De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año alrededor de 700 mil personas en el mundo se quitan la vida y no se tiene certeza de un registro fidedigno, pero muchas más personas intentan hacerlo sin conseguirlo teniendo como consecuencia, en algunos casos, secuelas importantes en su salud.
El suicidio está concebido como un acto por medio del cual una persona se provoca la muerte de manera intencional. De acuerdo con la OMS existe un fuerte vínculo entre el suicidio y algún trastorno mental, sobresaliendo la depresión y el consumo de alcohol; seguido de situaciones como las de vivir en diversos conflictos, catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos, entre otros.
En México, de acuerdo con las estadísticas de defunciones registradas por el INEGI en 2022, publicado a finales del mes de julio de este año, se contabilizaron (de forma preliminar) 841,318 defunciones registradas, de las cuales, las clasificadas como presunto suicidio se estimaron en 2022 en 8,237; de estos 1,529 (18.6%) correspondieron a mujeres y 6,705 (81.4%) a hombres.
La tasa de defunciones registradas por suicidio por cada 100 mil habitantes nos muestra que de 2013 a 2021 ha existido un incremento importante, al pasar de un 5% al 6.6%; para el caso de las mujeres y dentro del mismo periodo, de 1.8% al 2.4% y para hombres del 8.3% al 11%. Sólo en el año 2022 se da una ligera disminución en estos tres indicadores al pasar a una tasa del 6.6% al 6.4% de manera general; del 2.4% al 2.3% para mujeres, y del 11% al 10.7% para los hombres.
Ahora bien, la tasa de defunciones por entidad federativa muestra que las mayores tasas durante 2022 se registraron en Yucatán, con 15.4%; Chihuahua, con 13.9%; Nayarit con 11.2%; Aguascalientes, con 10.3%, y Querétaro con el 9.8%. En tanto, los estados que presentaron las tasas más bajas fueron Baja California, con el 2.3%; Guerrero, con el 2.5%, y Ciudad de México con el 3%.
El INEGI reporta que las principales causas detectadas de suicidio destacaron las lesiones atribuidas por ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación con 7.001 casos (85%), seguido de envenenamiento por exposición a sustancias nocivas con 448 casos (5.4%). Los grupos de edad donde se registró la mayor incidencia fue de 15 a 24 años y de 24 a 35 años, con un 24.4% y un 27.6%, respectivamente.
El Estado de México se ubicó por debajo de la media nacional al registrar una tasa de defunciones por suicidio por cada 100 mil habitantes del 5.7%. No obstante, esta cifra no es de ninguna manera un resultado positivo, al contrario, refleja una problemática social que hay que atender de inmediato. De hecho, el INEGI reporta que existe información registrada en los certificados de defunción que se encuentran clasificados como “eventos de intención no determinada”, es decir, la defunción no permite clasificar la muerte como homicidio, accidente o bien, como un suicidio. En México se presentaron 5,971 casos como estos, de donde justamente el Estado de México fue de la segunda mayor entidad en 2022 con 1,280 casos (21.4%).
Por ello, ante el Día Internacional para la prevención del suicidio que se conmemora el 10 de septiembre, de acuerdo con la. Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y respaldado por la OMS que, para este 2023 han establecido el tema: “Crear esperanza a través de la acción”, se hace un llamado a la acción colectiva para abordar este problema de salud pública.
El Estado de México instrumenta diversas políticas públicas para atender esta problemática como, por ejemplo, las registradas por el ISSEMyM que establece tres protocolos de intervención, el primero a personas con comportamientos suicidas, el segundo a aquellos con un intento frustrado y, en tercer lugar, a familiares de personas que han sufrido suicidio consumado.
Por ello, es tiempo de atender urgentemente esta problemática. Primero, ante la entrada de una administración pública estatal resultará muy importante la revisión de todas las políticas que se han instrumentado para la atención de este tema de salud pública. Segundo, desde la trinchera del Congreso del Estado de México, analizaremos la problemática y revisaremos el fortalecer las normativas establecidas en materia de salud para adicionar y reformar el engranaje jurídico que permita crear directrices para la atención de esta problemática y para dar cauce a la generación de diversas políticas que instrumenten tanto la administración estatal como las municipales.