TECNOLOGÍA MÉDICA

México y la transferencia de tecnologías médicas

La transferencia de tecnología en el ámbito médico entre países del Norte y del Sur ha generado avances significativos, como el desarrollo de tratamientos innovadores para combatir el cáncer. | Talia Rebeca Haro*

Escrito en OPINIÓN el

A finales del siglo XX y principios del siglo XXI, la innovación de tecnologías médicas ha ocurrido a partir de una red imbricada de entes públicos y privados que traspasan las fronteras nacionales. Varios ejemplos recientes son exitosos, tales como las vacunas ARN mensajero destinadas para el SARS-CoV-2, o la vacuna contra el Ébola, las cuales se han desarrollado en una red imbricada de actores del Norte y Sur Global. En este tenor, diferentes iniciativas han sido desarrolladas para impulsar la transferencia de tecnología del Norte al Norte, del Norte al Sur, y del Sur hacia el Sur Global. En el caso de México, la Cancillería ha sido intermediaria para la firma de acuerdos relacionados con la investigación y desarrollo con institutos de investigación y empresas de otros países, tales como India o la República de Cuba. Uno de dichos acuerdos es entre la empresa india ImmunoAct con el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”. Dicho acuerdo es con el fin de transferir tecnología para la implementación de terapias de células T con receptores de antígeno quimérico (CAR-T) para aumentar la efectividad en el tratamiento de distintos tipos de cáncer. Dicho tratamiento está basado en que se colectan las células del paciente y se modifican en el laboratorio para matar selectivamente las células cancerígenas. 

La transferencia de tecnología para el tratamiento CAR-T es un ejemplo del desarrollo de nuevas tecnologías, que en este caso ha ocurrido del Norte al Sur, y posteriormente del Sur al Sur Global. El tratamiento CAR-T fue diseñado en los Institutos Nacionales de Salud en Estados Unidos. En 2017, seis de dichas terapias fueron aprobadas por la autoridad regulatoria de EEUU, la Food and Drug Administration (FDA), para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer. En 2022, su costo en Estados Unidos oscilaba alrededor de los $450,000 dólares. Con el fin de reducir su costo, en 2017, en India surgió una iniciativa para transferir dicha tecnología desde Estados Unidos. De este modo, dicho tratamiento podría ser producido y distribuido no solamente en India, sino en países de ingresos medios y bajos. Así, un conjunto de investigadores de la empresa ImmunoAct, del Instituto Indio de Tecnología Bombay (IIT), y del hospital Centro Tata Memorial en Bombay hicieron diferentes visitas a los Institutos Nacionales de Salud en EEUU, con el fin de aprender el proceso completo de manufactura de dichas células. Dichas visitas estuvieron financiadas por el Centro para Salud Global del Instituto Nacional de Cáncer en EEUU

Dicho equipo logró replicar el tratamiento y manufacturar las células en India, cuyo primer tratamiento fue el NexCAR19. El primer paciente en recibir dicho tratamiento fue en 2021, que adicionalmente a él otros 13 pacientes fueron incluidos como parte del primer ensayo clínico. Posteriormente, un nuevo ensayo clínico integró a 64 pacientes. En octubre del 2023, con base en los resultados de los ensayos clínicos, la autoridad sanitaria de la India, la Central Drugs Standard Control Organization, aprobó el NexCAR19, el cual es el primer tratamiento manufacturado en India basado en células CAR-T. A partir de dicha aprobación, así como de las historias de éxito de pacientes que están libres de las células cancerígenas, alrededor de 30 hospitales en India se han vinculado a dicha iniciativa con el fin de comercializar dicho tratamiento. Dicho éxito ha previsto que el costo de dicho tratamiento se reduzca a $50,000 dólares. Asimismo, se prevé que dicho tratamiento reemplace a la quimioterapia en el tratamiento de primera línea. Cabe recordar el papel central que India ha tenido en la multiplicación de productores para tecnologías específicas, por ejemplo, el caso de los antirretrovirales para el VIH a principios de este milenio. 

Ahora bien, uno de los objetivos del proyecto en India es que la manufactura de células CAR-T sea replicada por otros países de ingresos medios y bajos. En este contexto, la Cancillería concretó el acuerdo de transferencia tecnológica para el tratamiento CAR-T, que fue previamente mencionado. Adicionalmente, en 2023, la Cancillería inauguró el consulado de México en Bombay, que es la cuna del sector biotecnológico más vanguardista en India, en la misma ciudad donde están ubicados los actores que desarrollaron el tratamiento CAR-T. Dichas iniciativas de la Cancillería se abren como una oportunidad para desarrollar tratamientos vanguardistas que sean manufacturados en territorio nacional. No obstante, con el fin de que el acuerdo logre sus objetivos, se requiere un conjunto adicional de políticas, tal como inversión en capacidades, voluntad política y políticas regulatorias que posibiliten la introducción de nuevas tecnologías. Esto es fundamental para que dicho Acuerdo no quede en letra muerta. Debe recordarse que con anterioridad México ha impulsado la firma de acuerdos en transferencia de tecnología, que no han sido exitosos, por ejemplo, el Acuerdo entre Sanofi-Pasteur y Birmex con apoyo de la OMS para la producción de la vacuna de la influenza en 2009. Por ello, para garantizar dicho éxito, se requiere que dicho Acuerdo esté acompañado de las políticas complementarias ya mencionadas. 

Talia Rebeca Haro Barón*

Cuenta con dos maestrías: una en Salud y Políticas Sociales por parte de la École des Hautes Études en Sciences Sociales y la Universidad de Linköping; y, la otra en Cooperación Internacional para el Desarrollo por parte del Instituto Mora. Actualmente, Talia Rebeca Haro Barón realiza una estancia posdoctoral en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. Ha sido investigadora invitada en la Fondation Brocher (Ginebra, Suiza), la Universidad de Brown, la Universitàt Autónoma de Barcelona, Public Citizen, y la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales. 
 

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