Si Marcelo Ebrad guardaba alguna esperanza de ser el candidato de Morena, lo que resultaba difícil de creer en un político con su experiencia, tras los sucesos protagonizados por el Frente Amplio por México durante el mes de agosto, debió dar por cancelados sus anhelos presidenciales. Así sea que Movimiento Ciudadano, como se especula, esté esperando que haga público de facto (lo que era notorio “de hecho” desde hacía mucho) su rompimiento con el partido lopezobradorista para poder lanzarlo como su candidato, sus posibilidades de acceder a la primera magistratura del país serán, me parece, ínfimas. Sabido es que Ricardo Monreal y Gerardo Fernández Noroña desde el principio fueron figuras de relleno para mostrar que había competencia interna (y Manuel Velasco aprovechó la coyuntura para obtener algunas prebendas), pero como movían (y mueven) tan poco los ánimos populares y no suponían una fuerza real para quitarle votos a Ebrad, se lanzó al ruedo a Adán Augusto López, quien en opinión de algunas personas sería, finalmente, el candidato del primer López. Pero ni uno ni otro, la encuesta, no arrojó ninguna sorpresa, el resultado estaba cantando desde días atrás: Claudia Sheimbaum obtuvo el triunfo y es ya la candidata, perdón, la “coordinadora de los comités de defensa de la 4T”.
Lo cierto es que si alguna posibilidad había de que Ebrad o López, el otro, pudieran obtener el favor de Andrés Manuel López Obrador y que los equilibrios partidistas internos se modificaran, esa se canceló el 31 de agosto cuando el Frente declaró como su candidata, perdón de nuevo, como “responsable de la construcción del FAM” a Xóchitl Gálvez. El destape de ésta ya había metido ruido al proceso interno morenista, pero su triunfo terminó de alterarlo. Del lado de la oposición coalicionada enfrentaron una situación similar, las aspiraciones de candidatos hombres se fueron quedando en el camino, entre ellas la del propio Alejandro Moreno que ni siquiera se atrevió a lanzarse a las primarias internas y las de Miguel Ángel Mancera que se apuntó y no obtuvo ni las firmas necesarias (a Gabriel Quadri o Francisco Javier García Cabeza de Vaca ni vale la pena mencionarlos). Santiago Creel y Enrique de la Madrid avanzaron a la segunda fase, pero éste último no llegó a la siguiente porque no alcanzó en las encuestas los porcentajes requeridos. Creel pasó en tercer lugar de las preferencias y optó por (o tuvo que) bajarse ante la visión de su inevitable derrota frente a la fuerza que cobraran Beatriz Paredes y la Gálvez. Sin duda prefirió negociar mientras tenía aún con qué hacerlo.
Ciertamente los cálculos internos de MC, ya fuera esperar a Ebrad o realmente lanzar a Samuel García –en una carrera meteórica–, apostándole a la posibilidad de obtener cifras positivas del voto joven, también deben haberse modificado. En efecto, a la presión que supone un posible rompimiento con el bastión más fuerte del partido, que es Jalisco, abona el coqueteo de Gálvez para atraerlo a su causa. Pero, aún asumiendo que no acepte la propuesta del FAM y considerando que no se atrevería a asociarse claramente (porque en lo oscurito es vox populi que lo está) con Morena, si decide ir sólo y quiere tener alguna posibilidad en la contienda, probablemente tendrá que decidirse a nombrar a una mujer como su candidata presidencial. Pues, especulando, si finalmente traiciona a su base y se decanta por Ebrad, o mantiene el apego al sello de la casa y lanza a García, en ambos casos, me parece, competirá sólo para poder negociar algunas posiciones en el Congreso y quizá alguna/s gubernatura/s, pero consciente de lo infructuoso de su candidatura, pues en la pulsada entre Claudia y Xóchitl las y los votantes tendrán que optar por una de ellas y no dispersar su voto dándolo a MC que no tendrá ninguna posibilidad real.
No cabe duda, la elección presidencial de 2024 se tiñe de rosa/violeta, la contienda será entre la “responsable de la construcción del FAM” y la “coordinadora de los comités de defensa de la 4T” (en el país de la simulación, simulemos), ya declaradas, finalmente, aunque lo sean desde ahora, como candidatas de sus partidos/coaliciones. Habrá que esperar a conocer qué camino sigue MC para saber si el escenario se tornará más complejo. Porque interesante se tornó a partir de que la oposición logró tener un par de aspirantes que movieran emociones y hoy, de cara al 2024, ya no está todo escrito, como lo pensaban o lo querían algunas personas. Lo que parece ya un hecho es que en el 2024 México tendrá una presidenta mujer.
* Fausta Gantús
Escritora. Profesora e Investigadora del Instituto Mora (CONACYT). Especialista en historia política, electoral, de la prensa y de las imágenes en Ciudad de México y en Campeche. Autora del libro “Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la Ciudad de México, 1867-1888”. Coautora de “La toma de las calles. Movilización social frente a la campaña presidencial. Ciudad de México, 1892”. Ha coordinado trabajos sobre prensa, varias obras sobre las elecciones en el México del siglo XIX y de cuestiones políticas siendo el más reciente el libro “El miedo, la más política de las pasiones”. En lo que toca la creación literaria es autora de “Herencias. Habitar la mirada/Miradas habitadas” (2020) y más recientemente del poemario “Dos Tiempos” (2022).