A nivel internacional, la política global estuvo dominada por tensiones geopolíticas que afectaron a la economía, la seguridad y el medio ambiente. La guerra en Ucrania continuó siendo un tema central, con implicaciones tanto para Europa como para el resto del mundo.
En el continente americano, las elecciones en Estados Unidos fueron otro foco de atención. En noviembre, los ciudadanos estadounidenses acudieron a las urnas resultando electo por segunda vez, Donald Trump con el inesperado voto de latinos y mujeres. Esta elección tendrá impactos más allá de Estados Unidos, destacadamente en Canadá y México, pero también en la posición de ese país respecto a conflictos como el de Ucrania y el Israelí-Palestino.
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El ascenso de China como potencia económica y tecnológica continuó marcando el ritmo de la política global. Las tensiones en el estrecho de Taiwán y la creciente competencia con Estados Unidos fueron temas recurrentes en la agenda internacional. Al mismo tiempo, la región enfrentó retos importantes relacionados con el cambio climático, como inundaciones y desastres naturales que afectaron a millones de personas.
Corea del Sur vivió un proceso político crítico con el impeachment del presidente Yoon Suk-yeol, quien enfrentó acusaciones de abuso de poder y corrupción. Su destitución generó un cambio significativo en la política interna del país y afectó su relación con aliados como Estados Unidos y Japón en un contexto de crecientes tensiones en la región.
En Siria, la caída del presidente Bashar al-Assad marcó un punto de inflexión en la política de Medio Oriente. Su derrocamiento, tras años de guerra civil y una creciente presión internacional, dejó al país en una situación de inestabilidad que tendrá repercusiones para la región, incluyendo un aumento en la migración y la reconfiguración de alianzas políticas y militares.
A nivel global, en 2024 se celebraron elecciones en 64 países, incluyendo Estados Unidos, India, Sudáfrica y México. Estos procesos electorales reflejaron cambios políticos significativos y, en algunos casos, consolidaron liderazgos que definirán el rumbo de sus regiones en los próximos años.
En el ámbito multilateral, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) celebrada en Emiratos Árabes Unidos buscó avanzar en la implementación de los compromisos asumidos en el Acuerdo de París. Aunque se lograron algunos acuerdos relevantes, como el financiamiento para la adaptación climática en países en desarrollo, los avances fueron limitados frente a la magnitud del problema.
En términos económicos la economía global creció 2.9%, impulsada por la recuperación post pandemia en algunas regiones, pero afectada por tensiones comerciales y conflictos armados. La inflación promedio mundial se situó en un 5.2%, con países en desarrollo enfrentando los mayores retos en este ámbito. Los precios del petróleo se mantuvieron volátiles, oscilando entre 75 y 85 dólares por barril, mientras que el comercio global experimentó una desaceleración en comparación con años anteriores.
2024 también fue testigo de movimientos sociales que reclamaron mayor inclusión, justicia social y equidad en distintos países. Por ejemplo, en Francia, millones de ciudadanos se movilizaron contra la reforma a las pensiones que elevó la edad de jubilación. En Chile, las comunidades indígenas Mapuche intensificaron sus demandas por autonomía y derechos territoriales, logrando acuerdos históricos con el gobierno. En Irán, las protestas lideradas por mujeres continuaron exigiendo derechos fundamentales y mayores libertades, a pesar de la represión gubernamental.
En resumen, en 2024 los retos complejos que enfrenta el mundo exigen respuestas coordinadas y sostenibles, en tanto el nacionalismo y el proteccionismo parecen estar cobrando fuerza con liderazgo como el de Trump, la ultraderecha europea y los populismos. Veremos si en 2025 los incentivos para la cooperación se recuperan.