La violencia de género ha adoptado nuevas formas devastadoras. América Latina y el Caribe, una región ya afectada por altas tasas de violencia de género, enfrenta ahora un creciente problema: el uso indebido de tecnologías emergentes para perpetrar actos de violencia, como el de compartir imágenes íntimas y la generación de contenido abusivo mediante inteligencia artificial (IA).
En México, una joven de 19 años se convirtió en víctima de ciberacoso cuando su expareja compartió imágenes íntimas de ella en redes sociales sin su consentimiento. En Ecuador, la policía identificó un grupo de estudiantes que utilizaba software para crear y distribuir imágenes abusivas simulando a sus compañeras generadas por IA. Mientras que, en Honduras, una campaña falsa para reclutar modelos para una marca de ropa logra obtener fotos íntimas de mujeres menores de edad para después venderlas en grupos y foros ilegales.
Según un informe de la ONU 58% de las mujeres en América Latina han experimentado algún tipo de violencia en línea. La inteligencia artificial, que tiene la capacidad de generar imágenes y videos hiperrealistas, se ha convertido en una herramienta para los delincuentes. Estos avances tecnológicos, aunque tienen aplicaciones positivas, también facilitan la creación y distribución de material abusivo sin necesidad de víctimas reales, lo que complica su detección y regulación.
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Mientras estas tecnologías ofrecen enormes beneficios, su mal uso plantea serios desafíos éticos y legales. La legislación actual en muchos países de América Latina no está preparada para abordar estos delitos emergentes. Además, existe un desafío en equilibrar la libertad de expresión y la protección de las víctimas. Es esencial desarrollar marcos legales más robustos y sensibilizar a la sociedad sobre estos riesgos.
Para enfrentar estos desafíos, es crucial una colaboración transnacional y la actualización de las legislaciones nacionales. La educación digital y la concienciación son fundamentales para prevenir el abuso. Además, se necesita invertir en tecnología para detectar y eliminar contenido abusivo, protegiendo así a las posibles víctimas. Por ejemplo, un proyecto de la Universidad de los Andes en Colombia busca utilizar la IA para identificar casos de abuso en línea, identificando patrones de texto, imágenes, y comportamiento de las víctimas.
En conclusión, la violencia basada en género en el entorno digital nos deja con una realidad preocupante en nuestra región, donde las tecnologías emergentes, si bien prometedoras, también abren nuevas avenidas para la violencia de género. Una respuesta eficaz requiere una combinación de conciencia social, regulación legal adecuada y cooperación internacional.
Fuentes:
ONU Violencia contra las mujeres https://dominicanrepublic.un.org/es/255329-onu-alerta-sobre-acoso-y-agresiones-en-l%C3%ADnea-como-nuevas-formas-de-violencia-contra-las
Programa Aulas en Paz https://www.end-violence.org/articles/using-ai-tools-end-online-child-sexual-abuse-and-exploitation-latin-america