Trump ha anunciado quienes serán las gentes clave de su gabinete. El dominio del partido republicano en el senado hace previsible que serán confirmados sin dificultad. Los nombramientos son un buen indicador de la orientación que tomará la administración a partir del próximo 20 de enero.
Trump es pragmático, su prioridad es la lealtad en tiempo presente, olvidando viejos agravios para los que transitan a ser sus incondicionales. Cuando tiene definidos el qué y el cómo de sus prioridades, exige total subordinación. Pero deja mano libre a su equipo en múltiples asuntos estratégicos y operativos; serán ellos los que definan las opciones que le serán presentadas a él como presidente. Así que sus perfiles personales son importantes. Aquí se presentan los más destacados en la definición de las relaciones con Latinoamérica y México, en particular en materia de inmigración y seguridad.
Marco Rubio, Secretario de Estado. Rubio se hará cargo de la política exterior norteamericana. Tiene posiciones muy duras en contra de China e Irán a quienes considera los principales rivales de Estados Unidos y buscará contrarrestar la influencia de China en Latinoamérica. Por otra parte, reproduce la posición de Trump indiferente a Ucrania y a favor de ponerle fin a esa guerra.
Te podría interesar
Con Rubio el mensaje es que se le pondrá más atención a Latinoamérica y en ello tendrá bastante influencia. Endurecerá las sanciones contra Cuba, Venezuela y Nicaragua. Al presidente de Colombia lo tachó de simpatizante terrorista por romper relaciones con Israel por el genocidio en Gaza. Habla de responsabilizar a Lula, el presidente de Brasil por su amistad con el partido comunista chino.
Acusó a López Obrador de haber entregado medio territorio al crimen organizado y de ser apologista de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Trump califica a Rubio de guerrero intrépido que no retrocederá ante los adversarios de Estados Unidos. Cabe esperar que refuerce las presiones de todo tipo sobre los países que considera de izquierda o simplemente no simpatizantes de Estados Unidos.
Tom Homan, “Zar de la frontera”. En su posición de director interino (porque nunca fue confirmado por el senado) del Servicio de Inmigración y Aduanas en la primera administración de Trump, diseñó la cruel política de separar a miles de niños de sus familias. Organizó redadas de inmigrante, enjauló a miles en condiciones inhumanas y promovió acusaciones judiciales contra líderes de inmigrantes en las “ciudades santuario” que recibieron con benevolencia a los indocumentados. Ahora Homan estará a cargo de cumplir con la promesa de Trump de deportar “a todos los extranjeros ilegales a sus países de origen” y se compromete a organizar la mayor deportación de la historia norteamericana. Con él a cargo todo indocumentado está en riesgo de ser detenido y deportado de manera imprevista; cundirá el pánico entre 11 millones de indocumentados mexicanos.
Trump no lo propone para un puesto que requeriría la confirmación del senado porque sería interrogado públicamente sobre su estrategia anterior y futura. De nueva cuenta Trump evade la supervisión del senado creando una posición nebulosa que lo protege del escrutinio senatorial y público pero desde la que tendrá un gran poder.
Kristi Noem, Departamento de Seguridad Nacional. Se encargará de la lucha contra el terrorismo; el servicio secreto y la seguridad fronteriza y cibernética, inmigración y aduanas. A lo largo de la campaña repitió continuamente el mensaje de Trump de deportar a 11 millones de indocumentados. Declaró que una invasión venía del sur y que en todos los 50 estados norteamericanos los carteles de la droga perpetúan la violencia; son el enemigo común.
Como ejemplo de su carácter decidido dijo haber matado al perro de la familia porque atacó a las gallinas, también de la familia. Acusó a los líderes indígenas norteamericanos de obtener beneficios de los carteles de la droga y en respuesta se le prohibió entrar a nueve reservaciones indígenas del estado en que era gobernadora, Dakota del Norte.
Stephen Miller. Subjefe de gabinete y asesor del Departamento de Seguridad Nacional. Fue un decidido defensor de las estrategias antiinmigrantes de Homes y ayudó a depurar, es decir despedir, a los encargados fronterizos que no eran suficientemente agresivos contra los migrantes. Entre sus planes se encuentra la creación en vasta escala de campos de detención de migrantes mientras esperar el procesamiento administrativo de sus casos y los vuelos de expulsión. Para esta estrategia Trump redirigiría recursos financieros del presupuesto militar, tal y como lo hizo en su primera administración.
Miller, Homes y Noem configuran la triada de los más rudos ejecutores de la futura política de inmigración norteamericana. Miller, en su posición dual se hará cargo de definir los contornos generales de la política de inmigración estadounidense; Homes diseñará los detalles operativos y Noem se encargará de instrumentarlos.
Trump intentará acabar con el derecho a la ciudadanía de los hijos de indocumentados e impedir que se les entreguen documentos legales como número de seguridad social y pasaportes. Lo que hace pensar que es una estrategia de efecto retroactivo que pondrá en riesgo la ciudadanía de, tal vez, millones de hijos de indocumentados.
No obstante, Miller ha declarado que, aunque les gustaría reestructurar el marco legal, todos los pasos de la nueva estrategia antiinmigrante se basan en la normatividad existente y fueron diseñados para operar sin necesidad de una nueva legislación. Esperan enfrentar demandas legales y se defenderán con el control de la Suprema Corte y mayor influencia en todo el aparato judicial.
Ken Salazar, el embajador norteamericano en México acaba de señalar que la estrategia de abrazos no balazos no funcionó, que la coordinación bilateral falló porque el presidente anterior no quiso recibir apoyo de los Estados Unidos, que las muertes se ven dondequiera y que al decir que no hay problema se niega la realidad; dijo también que hay corrupción en la policía y México tiene que invertir más en seguridad. Hay que trabajar, dijo, de manera coordinada, incluyendo a los gobiernos estatales.
México expresó su extrañamiento diplomático al mensaje de Salazar y la presidenta Sheinbaum lo critico porque un día dice una cosa y después otra. Sin embargo el nuevo tono del embajador indica que sabe leer la nueva realidad política norteamericana. Vedant Patel, el vocero de la Casa Blanca lo respaldó al decir que el embajador fue muy claro y que la cooperación con México en materia de seguridad es una prioridad para Estados Unidos.
¿Estamos de este lado leyendo la nueva realidad? Ojalá el gobierno de México este diseñando planes de contingencia.