanismo es la imputación de la elección ante los tribunales en caso de que llegara a cerrarse la contienda, algo que intentarán que suceda por todos los medios a su alcance y para ello, ya preparan el escenario que les permita impugnar no sólo ante el tribunal electoral sino ante la suprema corte de justicia.
La revelación de la cena convocada por la presidenta de la suprema corte de justicia Norma Piña, en casa del magistrado Juan Luis Gonzalo Carrancá a la que convocaron a los magistrados INE, a la que asistió Alejandro Moreno y a la que también fue convocado Santiago Creel por entonces ya jefe de campaña de Xóchitl Gálvez, pero a la que éste no asistió, se presta al sospechosismo ante la máxima de que, en política, nada es casualidad.
Para algunos, el hecho por si mismo no tendría la menor importancia luego de que la ministra Piña, no se ha pronunciado sobre la investigación del periodista Salvador Frausto realizada en el periódico Milenio y de no ser porque el periodista, diera a conocer un intercambio de mensajes vía whatsapp por parte de la presidenta de la suprema corte de justicia con algunos de los magistrados invitados al cena en los que se les coaccioanaba para asumir la postura que Norma Piña había pactado, la primera revelación habría quedado como una mera anécdota.
El hecho por sí sólo en otras condiciones, sería un escándalo de grades proporciones en vísperas de la elección presidencial, hecho ante el cual, los grandes medios corporativos han omitido y callado de manera deleznable al no darle el peso que el hecho significa por el nivel de personajes involucrados en ese momento, diciembre de 2023, donde se estaba decidiendo la cabeza judicial del INE para las elecciones de 2024.
Así, la oposición liderada por la derecha basará su lucha “democrática” en su ardid principal el “estado de derecho” pues el dogmatismo con que aplican las leyes sirve para justificar cualquier acto que quieran impugnar o defender tengan o no la razón, tal y como sucedió con María Amparo Casar que, en menos de 24 horas, había ingresado a tribunales una demanda de apelación contra Pemex para que se le restituyera el pago de la pensión.
¡Vaya expedita aplicación de la justicia! cuando hay viudas que llevan más de dos años esperando el fallo de un tribunal para poder cobrar una pensión ¡y cómo no! Si para ello se cuenta con los privilegios y la cercanía con quienes aplican las leyes y hacen valer el “estado de derecho” que les permite la liviandad de convocar a los magistrados a cenar.