Los y las estudiantes organizados siempre han sido una gran fuerza política que empuja cambios y transformaciones tanto en su ámbito educativo y en sus espacios de acción como en la sociedad en su conjunto. En nuestra memoria colectiva están presentes movimientos como los del 68, el del Consejo General de Huelga en la UNAM en 1999 y más recientemente las movilizaciones juveniles y estudiantiles del #YoSoy132 y por la aparición de los normalistas de Ayotzinapa. La potencia estudiantil ha construido una acción colectiva que les permite ser actores en determinadas coyunturas, sabiendo leer y recoger las demandas y disputas políticas de su tiempo.
Para comprender cuáles son los elementos que constituyen la cultura política de los movimientos y activismos estudiantiles (MAE) desde el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad hemos desarrollado una investigación colectiva y colaborativa que nos permita profundizar en el conocimiento de los MAE y sumarlo a los hallazgos que hemos encontrado con los casos del movimiento magisterial democrático, los movimientos de derecha y los movimientos feministas, con lo que podremos dar cuenta de la pluralidad de culturas políticas que existen en México.
La cultura política es el conjunto de valores, principios, saberes, conocimientos y emociones de los sujetos que inciden en sus práctica y trayectorias políticas, así como en sus visiones de mundo y de sociedad, tanto en lo individual como en lo colectivo, orientando su praxis a la búsqueda y pertenencia a proyectos políticos y horizontes utópicos. Para lograr conocer estos elementos nuestro estudio incluye: un análisis de lo que se ha escrito sobre el tema; un estudio histórico para entender que los MAE forman parte de un continuum histórico; y un estudio cualitativo que contempla una etnografía digital y presencial que incluye la observación, la realización de entrevistas y la obtención de testimonios en sus actos públicos y de protesta. Con base en ello compartimos a continuación algunos hallazgos preliminares de las entrevistas que hemos realizado a un conjunto amplio y plural de estudiantes que pertenecen a colectivos y colectivas de 6 universidades e instituciones de educación superior en la Ciudad de México.
En primer lugar, es importante señalar que la igualdad, la justicia y la solidaridad –como valores históricos de la lucha estudiantil– siguen vigentes en los MAE defendiendo el principio de gratuidad de la educación. Aunado a ello los MAE construyen otros valores como la empatía, el cuidado y la amistad, ligados fuertemente al entorno de violencia que enfrentan en distintos contextos y espacios. Destacan emociones como la indignación, el dolor, el miedo, la alegría, la rabia o la esperanza que, en ocasiones propician e incentivan la organización, mientras que en otras la limitan.
En segundo lugar, es de destacar que en los MAE es posible observar la conformación de diversas identidades políticas, moldeadas por sus referentes teóricos e históricos de participación. Su unidad y acción se basa cada vez menos en una ideología compartida que en la acción concreta frente a problemas comunes. La falta de una ideología compartida no implica la ausencia de ideologías en algunos grupos, o que un colectivo plural no cuente con jóvenes que tengan sus propias ideologías. Las posiciones políticas e ideológicas divergentes no representan un obstáculo para realizar las acciones. Tampoco constituyen un requisito previo para la participación, en la que las redes socio digitales ocupan un lugar central.
Dentro de las prácticas políticas de los activismos estudiantiles resaltan las críticas que realizan a las formas tradicionales y antidemocráticas de hacer política, mostrando su oposición a modelos jerárquicos de organización. En contraparte buscan en su militancia fomentar el diálogo, la deliberación democrática y la horizontalidad. La búsqueda de la democracia los lleva a decidir estrategias de acción también de forma democrática como los paros, las movilizaciones, los tendederos o las mercaditas.
En tercer lugar, es posible identificar en los MAE una visión crítica de la sociedad, la educación y la democracia que pasa por su posición crítica hacia el capitalismo, reconociéndolo como un sistema que produce las múltiples violencias que enfrentan cotidianamente y las desigualdades socioeconómicas. Ello lo relacionan con problemas como la guerra, la crisis climática, el patriarcado y los distintos tipos de dominación y de pérdida de las libertades. Su visión crítica les permite ser conscientes de que sus luchas adquieren sentido cuando se vinculan al plano global, pero también al local. Los MAE se consideran herederos de las luchas estudiantiles históricas encontrando un sentido de continuidad en su práctica política. Un tema novedoso que surge de las narraciones es la salud mental como un problema que ocupa a las y los estudiantes organizados. Resultado del contexto de violencia, la precarización de la vida en el capitalismo, y la pandemia, entre otros factores, las y los jóvenes politizan a la salud mental entendiéndola como un asunto colectivo, no individual.
Por último, las utopías que nos compartieron en las entrevistas dibujan un porvenir libre de violencia, donde la ternura, el cuidado colectivo, la suavidad, no son sólo aspiraciones, sino pilares fundamentales de una sociedad justa e igualitaria. Otros testimonios apuntan a la construcción de un mundo más igualitario con una justa repartición de la riqueza, una sociedad libre de opresión y dominación, donde haya fraternidad y se alcance también el cuidado del ambiente y la justicia ambiental.
Esperamos seguir compartiendo hallazgos de esta investigación que apunta a comprender la manera en que los estudiantes organizados construyen y moldean su cultura política, lo que les permite tomar posición en las distintas disputas políticas y culturales.
Miguel Ángel Ramírez Zaragoza