En el 2019, a inicios de marzo, el presidente López Obrador dijo la frase “el poder atonta a inteligentes y a los tontos los vuelve locos” y casi cinco años después es justo afirmar que el presidente era uno de los tontos que se volvieron locos con el poder, y día tras día lo hace evidente.
No sólo se trata de romper la ley y de poner en riesgo a personas con sus tonterías, se trata de perder por completo la noción de que existe una realidad más allá de la que él ve y que en esa realidad México está enfermo de odio y bañado en sangre de inocentes. No son los “muertos de Calderón”, ni los desparecidos que quieren desaparecer, tampoco el pasado, los medios “neoliberales” o los conservadores o la derecha o la oposición, es el saldo de 5 años de un gobierno que en lo que no ha sido corrupto ha sido completamente inepto, y ahora, no conformes con las consecuencias de su mal gobierno, tenemos que tolerar que se siente por encima de la ley y las consecuencias que eso trae consigo, algunos comentarios al respecto:
- Uno de los mensajes más interesantes (e ilegales) que ha dado AMLO es el reconocimiento abierto y cínico de que intervino en las decisiones de la Suprema Corte a partir de darle “línea” a Arturo Zaldívar cuando fue presidente de la misma… Zaldívar, ante la declaración desafortunada, intentó responder que no era cierto sin decirle mentiroso a AMLO pero aquí sólo puede haber una verdad, o el presidente es un mentiroso e injurió a Zaldívar (y mentiroso es un calificativo moral) o Zaldívar es un mentiroso y sí siguió la línea del presidente… en lo personal creo que las dos cosas son ciertas, el presidente es un mentiroso y Zaldívar lo obedecía y lo obedece. No está de más decir que cometieron un ilícito, uno por intervenir en el equilibrio de poderes y el otro humillar al Poder Judicial agachándolo ante el Ejecutivo.
- Al respecto, también hay que recordar que Zaldívar denunció que Calderón le había pedido que interviniera en algún caso y lo denunció indignado… ahora en lugar de indignado lo veo agachado y sin argumentos, pero no deja de ser divertido verlo intentando salvar el caso sin éxito.
- Otro tema que ha estado en boga es el del #NarcoPresidente y si ha crecido como ha crecido es precisamente porque hay materia para lo mismo. Podemos recordar que López Obrador cuando atacaron a uno de sus hijos por corrupción se puso a llorar en la conferencia de prensa y dijo que sus hijos habían sufrido mucho… pero nunca dijo que no fuera cierto. Ahora, ya no sólo son los testimonios que vinculan al narcotráfico con la campaña del presidente en 2006, son testimonios (y presuntamente videos) de entregas de dinero en efectivo del crimen organizado a los hijos del presidente en la campaña del 2018.
- Como reza el dicho popular “no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas” de que hay algo que perseguir. Después de 20 años de estar en campaña, de no tener trabajo alguno y de presumir que había visitado varias veces los casi 2,500 municipios no hay duda de que alguien lo financió y de que fueron millones… como sea, sea del crimen organizado o no, hay un ilícito que perseguir.
- También es justo decir que si no es cierto AMLO debería defenderse legalmente en Estados Unidos, todas las notas salen de una investigación oficial y si no se defiende podría acabar en la cárcel, no sería el primer caso de un expresidente de Latinoamérica que acaba así.
- Para cerrar el tema está la “indignación” de AMLO hacia el New York Times por la entrevista que le mandaron y la forma en que hizo públicos los datos personales de la periodista y con ello como la vulneró de forma directa. Ante esta ilegalidad fue que dijo la desafortunada declaración de que “su autoridad moral está por encima” y en realidad no es cierto. Ninguna “autoridad moral” está por encima de la ley y además si es por peso, el NYT tiene mucho más prestigio (autoridad moral) y lo ha tenido por mucho más tiempo que AMLO.
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Es difícil pensar que López Obrador se equivoque tanto en tan poco tiempo, es difícil que alguien de plano declare que está por encima de la ley… lo curioso es que sus errores dejan clara una disyuntiva: o en realidad está por encima de la ley o debe acabar en la cárcel. El vínculo con el crimen organizado, la injerencia en el Poder Judicial y la consigna contra la libertad de expresión al exhibir datos personales son delitos, y al menos dos de ellos reconocidos y presumidos por el Presidente.