RUMBO A LAS ELECCIONES DEL 2024

Y ahora, ¿qué sigue?

Las candidaturas llegan con una anticipación de casi nueve meses, esto es demasiado tiempo para cualquiera y se corre el riesgo de sufrir desgaste y que el electorado caiga (todavía más) en el hartazgo. | Carlos Gastélum

Escrito en OPINIÓN el

Para cuando se publique este texto, y de no haber sorpresa alguna, ya conoceremos las dos candidaturas de las coaliciones electorales para la Presidencia de la República. La pregunta ahora es: ¿qué sigue?  

Las candidaturas llegan con una anticipación de casi nueve meses o, para ser exactos, 269 días a partir de hoy hasta la elección. El principal problema es que 269 días de promesas, mítines, reuniones, acusaciones, dinero, giras, aciertos, desaciertos, epifanías, ridículos, y todo lo demás, es demasiado tiempo para cualquiera. Corren riesgo de desgaste las candidaturas, y que el electorado caiga (todavía más) en el hartazgo

Quizás pudiera pensarse que, ante el temor de sanciones electorales implacables, las aspirantes guardasen prudencia y esperaran las fechas de precampaña y campaña. Pero, si la fórmula de las coordinaciones a nivel estatal ha aprovechado las zonas grises del marco jurídico para beneficiar a quien habrá de contender, sería iluso pensar que ahora suceda algo distinto. También: si alguna de las dos coordinadoras hace proselitismo, la otra replicará argumentando los principios de equidad de la tan maltratada legislación electoral.

Indistintamente de si estamos condenados al circo de las andadas presidenciales, otras circunstancias al interior de los partidos y coaliciones permitirán ir graduando las posibilidades de triunfo hacia el 2024

La primera será la definición de las candidaturas a las gubernaturas en ocho estados y para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Tan solo cinco entidades –CDMX, Jalisco, Veracruz, Puebla y Guanajuato–, concentran a un tercio del total nacional de la lista nominal de electores (el 31% o 29.8 millones de electores), por lo que las candidaturas locales pueden afectar la competitividad en la elección federal

Si bien el voto cruzado (votar por partidos o coaliciones distintas según el cargo) ha estado presente en algunas elecciones pasadas, lo que mostró 2018, y muy probablemente suceda en 2024, es que la polarización narrativa entre opciones electorales incentive a votar todo de un mismo color. Y es ahí en donde tener buenas o malas candidaturas en entidades con gran número de votantes puede hacer la diferencia.

Otra circunstancia serán los aspirantes de mayoría para el Senado y la Cámara de Diputados. Cada coalición necesitará segmentar los distritos y entidades en función de tres criterios: las que tienen seguras de ganar, las que tienen seguras de perder, y las que son posibles dar la pelea. Son estas últimas las que requieren no solo de figuras competitivas, sino también de propuestas y movilización territorial.

Una tercera es lo que suceda con la constelación de votantes y fuerzas políticas fuera de las dos coaliciones ya cantadas: los indecisos, los apáticos, los disidentes y los de Movimiento Ciudadano. Se ha mencionado bastante que el escenario para Morena es que lleguemos a una elección presidencial de tres candidaturas, en la lógica de que la coalición opositora y MC compiten por el mismo electorado. 

Si eso es así: mayor urgencia del trabajo fino del Frente para ver cómo atraen parte de ese partido, sobre todo tras la ruptura de Alfaro. Si eso es así: mayor urgencia para que Morena aplauda la participación de un candidato naranja propio. En el mismo sentido, atraer a las disidencias de las coaliciones (frentistas que se vuelven morenistas o emecistas, o figuras de esos partidos que busquen nuevo cobijo) son importantes para ir sumando no solo votos, sino operación, recursos y reputación. 

A 269 días del 2 de junio, todavía quedan muchas incógnitas por resolver: puede que en el camino la cohesión interna aliancista, las candidaturas periféricas a la presidencial, y la capacidad de atraer a otros espectros políticos fortalezcan o debiliten a las hoy coordinadoras de las coaliciones electorales